Regístrate gratis y recibe en tu correo las principales noticias del día

Veinte años de Ejército profesional y del adiós masivo a los 165 del servicio militar obligatorio

M. T. MADRID / EFE

ESPAÑA

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en Mali durante una visita al contingente militar español desplegado en ese país de África Occidental.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en Mali durante una visita al contingente militar español desplegado en ese país de África Occidental. Ballesteros | EFE

Las Fuerzas Armadas actuales disponen de 121.000 militares

08 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

De un Ejército «masivo» volcado en formar reclutas tras la Guerra Fría a uno profesional, centrado en la tecnología y aprendiendo en 16 países con los mejores. El fin de la mili hace 20 años ha dado paso a unas Fuerzas Armadas donde la calidad prima sobre la cantidad.

«Es oportuno en este momento proceder a la suspensión del servicio militar obligatorio». El 9 de marzo del 2001, el Gobierno plasmó esta frase en el real decreto que adelantaba al 31 de diciembre de ese año el fin de la mili. Terminaban así 165 años de un Ejército enfocado en enseñar, con miles de jóvenes que pasaban cada año por sus cuarteles y engrosaban luego las listas de reservistas por si se declaraba una guerra.

«El esfuerzo de las unidades era recibir a los reclutas que llegaban sin ninguna formación para que, cuando se fueran, estuviesen preparados para actuar en un conflicto», explica el coronel José Pardo de Santayana, analista del Instituto Español de Estudios Estratégicos y experto en historia militar. Para Santayana, se trataba de «un proceso educador» en el que las unidades «no estaban nunca del todo operativas para salir a operaciones». «Era el modelo antiguo de Ejército masivo», una realidad militar que ha desaparecido porque «el volumen no juega ya un valor tan importante». 

Calidad más que cantidad

Ahora, los alrededor de 121.000 militares profesionales están más especializados. «La calidad cuenta más que la cantidad», apunta el coronel, para quien el cambio era inevitable ante la tecnificación de las Fuerzas Armadas y la irrupción de robots, drones o ataques en el ciberespacio que requieren de una formación muy concreta.

Otra de las razones que empujaron a su profesionalización, destaca, es que 20 años atrás el Ejército era «impopular». En el 2000, un 80 % de los españoles apoyaban el fin de la mili y valoraban con un 6 sobre 10 la profesión de militar, nota que ha aumenta hasta el 6,7 en el 2017, según el CIS.