La policía aceleró la detención del productor ante la sospecha de que intentaba poner a salvo sus bienes y marcharse al extranjero para siempre
06 ago 2021 . Actualizado a las 18:25 h.La Policía Nacional está convencida que José Luis Moreno, además de un mago del mundo de la televisión y el espectáculo, es un gran profesional del timo. En los informes y atestados que ha entregado al juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno a lo largo de este año dibuja al famoso productor y ventrílocuo como un especialista en el diseño de mascaradas para apropiarse del dinero de inversores privados y bancos.
De hecho, los agentes, con el beneplácito del titular del Juzgado Central 2, decidieron acelerar su detención, que preparaban a fuego lento desde hacía más de dos años, porque estaban convencidos de que se disponía a ejecutar su última gran función en España, la que le permitiría poner sus bienes a salvo de prestamistas y Hacienda, ignorar sus muchísimas deudas, y comenzar una nueva vida de multimillonario en el extranjero.
A las ocho de la mañana del 29 de junio los policías y la comisión judicial se plantaron ante la verja de la ostentosa mansión de Moreno en la población madrileña de Boadilla del Monte, preparados para el arresto y para horas de registro en el chalé de cuatro plantas, porque los indicios recabados desde el invierno apuntaban en ese sentido. Los investigadores estaban con la mosca detrás de la oreja desde febrero. Fue cuando el empresario, en una conversación con uno de sus socios que ignoraban que fuese grabada, aseguró que «me tengo que ir fuera de España urgentemente».
Su plan, como explicó, era «vender rápidamente» todas sus propiedades y marcharse al extranjero para siempre. Era algo definitivo. Un cambio total de vida, como él mismo describió. Los informes policiales posteriores indican que el plan de Moreno era volver a utilizar la ingeniería financiera para transferir todos sus bienes a una empresa pantalla a nombre de terceros y así asegurar su insolvencia de cara a los acreedores y el fisco.
Una fortuna oculta
A quienes leyeron la transcripción de las conversaciones no solo les pareció creíble sino una posibilidad de fuga más que segura para alguien del que creen que tiene ocultos y en propiedades sin vínculos directos entre 400 y 900 millones en otros países. De hecho, sería, pensaron, la solución a todos sus males. Tendría acceso sin los evidentes problemas de una repatriación clandestina a su capital en el extranjero, acabaría con su actual ahogo monetario, fruto de la obstrucción de sus habituales vías de financiación y del acoso cada vez más asfixiante de sus acreedores, y se alejaría del punto de mira de la justicia española. No parecía que temiese que lo fuesen a arrestar, pero no podía olvidar que ya habían detenido a varios de sus presuntos socios y colaboradores de los últimos años, lo que podía salpicarle. Como él mismo explicó a su amigo al confiarle su urgencia en expatriarse: «Fuera estoy muy organizado».
Aunque el productor ignoró los madrugadores e insistentes timbrazos de la comisión judicial, la policía saltó la valla de la finca el penúltimo día de junio y le leyó sus derechos en su propia habitación, donde les esperó en silencio para pedir la presencia de su abogado. Dos días después, cuando dejó la celda tras depositar un aval bancario para cubrir los tres millones de la fianza, estaba imputado por estafa, falsificación, blanqueo de capitales y delitos fiscales, además de por pertenencia a organización criminal.
El instructor, al menos inicialmente, ha dado credibilidad a los muchos indicios policiales que defienden que Moreno y la estructura que dicen que lidera habrían estafado al menos 50 millones a entidades de crédito, con la ayuda de los ejecutivos bancarios detenidos, y a inversores privados.
La gran víctima de este último grupo es un empresario argentino que la entregó 32 millones de euros para cofinanciar una superproducción televisiva internacional sobre Francisco de Asís, que Moreno prometió a bombo y platillo estrenar en enero del 2021, en la rueda de prensa celebrada en octubre junto a Jane Seymour y Denise Richards, y de la que aún no existe ni un minuto del piloto.
De los bancos o cajas habría conseguido unos 20 millones a través de préstamos -incluidos los del ICO para empresas castigadas por la pandemia-, líneas de crédito o pagarés en favor de sociedades con actividad ficticia a nombre de testaferros.