Sánchez anuncia que inicia la reforma del delito de sedición, que supondrá una rebaja de penas
ESPAÑA
El nuevo tipo penal estará homologado al de los principales países de la UE y pasará a llamarse de «desórdenes públicos agravados». El PP llama al «viejo PSOE» a rebelarse contra la iniciativa del Gobierno
11 nov 2022 . Actualizado a las 20:51 h.La reforma del delito de sedición en el Código Penal, que Alberto Núñez Feijoo esgrimió como razón para romper las negociaciones con el Gobierno para la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y del Tribunal Constitucional, no solo no ha quedado aparcada en un cajón a la espera de un entendimiento con el líder de la oposición, sino que, según anunció anoche Pedro Sánchez en una entrevista en la Sexta, hoy se presentará en el Congreso una proposición de ley del PSOE y Unidas Podemos para llevar a cabo el retoque legal.
El presidente del Ejecutivo explicó que el delito pasará a llamarse de «desórdenes públicos agravados» y el tipo penal quedará homologado a los que figuran en las legislaciones de Alemania, Francia, Italia o Bélgica o, ya fuera de la Unión Europea, Suiza.
En defensa de su decisión, que desvinculó del apoyo de ERC a los Presupuestos Generales del Estado, Sánchez recordó que la tipificación de la sedición en el Código Penal data de 1822 y que Alemania ya había suprimido este delito de su normativa en 1970. Subrayó que los independentistas no aspiraban a la reforma de la sedición, sino que siempre han planteado una ley de amnistía para los condenados por el proceso secesionista del 2017, y matizó que el prófugo Carles Puigdemont «tendrá que rendir cuentas ante la Justicia española».
Rebaja notable de penas
Según publica el diario El Pais, la pena máxima aplicable a delitos como los cometidos durante el procés se rebajaría de forma notable, a un tercio de la actual, de 15 a 5 años. La inhabilitación también se verá mermada, hasta un máximo de ocho años.
El líder del PP, Alberto Núñez Feijoo, ha valorado esta mañana el anuncio del presidente del Gobierno. Ha escrito en Twitter que Sánchez «pone su interés político por encima del de España» y califica la iniciativa de «irresponsabilidad histórica».
Ayer desde la dirección del Partido Popular apelaron al «viejo PSOE» para que se rebelara contra Sánchez. Vox, por boca de Abascal, llamó «traidor» al líder socialista. En Cataluña, ERC aplaudió la reforma, pero Puigdemont -desde Waterloo- la cuestionó y dijo que era un «truco» sin «beneficio político» para los independentistas.
Sánchez, muy duro con el PP en la entrevista
Ante las críticas que antes de acabar su intervención en la cadena del grupo Atresmedia ya inundaban las redes, Sánchez decidió salir con todo al ataque y se mostró muy duro con la línea más reciente del PP.
Según relató el secretario general del PSOE, la «esperanza» que había depositado en Alberto Núñez Feijoo tras el relevo de Pablo Casado al frente del PP, se esfumó por completo cuando el líder de la oposición decidió poner fin a las conversaciones para renovar el CGPJ. A juicio del presidente del Gobierno, este volantazo de Génova «ha abierto las puertas al extremismo», en el que situó a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, por las declaraciones en las que acusaba al Ejecutivo de querer encarcelar a la oposición «como Daniel Ortega en Nicaragua». «Hay una pulsión de la ultraderecha y de parte de la derecha por importar las prácticas del trumpismo y del bolsonarismo», apuntó.
Sobre las disputas entre Unidas Podemos y el proyecto Sumar que diseña Yolanda Díaz, el líder de los socialistas hizo un llamamiento a la unidad de las fuerzas de izquierdas para plantar cara al bloque de la derecha en las próximas elecciones generales. «Existe una amenaza real de que el Gobierno de coalición progresista, cuyo balance es francamente positivo, sea sustituido por un Gobierno del PP con la ultraderecha de Vox con un programa de recortes de derechos y libertades», alertó Sánchez.
Confianza en Marlaska
Comparecía Pedro Sánchez con el aliento de la oposición, y también de sus aliados de Unidas Podemos, en la nuca tras las últimas revelaciones sobre la tragedia del 24 de junio en la valla de Melilla, donde al menos 23 inmigrantes, según Marruecos —y 72, según las oenegés—, perdieron la vida al intentar cruzar a España desde Nador.
La gestión del asalto masivo al puesto fronterizo y las pruebas de que las muertes se produjeron en suelo español —según confirman tanto las imágenes de la Guardia Civil como los mapas enviados por el propio Gobierno al Congreso— ha puesto contra las cuerdas al ministro del Interior. Desde el PP, que tradicionalmente en cuestiones de seguridad nacional suele vestir su perfil moderado y respalda a la Moncloa, ya se pide abiertamente la destitución de Fernando Grande-Marlaska. Su portavoz en el Congreso y número dos del partido, Cuca Gamarra lo planteó este jueves ya sin matices: «¿Es que Pedro Sánchez no va a cesar al ministro del Interior?».
Era la pregunta del millón. Y el presidente del Gobierno la contestó también sin rodeos. «No, en absoluto», respondió a Antonio García Ferreras cuando le interrogó sobre una posible destitución de Marlaska. Sánchez aseguró que el responsable de Interior ha actuado «con absoluta transparencia y con escrupuloso respeto a la legalidad». Defendió también la respuesta de Marlaska a las demandas de explicaciones e información por parte del Congreso, de la Fiscalía General del Estado y del Defensor del Pueblo. A juicio del jefe del Gobierno, Marlaska ha respondido a las peticiones de estas instituciones con «absoluta colaboración».
Marlaska descarta su renuncia
El propio Marlaska ya había rechazado por la mañana la hipótesis de su renuncia al cargo. El ministro, a su llegada al acto de toma posesión de Magdalena Valerio como presidenta del Consejo de Estado, atajó las preguntas de los periodistas con los argumentos que reitera desde junio. «No me he planteado dimitir en modo alguno. Vuelvo a repetir: la Guardia Civil actuó en parámetros de legalidad, proporcionalidad y necesidad», recitó de memoria. Marlaska se aferró una vez más a la violencia del asalto para justificar la respuesta de la Guardia Civil. «Fue un ataque muy violento a nuestras fronteras, que son las fronteras de la Unión Europea, usando elementos peligrosos como hachas, palos, radiales, etcétera», enumeró.
Horas antes de que Pedro Sánchez saliese a escena para arropar a su responsable de Interior, el flanco socialista del Gobierno también había acudido en su auxilio (el sector de Unidas Podemos en el Consejo de Ministros se ha plantado, una vez más, en la orilla de la oposición para exigir explicaciones a su socio de coalición). El titular de Presidencia y figura de la máxima confianza de Pedro Sánchez en el Ejecutivo, Félix Bolaños, descartó de plano el cese de Marlaska y, de rebote, envió un recado a Unidas Podemos en general y a Yolanda Díaz en particular, que el miércoles se sumó al bombardeo morado contra su compañero de Gabinete. «El Gobierno en su conjunto está comprometido con la defensa de los derechos humanos y los valores democráticos», remachó Bolaños.