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Pere Aragonès: «La confianza en el Gobierno de Pedro Sánchez está rota»

Cristian Reino BARCELONA / COLPISA

ESPAÑA

Animada charla entre Sánchez y Aragonés en su primer encuentro tras el escándalo de las escuchas
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Ambos presidentes aceptan reunirse para intentar reconducir la crisis del espionaje

06 may 2022 . Actualizado a las 21:55 h.

El presidente del Gobierno y el de la Generalitat rompieron ayer el hielo con una breve conversación en Barcelona. Lo hicieron casi tres semanas después de que estallara el caso de espionaje que afecta a una sesentena de independentistas y al día siguiente de que la propia directora del CNI reconociera en la comisión de secretos oficiales que la inteligencia española intervino, con autorización judicial, el móvil del propio Pere Aragonès.

Sánchez y Aragonès apenas hablaron cuatro minutos, mientras esperaban a la puerta de un hotel de Barcelona a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, galardonada por el Círculo de Economía. Fue el tiempo justo para que el jefe del Ejecutivo catalán trasladara al presidente español que la «situación es muy grave» y que hace falta «verse cara a cara».

Al final del acto, la Moncloa hizo público un comunicado en el que confirmaba que ambos dirigentes se «emplazaron a concertar una reunión» —aún sin fecha— para «resolver la situación». Sánchez accede así a una de las exigencias reiteradas del presidente de la Generalitat.

Fuentes del Palau de la Generalitat se mostraron escépticas, no obstante, respecto a las intenciones del Gobierno y sentenciaron que la situación «no cambia» mientras no se concrete el encuentro. El Ejecutivo central ha dado algunos pasos para intentar reconducir la crisis, pero de momento no lo ha conseguido.

Más bien podría decirse que la tensión está en su punto álgido, ya que al enfrentamiento de la Moncloa con los independentistas, hay que añadirle la pugna interna en la parte socialista del Gobierno, el encontronazo con sus socios de Unidas Podemos y el PP, desde fuera, pidiendo elecciones.

En estos momentos, las relaciones entre el Gobierno central y el Gobierno catalán, entre el PSOE y ERC, están bajo mínimos. Esquerra intentó la semana pasada tumbar el plan anticrisis del Ejecutivo y amenaza con hacerlo con próximos decretos y leyes del Gobierno.

Previamente, Aragonès alertó en Catalunya Ràdio de que «la confianza en el Gobierno está rota» y que las relaciones se están «degradando» a pasos agigantados. «Es evidente que lo que está pasando aleja la estabilidad» de la legislatura española, advirtió, sin llegar a reventarla. Un mensaje similar al que ya lanzó Gabriel Rufián, cuando avisó a Sánchez de que se está «cargando» su mandato o del propio Aragonès cuando alertó de que está «dinamitando» la vía de diálogo.

Listón muy alto

Además de un cara a cara, Aragonès exige explicaciones públicas a Sánchez, que autorice la desclasificación de las autorizaciones judiciales para espiarle, que impulse una comisión de investigación en el Congreso y que asuma responsabilidades, en forma de ceses, tanto de la directora del CNI como de la ministra de Defensa.

De no cumplir, amenaza con la inestabilidad parlamentaria, si bien esta ha sido una constante en la legislatura porque ERC ya votó, por ejemplo, en contra de la reforma laboral. El presidente ha situado el listón de las reclamaciones tan alto que hace irresoluble la crisis a corto plazo. Eso sí, sigue sin romper del todo.

El Gobierno catalán y ERC consideran que han tenido motivos más que suficientes para consumar el divorcio con el Gobierno. Pero no lo han hecho y en su entorno ya se empieza a escuchar que negociaron la investidura con Sánchez incluso cuando los presos del «procés» estaban en prisión. Los republicanos mantienen la puerta abierta al diálogo, a pesar de que sus socios de Junts y la CUP le reclaman que rompa con Sánchez.

El Gobierno también deja esa puerta abierta. En su intervención ante los empresarios catalanes y ante la atenta mirada de Aragonès, que no aplaudió su discurso, Sánchez reiteró su «firme voluntad» de seguir «avanzando» en el diálogo y la negociación. «Las turbulencias se superarán», se conjuró.

Sánchez tendió la mano a Aragonès, pero evitó de manera explícita el espinoso asunto que enfrenta a los dos gobiernos. Quiso, eso sí, empezar su alocución, de marcado perfil económico, con una «declaración de intenciones», en la que mostró un «profundo respeto» y «consideración» por Cataluña, su sociedad y sus instituciones. «Querido president», dijo. «Con frases bonitas no se arregla esta crisis», desdeñaron desde el Palau de la Generalitat.

Los secesionistas espiados envían su denuncia por carta a Von der Leyen

Mientras la mañana política se caldeaba en Barcelona con el encuentro de Pedro Sánchez y Pere Aragonès en la 37º reunión del Círculo de Economía, representantes de los dos partidos que integran el Gobierno catalán —Esquerra y Junts—, la CUP, el PDeCAT y las dos principales organizaciones sociales soberanistas —Òmnium y la Asamblea Nacional— se concentraron a las puertas del hotel donde se celebraba el foro para denunciar el espionaje sufrido por una sesentena de integrantes del secesionismo.

Entre los manifestantes, que portaban pancartas en inglés con los lemas «España nos espía» y «Democracia bajo vigilancia» a fin de proyectar su protesta en el ámbito internacional, se encontraban el aún secretario general de Junts, Jordi Sánchez, uno de los principales espiados según el informe de Citizen Lab; el presidente del consejo nacional de ERC y de su grupo parlamentario, Josep María Jové, y el portavoz municipal en Barcelona, Ernest Maragall; y representantes de la CUP, el PDeCAT, Òmnium y la ANC.

Los independentistas enviaron una carta a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, premiada ayer por el Círculo de Economía, para trasladarle su indignación por «el mayor caso de espionaje en el mundo» y para reclamarle «una investigación independiente, transparente e imparcial».

Puigdemont: «Iros a la mierda todos los que habéis violado nuestras vidas»

El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont ha mostrado este viernes su indignación por el espionaje a independentistas a través del sistema Pegasus: «Iros a la mierda todos los que habéis violado nuestras vidas y las de nuestras familias».

«Miserables quienes lo hacéis y quienes lo justificáis», ha exclamado desde su cuenta en Twitter, donde ha advertido de que el diálogo con el Estado en estas condiciones no es posible. 

A su juicio, el independentismo catalán no se puede «sentar nunca más en ninguna mesa con esta gente» hasta que haya que «decidir los términos de la separación». «Para que se entienda mejor: un juez que autorizase una acción de los GAL no convertía esta acción en legal ni amparada por la ley. Convertía al juez en cómplice de un acto criminal», ha denunciado Puigdemont, que se ha hecho eco de un tuit del exvicepresidente de Òmnium Cultural Marcel Mauri, en el que también mandaba «a la mierda» a quienes «espían, lo avalan o lo permiten»