El secuestro del bebé Aimar: once horas desaparecido por las calles de Bilbao con el cordón umbilical colgando
ESPAÑA
La captora, de 24 años y de la ciudad, llevaba semanas diciendo a sus vecinos que estaba embarazada y comprando ropa para recién nacidos; se vistió una bata sanitaria para hacerse pasar por trabajadora del hospital e intentó raptar a varios bebés antes de llevarse a Aimar
14 may 2024 . Actualizado a las 11:20 h.Aimar nació el martes en el Hospital Universitario de Basurto, Bilbao. Pesó algo más de tres kilos y, ayer miércoles junto a su madre, se recuperaba del parto en la habitación asignada en el pabellón Iturrizar. Les acompañaban otro bebe recién nacido junto a sus padres. Poco después de las 21.00 horas, una mujer de 24 años, 1,60 de estatura, constitución fuerte, pelo moreno y rizo recogido con una coleta, una leve cojera y vestida con bata sanitaria, entró en el complejo hospitalario con la intención de secuestrar un bebé.
Lo intentó, sin éxito, en varias estancias, dejando en evidencia el protocolo de seguridad del complejo; nadie se percató, ni alertó de los intentos previos y fallidos de la mujer hasta que ya resultó demasiado tarde. «Intentó secuestrar a varios bebés a lo largo de la noche de ayer, entró en algunas habitaciones para llevar a cabo la misma operación con otros bebés en las que se encontraban sus madres», explicó esta mañana el consejero de Seguridad del Gobierno vasco, Josu Erkoreka.
El reiterado delirio de la mujer cuajó en la habitación donde descansaba Aimar. Entró en la estancia y, presentándose como personal sanitario, explicó a la progenitora que se llevaba al bebé para someterlo a unas pruebas habituales previas al alta médica para regresar a casa. La madre no sospechó de aquella mujer ni intuyó la pesadilla que duraría las próximas once horas. Se quedó en la cama esperando el regreso de Aimar una hora aproximadamente, solo la ausencia prolongada del bebé le hizo advertir de lo ocurrido al personal del hospital. Eran las 22.00 horas y la secuestradora entonces llevaba una hora huida y ya hacía tiempo que había abandonado el edificio.
La dirección del Hospital Universitario de Basurto alertó de lo ocurrido a la Ertzaintza y a la Policía Local de Bilbao e inició una búsqueda sin éxito por todo el complejo. Se revisaron papeleras, los setos en el exterior o contenedores de basura; había que descartar cualquier posibilidad, por dura que fuera. También se lo notificaron al padre de Aimar, que en ese momento no estaba en el hospital y no dudó en poner en conocimiento de los taxistas de la ciudad lo ocurrido para que se sumaran a la búsqueda de su recién nacido.
La Ertzaintza y la Policía Local iniciaron las pesquisas recogiendo las declaraciones de la madre y del personal sanitario, además de visionar las grabaciones obtenidas por las cámaras del exterior del hospital. De ahí salieron las imágenes de la secuestradora ya saliendo del complejo en ropa de calle, con el niño en su brazo izquierdo y portando una bolsa rectangular.
Amplio despliegue
Poco antes de la medianoche, todos los cuerpos policiales de Bilbao buscaban a la mujer de 24 años con los rasgos físicos facilitados por los testigos y la información proporcionada por las cámaras de videovigilancia. La Ertzaintza difundió las primeras imágenes para solicitar la colaboración ciudadana mientras los padres de Aimar, en el hospital, contenían el aliento. La secuestradora, al poco de abandonar el hospital, se personó en una farmacia de la ciudad, situada en las inmediaciones del museo Guggenheim con el bebé en brazos para comprar leche en polvo. Fue lo siguiente que se supo de ambos hasta que otros testigos, poco después, alertaron a los cuerpos policiales de su presencia en otra calle de Bilbao. Vestía una camiseta de manga corta blanca, mallas ajustadas de dibujos geométricos estampados, zapatillas deportivas y un bolso negro pequeño, con forma de media luna, cruzado a modo de bandolera y con un bebé en sus brazos.
Reconstruir los pasos de la mujer y de Aimar en las horas posteriores permite asegurar a sus captores que ella no dejó de caminar por la ciudad sin rumbo fijo durante la madrugada a sabiendas de que la seguían de cerca y de que, posiblemente, los investigadores ya la tenían identificada.
La Ertzaintza no descarta la posibilidad de que se escondiera en algún portal, u otro espacio cerrado, para no llamar la atención si el bebé si lloraba y esquivar el operativo policial desplegado. Lo único seguro es que no fue hasta las 8.00 horas de hoy, ya amaneciendo, cuando la secuestradora se dio por vencida y entregó a Aimar en un edificio ubicado en el número 26 de la plaza del Carmen, en el barrio de Santutxu, al otro lado de la ría y a unos cuatro kilómetros del Hospital Universitario de Basurto; escenario del secuestro y punto de partida de una huida que duró once horas con un bebe en brazos aún con el cordón umbilical colgando.
«Tirado en el felpudo, en perfecto estado»
La mujer accedió de alguna manera al portal, subió al octavo piso, depositó a la criatura en un felpudo y llamó al timbre del piso. Ella desapareció sin dejar rastro. Alicia, madre de la familia que reside en el piso, miró por la mirilla y no vio a nadie, abrió la puerta y halló a Aimar. Ya conocía la noticia del secuestro y lo relacionó con la presencia del bebé «tirado en el felpudo, en perfecto estado. Le acababan de dar la leche, estaba tranquilo, casi dormido», explicó poco después.
Avisó a su hijo para que alertara a la Ertzaintza, pero él, rápido de reflejos, «se calzó las zapatillas y bajó corriendo las escaleras por si encontraba a alguien. Llegó al portal, pero estaba vacío», añadió Alicia. La secuestradora se había esfumado y la Ertzaintza, una vez alertada, tardó un minuto en llegar. Se movilizaron a los servicios sanitarios, que recogieron al bebé, lo revisaron inicialmente en el mismo edificio y lo trasladaron en una ambulancia medicalizada al hospital para someterlo a más pruebas y dejarlo descansar en una incubadora.
«Estamos muy agradecidos»
También se notificó a los padres de Aimar que su recién nacido estaba localizado y a salvo. Era cuestión de minutos que pudieran reencontrarse con él y abrazarlo. La pesadilla vivida durante las últimas once horas había finalizado, ya podían respirar tranquilos. La madre, tras comprobar que Aimar estaba en buen estado, declaró: «Estamos muy agradecidos a todo mundo. El bebé estaba envuelto en una toalla, sin pañal y sin un solo rasguño».
Una vez resuelta la prioridad del operativo iniciado ayer por la noche, faltaba por detener a la mujer, ya identificada por la Ertzaintza desde hacía horas. Fue localizada pasadas las 10.30 horas y detenida en la plaza Azoka, en el barrio de Zorrotza, donde se encontraba con una amiga, explica la investigación. Lo siguiente fue registrar sus vivienda, un piso ubicado en otro barrio de la ciudad, Santutxu.
Fuentes de la investigación añaden que la arrestada llevaba semanas diciendo a sus conocidos en el barrio que estaba embarazada, aunque no hay nada que lo confirme, y fue vista comprando ropa de niño pequeño recientemente; antesala del delirio que acabó protagonizando y una evidencia de la premeditación con la que actuó para secuestrar a cualquiera de los bebés recién nacidos en los últimos días en el Hospital Universitario de Basurto.