La dimisión de Fernández de la Vega abre otro vacío institucional

L. Pérez, C. Vallejo MADRID / COLPISA

ESPAÑA

María Teresa Fernández de la Vega en un mitin del PSOE en Palexco en el 2006
María Teresa Fernández de la Vega en un mitin del PSOE en Palexco en el 2006 EDUARDO

La presidenta del Consejo de Estado, cuyo suplente es Herrero de Miñón a la espera de su relevo, quiere seguir en el órgano como consejera permanente

13 oct 2022 . Actualizado a las 20:27 h.

La renuncia de María Teresa Fernández de la Vega como presidenta del Consejo de Estado, desvelada este jueves aunque la dimisionaria había comunicado sus intenciones discretamente días atrás, abre otro vacío en las instituciones del país, aquejadas por una crisis inédita en el Poder Judicial que se ha saldado con la salida de la presidencia del CGPJ y del Supremo de Carlos Lesmes.

La marcha de quien fue la primera mujer en vicepresidir el Gobierno español -el liderado por José Luis Rodríguez Zapatero- va a correr paralela a la de la filósofa Victoria Camps, quien deja su cargo como consejera permanente abriendo así la opción a que Fernández de la Vega regrese a ese puesto que ya ocupó en su día; o lo que es lo mismo, la hasta ahora máxima responsable del principal órgano asesor del Ejecutivo seguiría perteneciendo al mismo de manera vitalicia si el Consejo de Ministros así lo acepta. A falta de apenas un año de legislatura si no media adelanto electoral, el Ejecutivo ha de decidir sobre el relevo de la antigua alto cargo del PSOE, quien tiene como suplente al responsable de la sección primera del Consejo de Estado, Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, uno de los padres de la Constitución. La admisión de la renuncia y el eventual nuevo nombramiento podrían darse en la reunión del Gobierno del martes 18 de octubre.

Fernández de la Vega encabezó este jueves la reunión semanal habitual del órgano sin comunicar en ese marco su decisión, conocida por los consejeros de manera informal y que las fuentes consultadas atribuyen a motivos personales derivados de la exigencia de un cargo que compagina con la presidencia de la Fundación Mujeres por África, un compromiso social y solidario al que se siente muy vinculada; razones personales que también están detrás del paso al lado de Victoria Camps.

Mandato ligado al Gobierno

La presidenta ahora dimisionaria, de 73 años y con una larga trayectoria a su espalda, fue designada por el Gobierno de Pedro Sánchez en junio del 2018, cuando el líder socialista se hizo con la Moncloa al ganar la moción de censura contra Mariano Rajoy. El mandato de quien comanda el Consejo de Estado vence con el del Ejecutivo, por lo que a las circunstancias íntimas podría añadirse la posibilidad de que le restaran unos meses en su puesto, bien porque Sánchez optara por renovar la cúpula del Consejo, bien porque el PP regrese a la Moncloa. La vacante que deja Camps le permitiría a Fernández de la Vega a retornar a su antiguo cargo y proseguir en el órgano asesor pero sin las responsabilidades de la presidencia.

Las fuentes conocedoras de la decisión de la ex número dos de Zapatero rechazan que en el trasfondo palpiten discrepancias con el Ejecutivo que la nombró. «Hace caso al 90 % de las observaciones que le dirige el Consejo», sostienen en el órgano. Pero fue sonada la polémica que llegó al Congreso cuando el PP y Ciudadanos acusaron al Gobierno de ocultar un informe del Consejo sobre la gestión de los fondos europeos. Y el órgano también fue crítico en su dictamen sobre la Ley Trans.