Gabilondo reclama un cordón sanitario para aislar a Vox y salvar la democracia
ESPAÑA
Casado pide la vuelta a la concordia y abandonar la radicalidad y la polarización
27 abr 2021 . Actualizado a las 05:00 h.Aún antes de que se conociera que la ministra de Industria, Rayes Maroto, había recibido un sobre con una navaja ensangrentada enviada por una persona con problemas psiquiátricos, el PSOE ya había elevado el tono de su discurso electoral. El candidato, Ángel Gabilondo, reclamó un «cordón sanitario» para «salvar la democracia» y que Vox no acceda a las instituciones. Y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, escribió: «¡Basta! No vamos a permitirlo. No vamos a dejar que el odio se apodere de la convivencia en España». Los socialistas saben que el creciente envenenamiento del clima político puede ser el último tren para dar la vuelta a los pronósticos de las elecciones del 4 de mayo. Han hecho suyo el lema de «democracia o fascismo» lanzado por el candidato de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, mientras Gabilondo busca la demonización de Vox y denuncia la supuesta complicidad del PP con su equidistancia.
La pandemia, las colas del hambre, los despidos o la crisis económica han desaparecido del debate electoral en un pestañeo.
La derecha y la extrema derecha, afirmó el candidato del PSOE, quieren «una sociedad uniforme» en la que los demás «sobran». La vicesecretaria general de los socialistas, Adriana Lastra, recurrió a un lenguaje años treinta del siglo pasado y rememoró el «no pasarán» de Dolores Ibarruri, la Pasionaria, para arengar a la resistencia madrileña frente a las tropas franquistas en la Guerra Civil. «No vais a pasar ?advirtió Lastra-. Se acabó. Esto va de democracia [...] Hay que frenarlos. Llamo a todo el pueblo de Madrid frente a las amenazas, frente al fascismo», clamó la número dos del PSOE. La amenazada Reyes Maroto denunció que «hoy todos los demócratas estamos amenazados de muerte si no paramos a Vox en las urnas». El ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska insistió en que las elecciones van «de fascismo o democracia».
Una estrategia que no todos entienden en el PSOE. Sobre todo cuando en los primeros compases de la campaña se optó por el mensaje comedido en busca del votante de Ciudadanos, con promesas de congelación fiscal y el rechazo a extremismos como el de Iglesias. El volantazo, a pesar de que existe consenso interno sobre la necesidad de no minimizar las amenazas, es poco creíble, dicen las voces críticas. El PSOE compite en dureza con Unidas Podemos y Más Madrid en la respuesta a Vox y al PP, un discurso inverosímil en un candidato que presume de sosería y seriedad.
Apretar el acelerador
Pero el comité de campaña del PSOE, capitaneado por Iván Redondo desde la Moncloa, no parece dispuesto a levantar el pie del acelerador. Los sondeos detectan cierta mejoría para las fuerzas de izquierda ante el 4 de mayo, pero no para los socialistas, que ven como Más Madrid les come terreno poco a poco. En todo caso, una recuperación aún insuficiente para impedir otro Gobierno de Isabel Díaz Ayuso, según esas encuestas.
El PP, entretanto, intenta bajar el balón y desinflamar el discurso tremendista. Su líder, Pablo Casado, reclamó una vuelta a «la convivencia y a la concordia» y que se abandone «la radicalidad y la polarización». También sabe el presidente popular que una movilización general beneficiaría a las fuerzas de la izquierda.