Ni la ruptura ni la remodelación ni las elecciones le convienen al Gobierno catalán
ESPAÑA
Junts ha logrado mantener hirviendo la olla independentista frente a ERC a días del 1-O
30 sep 2022 . Actualizado a las 09:07 h.Que el Gobierno catalán estaba roto desde su nacimiento era un secreto a voces. Solo faltaba saber cuánto resistiría y si llegaría a las municipales de mayo. Se trataba, y se trata, de buscar el momento que más convenga a Junts o ERC para dejar al otro como traidor al pacto alcanzado para avanzar hacia la independencia. Tras la semana negra para la Generalitat solo cabe una ruptura, una remodelación o la convocatoria de elecciones, pero ninguna opción cerrará la herida en el independentismo.
¿Qué consiguen Junts y ERC si rompen su pacto?
Si los de Carles Puigdemont, Laura Borràs y Jordi Turull son quienes deciden dejar la Generalitat en manos de ERC, llegarían a unas elecciones con el mensaje de que los republicanos optaron por someterse a los intereses de Madrid (mesa de diálogo y referendo pactado) mientras ellos son los pata negra del secesionismo, los que liderarán la lucha por la independencia cueste lo que cueste. En principio, ese discurso es fácil, pero el partido tiene una grieta profunda. Una parte de los posconvergentes quieren recuperar la bandera de CDC, fundar otro partido y dejar a los hiperventilados en Junts. Electoralmente, esto puede castigar a ambos.
Si ERC se queda sola en el Gobierno, puede continuar un tiempo con apoyos de los comunes o del PSC. No le interesaría un pacto de gobierno a ninguno, al menos hasta la siguiente legislatura.
¿Por qué Junts consulta a la militancia si rompe?
La dirección, Laura Borràs y Jordi Turull, no quiere asumir el desgaste de esa decisión que lastrará la economía del partido, sacará de sus trabajos a más de 300 personas cargos de confianza y llevaría a las municipales de mayo prescindiendo de la visibilidad y el poder que dan las instituciones.
¿Se cerraría la crisis con cambios en el Ejecutivo?
Sería una venda temporal. Sin duda, la guerra continuaría. Las posiciones están extremadamente exacerbadas entre ambos partidos. Y, en especial, entre Borràs y Aragonès. La expresidenta del Parlamento, procesada por corrupción, considera que este la dejó caer de su puesto de un modo injusto. Quiere hacer ver que los contratos que adjudicó a dedo no son corrupción, sino una causa de España y los medios contra ella.
¿Le conviene a Aragonès convocar elecciones?
No. Cierto es que por primera vez ERC (33 diputados) ganó a Junts (31) en el 2021 y que podría volver a hacerlo, incluso si este no se fractura. Pero uno sin otro no podrían gobernar. La mayoría parlamentaria es de 68 y solo ERC podría aspirar a pisar la Generalitat en connivencia con los de Puigdemont o con otro socio, el PSC y, depende del resultado, incluso con un tercero, En Comú Podem. El último CEO de julio, el CIS catalán, sitúa al PSC (33) como ganador (36-42) y a ERC (33) de segundo (31-37). Junts (32) se dejaría más de diez asientos (20-27).
¿Qué papel fue el Borràs y Puigdemont en la crisis?
Laura Borràs es el brazo derecho de Puigdemont. Su fuerza termina ahí. En la votación para la secretaría general de Junts obtuvo más votos Turull. Pero ella no asimiló su derrota electoral frente Pere Aragonès y por eso Junts no fue leal a ERC. Los verdaderos cerebros del órdago a Aragonès esta semana son ellos. Les interesa ponerlo contra las cuerdas, dejarlo de botifler ante el independentismo. Ellos ya no tienen nada que perder. Hace 20 días, el expresidente Artur Mas, del ala menos radical de Junts, defendía la continuidad del Gobierno, al igual que consejeros próximos a Turull.
¿Es casualidad que la crisis estallara a días del 1-O?
No. El independentismo más radical encabezado por Junts está interesado en mantener hirviendo la olla. La ANC acaba de celebrar el pasado día 11 la Diada de la discordia, contra los partidos, lo que le valió las críticas de Mas y Aragonès. Y como alguien tiene que recoger el descontento de los radicales, ese aspirador quiere manejarlo Puigdemont y Borràs.
¿El PSC se prestaría a ser moneda de cambio?
Si el PSC de Salvador Illa gana los comicios podría negociar con ERC y los Comunes un tripartito, siempre que se aviniesen a ello. Pero resulta difícil creer que Aragonès aceptase ser vicepresidente del exministro o que este lo fuese en un Ejecutivo del de ERC. Seguramente se buscaría una fórmula, incluso entregando la cabeza de Illa, siempre que interesase en el PSOE de Pedro Sánchez.