La erupción cumple dos semanas con un crecimiento al que no se le ve fin

Santiago Garrido Rial
Santiago garrido ENVIADO ESPECIAL / LA PALMA

ESPAÑA

Vecinos de La Palma observan la erupción del Cumbre Vieja
Vecinos de La Palma observan la erupción del Cumbre Vieja Miguel Calero | Efe

Levantan el confinamiento a más de 3.000 personas por la calidad del aire

03 oct 2021 . Actualizado a las 10:44 h.

A las 15.12 de hoy, hora canaria, se cumplirán dos semanas de la erupción del volcán en la zona de Cumbre Vieja, en el municipio de El Paso, abriendo una colada que siguió por el de Los Llanos, llevándose mil edificaciones, y terminando en la costa de Tazacorte, donde la lava ha creado una isla baja que ya está cerca de las 30 hectáreas de superficie. Catorce días y más de 80 millones de metros cúbicos de material después, es impredecible su final. Lo dicen todos los técnicos, entrevistados hasta la extenuación, y también los expertos que manejan los datos y la seguridad de La Palma en el puesto de mando. No ha parado de crecer en todos los aspectos, y esa jornada en la que parecía que se apagaba un poco, que algunos vieron como el principio del fin, solo fue un paso atrás para coger impulso.

Crecen, por ejemplo, los focos emisores de lava, esa que cae al mar tras dejar detrás más destrucción en caso de que se escape un poco a la vía abierta, que lo hace. ¿Y cuántas bocas hay? A veces, las informaciones son confusas. Stavros Meletlidis, geólogo y vulcanólogo griego del Instituto Geográfico Nacional, explicó ayer a La Voz que él prefiere hablar de puntos de emisión. En la parte superior del cráter, hay dos, de donde sale la principal erupción, con lava, ceniza, explosiones y humo. En el flanco oeste hay otro de colada de lava. Y el viernes aparecieron «otros dos puntitos de emisión de lava en la base del norte», cuya evolución están analizado. ¿Y las coladas? «Al principio, solo había dos coladas, la del norte y la del sur. La del sur se frenó en el encuentro con la principal, que es la que abrió el camino al mar», explica. Y las dos nuevas, convertidas ya en una, tuvieron ayer contacto lateral con la primera que emergió del volcán. Pero el vulcanólogo no es categórico: «La colada es dinámica, cambia con el tiempo. Puede haber más puntos emisores, se bifurca... No hay que obsesionarse con las bifurcaciones. Es un cuerpo en su conjunto» desde el punto de vista geológico, aunque obviamente esos caminos nuevos que puede coger tienen las implicaciones de engullir más casas.

El volcán es el gran punto de atención, junto con la cascada y esa isla nueva. Y el aire, que en la noche del viernes obligó a confinar a más de 3.000 personas (300 más ya lo estaban desde principios de semana), sobre todo del El Paso, medida que duró poco más de doce horas ante la buena evolución de las mediciones. Como las coladas, todo puede cambiar en cualquier momento. Los pequeños temblores no cesan, y la ceniza parecía dar ayer un respiro. En Los Llanos, en el centro, una excavadora cargaba toneladas de la calle al lado de unas terrazas llenas: la vida sigue.