Isabel Rodríguez, portavoz del Ejecutivo: «En el Gobierno no hay rivales, hay socios con un objetivo común»

Alberto Surio MADRID / COLPISA

ESPAÑA

La ministra de Política Territorial y portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, en rueda de prensa tras una reunión del Consejo de Ministros.
La ministra de Política Territorial y portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, en rueda de prensa tras una reunión del Consejo de Ministros. A. ORTEA / EUROPA PRESS

«Estamos ante otro escenario al de hace un año. Al virus hay que combatirlo de otra manera», afirma la ministra de Política Territorial

09 ene 2022 . Actualizado a las 08:14 h.

La ministra de Política Territorial, la socialista Isabel Rodríguez (Abenójar, Ciudad Real, 5 de junio de 1981), se ha convertido en la voz del Gobierno de coalición más comprometida con la negociación. «Somos inconformistas, tenemos alma de pacto», dice esta abogada de formación, convencida del poder de la palabra como principal arma política de un Ejecutivo al que llegó en verano y que se enfrenta en este mes de enero, justo en el ecuador de la legislatura, a otra prueba de fuego: conseguir en el Congreso el aval al acuerdo de la reforma laboral suscrito por los actores del diálogo social y que tantos recelos despierta en el resto del arco parlamentario.

—Una cuestión clave ahora es el acuerdo para la reforma laboral, cuestionado por el PP y también por sus socios nacionalistas. Yolanda Díaz intenta reconducir las diferencias con ERC, PNV y EH Bildu para ganar su apoyo. ¿Qué opina de este movimiento negociador?

—El presidente del Gobierno ha pedido formalmente a todos los grupos parlamentarios que den su apoyo a una reforma laboral pactada por primera vez en 15 años con los agentes sociales, que recupera derechos, que dignifica el trabajo y que deja atrás una contrarreforma impuesta unilateralmente por un gobierno de derechas. El Gobierno entiende que los grupos representados en el Congreso deben reconocer la legitimidad constitucional de este acuerdo porque es la propia Constitución en su artículo 7 la que reconoce a empresarios y sindicatos como actores de la planificación económica del país. Es deber del poder legislativo dar este reconocimiento a este acuerdo de país. Estamos seguros de que la mayoría de los grupos va a entender que es un acuerdo que trasciende las ideologías. Es una clave de bóveda para que España logre en 2022 crecer más y mejor.

—Pues van a tener que sudar la camiseta para sacar más síes que noes en la votación en el Congreso.

—La llevamos sudando toda la legislatura.

—¿Le preocupa que sea la vicepresidenta segunda Yolanda Díaz la que capitalice políticamente este acuerdo?

—Quienes van a capitalizar este acuerdo son los trabajadores y trabajadoras de España; es un acuerdo que formaba parte de los programas electorales de las formaciones que apoyan al Gobierno, intentar buscar la autoría no tiene sentido. Lo importante no es el autor, sino el PDF del BOE que se ha publicado. Dentro del Ejecutivo de coalición no hay rivales, hay socios con un objetivo común. Además, el resultado de un acuerdo logrado entre distintos siempre es mejor.

—La sexta ola del coronavirus vuelve a ser una prueba de estrés para la cogobernanza.

—La gestión de la pandemia ha sido una prueba de funcionamiento del sistema autonómico y del funcionamiento de los servicios públicos que han funcionado con éxito. Tanto desde el comienzo con la declaración del estado de alarma hasta el proceso de vacunación. La colaboración con las comunidades autónomas ha sido fundamental. Ahora estamos en otro escenario.

—El líder del PP, Pablo Casado dice que Pedro Sánchez se ha puesto de perfil respecto a esta pandemia y endosa la responsabilidad a las autonomías.

—Si algo ha demostrado el presidente es determinación.

—¿Descartan ustedes un nuevo estado de alarma o excepción si fuera necesario?

—Si algo estamos aprendiendo de esta crisis es que hay que extremar la prudencia. Estamos ante otro escenario al de hace un año. Al virus hay que combatirlo de otra manera.

«La reforma laboral no tiene color político, solo Casado está anclado en el no» 

La portavoz del Gobierno es optimista sobre la acción del Ejecutivo en el último año.

—¿Qué balance hace de 2021?

—Un balance positivo de un Gobierno que cumple. En el ecuador de la legislatura, cuando hemos cumplido el 50 % de nuestros compromisos, nos reafirmamos en la vía del diálogo y del acuerdo con un afán reformista de mejora y modernización. Destacaría tres elementos: los Presupuestos, la reforma de las pensiones y el acuerdo para la reforma laboral gracias al compromiso de sindicatos y agentes empresariales que han estado a la altura. Una reforma que no tiene color político. Tan solo el PP de Casado, que ha perdido el mínimo sentido de Estado, está anclado en el no. Y también subrayaría las excelentes cifras de recuperación del empleo y de la afiliación en la Seguridad Social.

—¿Tiene la sensación de que la recuperación cuesta que se perciba en la calle con la subida de los precios o la factura de la luz?

—Este es un Gobierno inconformista y esta es una crisis que nos afecta globalmente, que remueve los cimientos de todo. Pero el Gobierno también ha actuado con determinación para que este golpe sea amortiguado por las economías familiares.

—¿Es lenta la recuperación económica?

— Pues depende con qué la comparemos; si la comparamos con la crisis del 2008, que tardó 12 años en recuperar niveles de empleo y afiliación a la Seguridad Social, pues el balance es mucho mejor. Igual que si la comparamos con la cohesión social, la otra fue una crisis que dejó la mayor desprotección de los trabajadores de nuestra historia, con el mayor número de trabajadores en paro y sin ninguna prestación. Hemos articulado un mecanismo como el de los ERTE que ha dado cobertura a 3,3 millones de españoles, que hoy apenas superan los 100.000. La reforma laboral no será aislada, se inserta en otras reformas junto a la mayor inyección de inversión pública en 30 años que tienen que servir para modernizar España.

«Las palabras de Garzón no reflejan la postura del Ejecutivo en su conjunto» 

La polémica por las declaraciones del ministro de Consumo, Alberto Garzón, al diario británico The Guardian sobre las macrogranjas, en las que cuestionó esas grandes explotaciones y aseguró que «contaminan el suelo, contaminan el agua y después normalmente exportan una carne de peor calidad», ha provocado choques entre los dos partidos del Gobierno y ha vuelto a tensar las costuras de la coalición.

—¿No le preocupa de nuevo esa imagen?

—El Gobierno de coalición funciona y trabaja a pleno rendimiento y cumple con sus compromisos. Las consideraciones del ministro Garzón no reflejan la postura del Gobierno en su conjunto. Para el Gobierno, España no se entiende sin el sector ganadero, que se ajusta a los estándares de calidad de la UE y pone en el mercado nacional e internacional productos de excelencia y en el que conviven modelos de ganadería intensiva y extensiva que cumplen las estrictas normas de producción y de bienestar animal de la Unión Europea.

—¿Cómo entiende que las encuestas sean tan favorables al PP?

—El Gobierno está tan ocupado en abordar reformas, que no está atento a las encuestas. Quien solo se mide en las encuestas pierde la perspectiva de que lo importante en política es servir. El único salvavidas que tiene Casado es la crispación.

«La Generalitat ha de cumplir las sentencias, y no tengo ninguna duda de que lo hará» 

El Gobierno mantiene su apuesta por el diálogo con la Generalitat para superar el conflicto político en Cataluña.

—¿Le preocupa que se incendie la convivencia lingüística en Cataluña?

—Nuestra herramienta en la relación con Cataluña es el diálogo. Nuestros dos años de gobierno han servido para mejorar la convivencia. La lengua es un elemento de riqueza. No se puede utilizar nunca como un arma arrojadiza intentando arañar cuatro votos y hacerlo en las escuelas, que son espacios de convivencia.

—La Generalitat ha dicho que no va a cumplir esas sentencias...

—La Generalitat ha de cumplir esas sentencias. No tengo ninguna duda de que lo hará.

—¿Está el Gobierno ganando tiempo sabiendo que, al final, un acuerdo sobre la autodeterminación no va ser viable en la mesa de diálogo político con la Generalitat?

—Tras diez años de conflicto político, convertido en conflicto social, estamos ahora recuperando afectos y espacios. No tengo duda de que la prioridad del presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, ahora es parar al virus y dar respuesta sanitaria y económica al momento. Para nosotros era clave reconducir las relaciones institucionales y recuperar la normalidad institucional.