Casado no quiere poner en peligro sus expectativas con otra foto de Colón

Ramón Gorriarán MADRID | COLPISA

ESPAÑA

EDU BOTELLA | EUROPA PRESS

El líder del PP acude a la protesta contra los indultos en medio de las dudas internas y sin el parapeto de sus barones moderados

13 jun 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El PP prepara la puesta en escena de Casado en la concentración de hoy en la plaza de Colón de Madrid para protestar contra los indultos a los líderes del procés. Pero también con incertidumbre sobre el acierto político de la presencia de su líder en un acto que Vox aspira a capitalizar, y en el que no contará con el abrigo de sus barones moderados.

Lo que iba a ser una protesta para calibrar el tamaño de la respuesta de la oposición a Sánchez lleva camino de ser un pulso entre las fuerzas de la derecha. El PP está sumido en un mar de dudas sobre la conveniencia de que Casado esté en el acto, aunque sea en segundo plano. Un dato que vendría a confirmar ese desasosiego es que el propio líder del PP evitó ayer cualquier referencia a la protesta de Colón durante un acto en Cartagena con alcaldes de su partido. Nadie llamó a las bases populares a sumarse a la protesta, que hubiera sido lo normal de tener las ideas claras. Otra pista del escaso entusiasmo es que el partido no ha fletado los autobuses que suele contratar para movilizar a los suyos. Todo lo contrario que Vox, que ha tocado a rebato para abarrotar la plaza de Colón.

La protesta convocada por la plataforma Unión 78, cuyas caras más conocidas son Rosa Díez, Fernando Savater y María San Gil, pilló al PP a contrapié. La idea de los populares era impulsar «una revolución silenciosa» con mociones en los 8.000 ayuntamientos del país, iniciativas en los parlamentos autonómicos y una ofensiva en el Congreso. Una respuesta institucional, «no en las calles», que buscaba dividir las filas socialistas, decían en la dirección popular.

Pero el 28 de mayo, Unión 78 convocó la protesta en Colón. El comité de dirección del PP presidido por Casado estaba convocado el 31 de mayo para decidir qué hacer. Poco antes de la reunión, la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, anunció su presencia en la concentración. Unas palabras que arrastraron a Casado porque, según fuentes populares, no podía permitir que Ayuso detentara la representación del partido. Si el PP respaldaba la protesta, Casado «no podía no ir», máxime después Abascal y Arrimadas confirmaran su presencia.

La foto de Colón

Las reticencias en la dirección popular proceden de la amarga experiencia de la manifestación en la misma plaza de Colón en febrero del 2019 para rechazar las conversaciones entre el Gobierno de Sánchez y la Generalitat con la intermediación de un relator. En aquella multitudinaria concentración se tomó la icónica foto de Casado, Abascal y Rivera, por entonces líder de Cs. La imagen dio argumentos a la izquierda para alertar de «la amenaza del trifachito» y movilizó a sus votantes en las elecciones celebradas dos meses después. Los populares no quieren arriesgarse a repetir la experiencia. Desde el 4-M en Madrid, Casado nunca ha tenido mejores expectativas.

La dirección del PP trabaja para que el «hasta aquí hemos llegado», que Casado arrojó a Abascal en la moción de censura de Vox, se plasme en hechos y se visualice entre los votantes. Pero el triunfo de Ayuso, con un discurso sin ningún guiño a la moderación, sembró la inquietud entre los defensores del giro centrista. Compartir hoy una protesta con Abascal va en la dirección contraria, no facilita el viraje centrista ni estimula a que se acerquen al PP socialistas desencantados.

En el sector de los reticentes están los barones más templados del partido, que no estarán en Colón. Feijoo, Mañueco y Moreno esgrimieron razones de agenda o personales para no acudir a un acto del que creen que solo Vox puede beneficiarse. Génova encajó las deserciones sin aspavientos y subrayó que los tres comparten el motivo de la protesta. Casado se ha visto así atrapado entre Ayuso y Feijóo. Defiende que quiere «la media» entre ambos, pero esta vez es la presidenta madrileña la que le ha marcado el paso.