Muere Mikel Azurmendi, uno de los fundadores del Foro de Ermua y de la plataforma Basta Ya
ESPAÑA
Militante de ETA en su juventud, en la que entró en 1966, fue uno de los teóricos de la banda que evolucionó hacia el marxismo, rechazó expresamente el terrorismo y rompió con ella al año siguiente, tras ser derrotada su alternativa de dejar la violencia y transformarse en un partido
07 ago 2021 . Actualizado a las 22:31 h.El antropólogo y escritor Mikel Azurmendi (San Sebastián, 1942), exmiembro de ETA y uno de los fundadores y primer portavoz del Foro de Ermua, así como fundador también de la plataforma ciudadana contra el terrorismo Basta Ya, ha muerto a los 79 años, han informado esta madrugada fuentes cercanas.
La presidenta del Colectivo de Víctimas del Terrorismo (Covite), Consuelo Ordóñez, ha publicado en las redes sociales: «Fue un honor tenerte entre nosotros, gracias por tanto. ¡Buen viaje Mikel! Te queremos». En otro mensaje, Covite ha lamentado «mucho» la muerte de Azurmendi, a quien califica como «un ciudadano comprometido frente a ETA».
Mikel Azurmendi, antropólogo, escritor y profesor de universidad, nació en San Sebastián el 11 de diciembre de 1942, en una familia rural. Era licenciado en Filosofía por la Sorbona de París y doctor por la Universidad del País Vasco (UPV).
Militante de ETA en su juventud, en la que entró en 1966, fue uno de los teóricos de la banda que evolucionó hacia el marxismo, rechazó expresamente el terrorismo y rompió con ella al año siguiente, tras ser derrotada su alternativa de dejar la violencia y transformarse en un partido basado en las ideas.
Fue profesor de la Sorbona durante el franquismo y tras su regreso a España se postuló en contra de la Constitución y el Estatuto Vasco por considerar «que había fuerza para exigir más».
Profesor de Antropología social de la Facultad de Filosofía de San Sebastián (UPV) desde 1988, había sido objeto de continuas amenazas de ETA y víctima de un atentado frustrado contra su vivienda en San Sebastián, el 15 de agosto del 2000. Días antes del atentado, en una entrevista, Azurmendi había declarado su intención de abandonar el País Vasco e instalarse en Estados Unidos debido a la «insoportable presión» a la que estaba sometido.
Fue uno de los fundadores y el primer portavoz del Foro de Ermua, organización cívica creada en febrero de 1998 a consecuencia del asesinato del concejal de Ermua, Miguel Ángel Blanco por parte de ETA.
Al año siguiente, participó en la fundación de la plataforma «Basta Ya», iniciativa ciudadana que en su formación unía a personas de distintas ideologías, con el propósito de oponerse al terrorismo en cualquiera de sus formas, apoyar a sus víctimas y defender el Estado de Derecho, la Constitución Española y el Estatuto de Autonomía.
Constantemente amenazado por ETA, debido a su postura crítica con el nacionalismo vasco y su entorno, esta situación le obligó a abandonar el País Vasco a finales de agosto del 2000, y tras una breve estancia en EE.UU., volvió a España y fue nombrado, en noviembre del 2001, presidente del Foro para la Integración Social de los Inmigrantes, un órgano de consulta y asesoramiento del Gobierno.
Durante el año académico 2000-2001 fue «Visiting Fellow» en la Universidad de Cornell, en Nueva York.; Premio Hellman/Hammet de Derechos Humanos en el 2001, y Premio a la Convivencia 2001 por la Fundación Miguel Ángel Blanco.
Autor de varios libros en euskera, había publicado dos libros de poesía, una novela y un libro de cuentos infantiles, además de numerosos ensayos de antropología. En 1998 publicó «La herida patriótica», ensayo donde analiza la «identidad densa y absoluta» de los casi 200.000 vascos que se consideran en guerra y, que en ella, han olvidado la libertad individual y han generado que hoy «ser autóctono» sea «saber negociar con el miedo».
Siguió a éste, otro polémico ensayo titulado «Estampas de El Egido», (2001) un trabajo sobre la integración del inmigrante, en el que minimizaba los sucesos ocurridos en esa localidad almeriense en febrero del 2000. En el 2008 publicó «Tango de muerte», novela en la que recurrió a la ficción para constatar hechos reales que reflejaban el «dolor» que produce el terrorismo y la situación política en el País Vasco.