
La directora del CNI era la número dos de los servicios secretos meses antes del referendo ilegal del 1-O
01 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Cuando aquel lunes 10 de febrero del 2020 Paz Esteban López tomó posesión del cargo, en la insulsa sede del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) muchos respiraron aliviados. Una de los suyos, una de la Casa, ahora sí y tras una interinidad de más de medio año, se convertía en la jefa de los más de 3.500 espías españoles. La llegada de una tranquila exanalista de larga trayectoria en los servicios secretos auguraba para casi todos el fin de los tiempos convulsos vividos durante la última etapa del general Félix Sanz Roldán.
Todos daban por supuesto que el ascenso de Esteban —la primera mujer y también agente al frente de los servicios secretos— iba a servir para devolver el perfil bajo al espionaje patrio. De hecho, dicen que ese fue el principal encargo que le hizo Margarita Robles. La ministra le pidió que sacara a la Casa del foco mediático en el que estaba instalada desde el 2017, a cuenta de la guerra entre Sanz Roldán y su archienemigo, el comisario José Villarejo. Pero que también había provocado que el nombre del CNI acabara arrastrado por los programas de la prensa rosa por el romance del rey Juan Carlos y Corinna Larsen.
Aquella imagen de espías en el dormitorio infligió un daño a la imagen exterior del CNI solo comparable al escándalo de las escuchas del Cesid (Centro Superior de Información de la Defensa), cuando en 1995 se destapó que llevaban casi una década espiando a políticos, empresarios y periodistas sin autorización judicial, y al jefe del Estado.
Aquel día en el que Esteban recogió el testigo de Sanz Roldán los recuerdos del escándalo de las escuchas del Cesid que costó las cabezas de Narcís Serra, Emilio Manglano y Juan Alberto Perote era una pesadilla lejana para la inmensa mayoría. Solo un reducido grupo sabía que el espionaje a independentistas estaba viviendo su momento álgido.
Esteban no era ajena. Desde julio del 2019, estaba al frente del CNI de forma interina. Pero ya desde junio del 2017 (cuatro meses antes del 1-O), era la número 2 de los servicios secretos como secretaria general del centro. Cuando en el 2016 el CNI se hizo con la licencia de Pegasus, era jefa del Gabinete Técnico, un puesto al que accedió en el 2010.
Esteban, nacida en Madrid en 1958, licenciada en Filosofía y Letras y experta en historia antigua y medieval, iba para bibliotecaria hasta que un familiar le ofreció trabajar en un «ministerio», que luego resultó ser el Cesid. Entró 1983 durante el mandato de Manglano. Lo suyo era ser analista de inteligencia exterior, sobre todo relacionada con la OTAN y el yihadismo.
En el CNI destacan el importante trabajo impulsado por Esteban en la «lucha de contrainteligencia» con Rusia.