Salvador Illa: «El independentismo es el responsable del retroceso del uso social del catalán»
ESPAÑA
Entiende el «enfado» por el supuesto espionaje, pero se aferra al diálogo
24 abr 2022 . Actualizado a las 10:03 h.Salvador Illa (La Roca del Vallès, Barcelona 1966) fue durante meses el rostro político de la pandemia. Su visita a Galicia coincide con la retirada parcial de las mascarillas, y atendiendo a la decisión de su sucesora en el Ministerio de Sanidad muestra por completo su rostro, pero midiendo las sonrisas, porque no están las cosas para bromas. Para hablar deja el móvil apartado en la mesa.
—¿Ordenó el Gobierno de España espiar los teléfonos de dirigentes independentistas?
—El Gobierno de España no espía, dialoga, y me creo su palabra: no tiene nada que ver con esto. Hay que condenar todos los actos de espionaje político, salvo que sea con autorización judicial, así que respeto todas las decisiones de personas afectadas de iniciar procedimientos judiciales para esclarecerlo.
—Pere Aragonès no tiene tanta fe como usted y habla de «consecuencias». ¿A qué se refiere?
—Puedo entender su enfado, pero me parece que es el momento de ahondar en la vía del diálogo. Sin minusvalorar estos acontecimientos, me parece la única la vía para no volver a caminos de ruptura que no son buenos para nadie.
—El diálogo parece congelado, al menos entre líderes. ¿Hay contactos en segundos niveles?
—Me consta que sí. Hay un trabajo discreto, como se acordó, pendiente de una mesa de Gobiernos cuando se hayan madurado los acuerdos. Lo que echo de menos es que el presidente Aragonès lidere la mesa de partidos, lo que podríamos denominar el diálogo entre catalanes, que creo que reforzaría al resto de las negociaciones.
—Usted defiende un pacto por el catalán en la escuela, un asunto muy politizado y, probablemente, distorsionado. ¿Cuál es la situación?
—En la escuela de Cataluña siempre se garantizó que al acabar el aprendizaje los alumnos acreditaran el dominio del catalán y el castellano, incorporando una lengua extranjera más. Esto es lo que ha ocurrido, pero es verdad que en los últimos diez años ha disminuido el uso social del catalán, aunque no su conocimiento. Y también es verdad que algunos de los proyectos lingüísticos de las escuelas no reflejan lo que de verdad ocurre, que es garantizar al final el dominio de ambas lenguas. Como hay una resolución judicial que indica que como mínimo tiene que enseñarse un 25 % en castellano, creemos que este acuerdo facilita cumplir la sentencia y se adecúa mejor a la escuela catalana.
—Ese retroceso, que también está acreditado en Galicia, sorprende mucho más en Cataluña.
—Sé que el de las lenguas no es asunto sencillo y desconozco el caso del gallego a fondo como para opinar, pero lo que sí le puedo asegurar es que la responsabilidad del retroceso en el uso social del catalán es del independentismo, que gobierna en la última década. Y también de que se incumpla la ley del cine de Cataluña, que es del 2010. Eso no es culpa de España, ni del KGB, ni de la CIA. Por cierto, me gustaría que el PP, ahora que lo preside una persona que está al frente de una comunidad con lengua propia como Galicia, se sume a este acuerdo.
—¿Lo ha hablado con Feijoo?
—He hablado ocasionalmente con el líder del PP en Cataluña, y tengo pendiente hacerlo con más profundidad.
—Usted sería presidente de Cataluña si gobernase la lista más votada, ¿le gusta esa propuesta de Feijoo?
—A mí me parece bien el actual sistema, que gobierne el que tiene más votos en el Parlamento. No me parece tan bien hacer una propuesta así cuando solo te conviene a ti.
—Esa suma de fuerzas en el Parlament da sensación de fragilidad.
—Desde el respeto, creo que el problema que tiene el independentismo es que su proyecto político no obedece a un principio de realidad. En la pandemia hemos visto que hay que estar juntos, que el marco de decisión europeo es importante, y apartarse no es sensato. Lo vemos también con el ataque de Putin a Ucrania y a nuestros valores, que es mejor defenderlos juntos. Hay muchos secesionistas, sí, pero no hay una mayoría clara en Cataluña. Esa es su principal fragilidad. Cualquier observador aprecia esas tensiones entre el independentismo, que derivan en una acción de Gobierno muy débil. A los socialistas nos toca ofrecer una alternativa, pero abiertos a ayudar para no quedarnos atrás.
«En la pandemia salió lo mejor y lo peor de la sociedad»
El exministro Illa llega a la entrevista tras darse un paseo por las calles de Santiago.
—¿Qué le dicen los ciudadanos?
—La gente es respetuosa. Una señora me ha dicho esta mañana que no pierda el temple. Noto una reacción positiva, pero no creo que vaya dirigida a mí, sino a ese momento tan especial que vivimos todos los españoles y que exigió de todos dar lo mejor que tuviéramos. Yo solo fui una pieza, pero creo que fue un comportamiento colectivo decente. España se comportó con decencia y el tiempo puso las cosas en su sitio.
—¿Fueron decentes algunos contratos y comisiones por la compra de material sanitario?
—En esos días salió lo mejor y lo peor de la sociedad española. Lo mejor fueron los sanitarios y sectores esenciales jugándose la vida, y lo peor los que se aprovecharon de situaciones muy complejas. En aquellos momentos, con el mercado de suministros roto, seguimos trabajando, yo estoy contento con lo que hicimos.
—Hay tres altos cargos del Gobierno cercanos a usted investigados por algunos contratos.
—En el Ministerio vi mucha transparencia, profesionalidad y dedicación. Y la máxima colaboración para disipar cualquier duda. Estoy muy tranquilo al respecto.
—En un primer momento se centralizaron competencias, ¿qué hacía un ayuntamiento como Madrid comprando material?
—Muchos ayuntamientos e instituciones privadas compraron material porque lo necesitaban. Y hay una realidad, los precios estaban desbocados.
—¿Falló la cogobernanza?
—Yo creo que funcionó razonablemente bien. Hubo gente que pensó que nuestra estructura administrativa de gestión iba a ser una rémora, pero no fue así. Todos los países se vieron tensionados, pero en España lo hicimos bien. La cogobernanza tuvo sus momentos, y hay margen de mejora, pero el balance es positivo. Insisto, funcionó.
—¿También con Cataluña?
—No puedo hablar mal de ninguna comunidad. Ahora bien, no sé qué resuelve anticipar 24 horas la retirada de las mascarillas en los centros escolares, ahí me decepcionó el consejero catalán. Lo que nos da fortaleza es ir juntos, como cuando cerramos el ocio nocturno o decidimos regresar a las aulas.