El adelanto electoral en Madrid impacta de lleno en el Gobierno de coalición
ESPAÑA
Sánchez apuesta por una minicrisis para lanzar un mensaje de estabilidad
29 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.Pedro Sánchez acometerá este martes, obligado por la decisión de Pablo Iglesias de liderar la candidatura de Unidas Podemos en Madrid, la segunda remodelación del Consejo de Ministros en apenas dos meses. Y de nuevo limitará al mínimo exigible por las circunstancias, según aseguran en la Moncloa, los cambios, que también afectan a dos secretarías de Estado socialistas. Su intención es que la marcha del vicepresidente segundo no altere en exceso la hoja de ruta marcada, que pasa por llegar al 2023 con la coalición intacta.
Los principales asesores del presidente del Gobierno aseguran que independientemente de lo que ocurra en los comicios convocados para el 4 de mayo por Isabel Díaz Ayuso no hay, y no la ha habido nunca, la mínima intención de adelantar las elecciones generales, y que tampoco existen, en parte por esa misma razón, incentivos para realizar una crisis de calado. No, mientras la lucha contra la pandemia siga condicionándolo todo.
Los socialistas no ocultan que su deseo es llegar a las próximas generales con la economía ya recuperada tras la implementación completa de los planes de vacunación y el aprovechamiento de los fondos europeos de recuperación (cuya fecha de llegada está ahora en el aire después de que el Tribunal Constitucional alemán paralizara el viernes su ratificación). Creen que es la única manera de que las siglas del PSOE salgan reforzadas. Hoy por hoy, según admiten, sus sondeos apuntan, en el mejor de los casos, a una subida de doce escaños que no les libraría de la dependencia de Unidas Podemos.
Sánchez, economista de formación, siempre ha tenido el anhelo, además, de ser el presidente que acabara con el estigma de que la izquierda gestiona peor la economía. De ahí que también considere que es preciso aguantar, aunque sea con tensiones internas para ahormar una mayoría cómoda en el Congreso, y que se esfuerce en transmitir un mensaje de estabilidad que contrarreste el coste de contar con unos socios que se mueven en posiciones extremas. Sobre todo ahora que aspira a ganarse en Madrid al votante desencantado de Cs.
El líder del PSOE -que ha llevado a las listas del PSM a su secretaria de Estado de Migraciones, Hana Jalloul, y a la de Deporte, Irene Lozano- aceptó casi sin peros la remodelación del Consejo de Ministros que le dio hecha Iglesias el día que anunció su salto a la política madrileña. La única pega fue que, al hacer vicepresidenta a la titular de Trabajo, Yolanda Díaz, hay que ajustar la estructura del Gobierno para que Nadia Calviño esté por delante en orden de prelación.
Nueva convivencia
Díaz aceptó. El miércoles, será ya vicepresidenta tercera e Ione Belarra, secretaria de Estado y una de las dirigentes de Unidas Podemos más críticas con el PSOE, pasará a ser titular de Derechos Sociales. Iglesias quería que este cambio se retrasara hasta finales de abril, pero la ley electoral madrileña -en la que ni siquiera había reparado hasta que el martes un sociólogo alertó de la incompatibilidad de su cargo con el de candidato- se lo impide.
Nadie se atreve a dar por sentado que con Iglesias fuera, la convivencia en la coalición vaya a mejorar. Algunos temen que el secretario general de Unidas Podemos se sienta aún más libre para presionar al Ejecutivo con unas maneras que en el PSOE consideran propias de la oposición. Ayer, recibió el respaldo del 95,48 % de los 13.427 inscritos que votaron en las primarias, un 44 % de los inscritos verificados que podían participar, para liderar la candidatura. Por lo pronto, la pelea por la ley de vivienda, que no podrá culminar desde dentro, ya ha saltado a la campaña electoral madrileña.