Borja Sémper: «La forma de entender España del PP es mucho más grande que la forma de Vox»

ESPAÑA

El portavoz popular para las elecciones de mayo compara a Pedro Sánchez con «un coche escoba que va recogiendo a todas las formaciones políticas a su izquierda» y pone al PPdeG como un modelo para todo el partido
27 feb 2023 . Actualizado a las 10:38 h.Borja Sémper (Irún, 1976) dejó la política en el 2020, cuando el PP parecía envidiar a Vox, y ha regresado este enero de la mano de Alberto Núñez Feijoo. Le ha hecho portavoz para las elecciones municipales y autonómicas, primera etapa de un viaje a la mayoría electoral que esperan alcanzar sin socios incómodos. La entrevista se hizo el sábado antes del gran acto del PP en el multiusos del Sar, en Santiago.
—¿Cuántas comunidades tiene que ganar el PP en mayo para que Feijoo pueda dormir tranquilo?
—Lo importante no es si Feijoo, u otros miembros del Partido Popular, duermen o no tranquilos; lo importante es si somos capaces de empezar a dibujar un cambio en España. Eso pasa necesariamente por ganar comunidades, capitales de provincia y ayuntamientos donde ahora no gobernamos. Las elecciones autonómicas y municipales tienen sus particularidades, pero para nosotros son muy importantes porque es el primer paso para el cambio definitivo que se debería producir en las elecciones generales. Por lo tanto, nos gustaría ganar todo y en todos los lugares. Somos conscientes de que es un poco difícil, con un resultado que visualice el cambio y recupere lugares donde es necesario nos daríamos por satisfechos.
—¿Y qué lugares podrían ser?
—Pues no sé si dar un número, porque aquí hay que conjugar lo que tú quieres que pase con lo que crees que va a pasar y con cierta humildad y prudencia. Pero bueno, ganar, recuperar espacios y tener más votos que nuestros adversarios. Esto sería un buen resultado.
—Las encuestas les ponen cerca de la mayoría absoluta, pero aún necesitarían a Vox o quizá bastaría con el PNV. ¿Qué socio preferirían?
—Lo que estamos viendo es que el PP, sin necesidad de desplazarse a ningún lado, ensancha su espacio político en la centralidad. No es un espacio geográfico, sino una actitud y una batería de ideas que son capaces de convocar a los ciudadanos en torno a un proyecto político que dibuje una España mejor e ilusionante, que pasa no solo por derogar lo que está mal, sino por reformar e introducir elementos para transformar, modernizar y estabilizar el país. Para que eso suceda el orden de los factores es: primero, identificar qué no funciona, plantear una alternativa y después convocar a otras formaciones para que lo apoyen en el Congreso de los Diputados. Ese es el orden. Somos un partido con capacidad de interlocución, Alberto Núñez Feijoo lo ha demostrado y esa es la actitud que lleva a España. Es verdad que es muy complicado obtener una mayoría absoluta y es normal que haya gente escéptica, pero quizá no necesitemos mayoría absoluta, sino una mayoría suficientemente amplia para gobernar sin otros partidos. Lo que no queremos es reproducir el modelo Sánchez, que va como un coche escoba recogiendo a todas las formaciones a su izquierda y el resultado es que no hay un proyecto identificable.
«En el País Vasco se podía demostrar que seguía habiendo luz eléctrica y agua potable, y que salía sabiendo el sol, incluso aunque no gobernara el PNV»
—Sabe que esto se interpretará como mejor solos, aunque sea en minoría, que con Vox, ¿no?
—Se puede interpretar así, yo lo que quiero decir es que evidentemente Vox y el PP son partidos diferentes. Tenemos recetas diferentes y formas de interpretar la realidad diferentes. La forma de entender España del PP es mucho más grande que la forma de Vox, que es más pequeña. Tenemos formas distintas de entender la libertad de los individuos, su orientación sexual y también la igualdad de hombres y mujeres. Es decir, hay elementos que nos hacen diferentes porque somos partidos diferentes. Por eso no miramos a Vox, ni al PSOE, ni a otras formaciones, lo que queremos es que nuestro proyecto político sea el mayoritario para no necesitar de otros partidos que tienen otras agendas.
—¿Lo que ocurrió con Rajoy y el PNV, que muchos vieron como una traición, pesará o está superado?
—Evidentemente, como todo el mundo, tenemos memoria, pero no miramos la política con retrovisor y nuestra mochila va ligera porque tenemos que mirar al futuro.
—Hablaba de gobernar en minoría evitando el modelo de Sánchez, pero la minoría es minoría, ¿cómo hacerlo?
—Es difícil, pero no imposible. Es lo que diferencia la buena y la mala política. Dialogar entre diferentes siempre lleva a dejarte algún jirón en el camino. Eso es una cosa, pero otra es que eso te desfigure y te haga dejar de defender la razón. Por eso es importante que no te saquen de tu sitio, no de tus posiciones, sino de lo que tiene sentido. ¿Alguien puede defender con racionalidad que el presidente del Gobierno actual esté absolutamente intervenido por una formación como Podemos, hasta el punto de que no puede cesar a ministras de Podemos incluso habiendo cometido errores tan extraordinarios como el de la ley del «solo sí es sí»? Hasta donde yo sé el Consejo de Ministros es un órgano colegiado y tiene un jefe que es el presidente. Eso tiene consecuencias muy negativas y por eso es un modelo que no queremos seguir.
«Las personas trans o con disforia de género deben ser amparadas y reconocidas absolutamente por nuestra legislación en términos de derechos, de amparo jurídico y médico. Esto es algo que el Partido Popular va a preservar. Lo que queremos cambiar son los disparates que contiene la ley actual, fundamentalmente lo que afecta a menores»
—¿Derogarán esa ley si no se reforma?
—El primer día. Pero lo urgente es hacer una reforma que garantice que el agresor sexual juzgado hoy no se va a ver beneficiado por una ley más leve en sus acciones penales que la anterior. Ya no vamos a solucionar los problemas que se han generado, de lo que se trata es de que los nuevos agresores sexuales, los nuevos pederastas tengan una sanción penal exigente, muy alta. En esto también hay modelos políticos diferentes. Hay en la izquierda quien cree que la ley no debe tener unas penas tan elevadas. Nosotros creemos que determinados delitos merecen una sanción penal muy dura: los delitos contra la libertad sexual de las mujeres y de los menores.
—La propuesta de reforma del Poder Judicial que Feijoo hizo a Sánchez ¿se aplicará en algún momento si gobierna el PP?
—Feijoo presentó algo más ambicioso incluso, un plan de calidad institucional. Creemos que la institucionalidad en España se ha deteriorado singularmente en esta legislatura, en la que hemos tenido oportunidad de ver cómo órganos como el Tribunal Constitucional o la Fiscalía General del Estado, por no hablar de otros como el Instituto Nacional de Estadística o el CIS, han sufrido un manoseo político que ha deteriorado su apariencia de independencia. Este plan de recuperación institucional pretende recuperar el prestigio de las instituciones. Creemos que es mucho más sano para España y mucho mejor para el CGPJ, y por lo tanto para el conjunto del Poder Judicial, que el órgano de gobierno de los jueces sea mayoritariamente elegido por los magistrados. Esta es la propuesta que hizo el presidente Feijoo y que impulsaremos en los primeros cien días de gobierno.
—¿Pero va a ocurrir de verdad? ¿Lo pueden creer los ciudadanos?
—No es una cuestión de fe, es una cuestión de convicción, al menos la que nosotros tenemos. Hubo medidas en gobiernos pasados del Partido Popular que eran oportunas, pero que no se hicieron porque en la escala de urgencias la economía era una prioridad. Hay mucha gente que, como determinadas reformas no se hicieron, hoy tiene legítimas dudas de que lo vayamos a hacer, y lo entendemos y lo aceptamos. Lo que sucede es que nosotros interpretamos que lo que antes era oportuno hoy es ineludible, porque la solución al deterioro institucional que ha sufrido España en los últimos años ya no puede ser postergada. Estamos absolutamente convencidos de que hay que hacerlo, hay que hacerlo bien y hay que hacerlo intentando buscar el máximo consenso entre las fuerzas representadas en el Congreso de los Diputados tras las próximas elecciones. Hacerlo bien significa hacerlo con racionalidad y, en el caso del Partido Popular, siendo conscientes también de que una prueba de credibilidad será hacerlo pronto, en los cien primeros días.
—La ley del divorcio fue discutida y después se asumió, las dos leyes del aborto, la de supuestos y la de plazos, otro tanto; la ley trans, al final ¿no la asumirán?
—Los partidos políticos no somos bloques monolíticos con posiciones que no se mueven hacia ningún lado. No son sectas y no deben de ser ajenos a lo que sucede en la sociedad. En algunos casos eres vanguardia e introduces elementos transformadores, cuando gobernaba el PP se suprimió el servicio militar obligatorio, algo de lo que probablemente te beneficiarías y me beneficié yo, y en otras ocasiones te sumas a un cambio social porque entiendes que debes ir por ese camino. Sobre la ley trans, creemos que las personas trans o con disforia de género deben ser amparadas y reconocidas absolutamente por nuestra legislación en términos de derechos, de amparo jurídico y médico. Esto es algo que el Partido Popular va a preservar. Lo que queremos cambiar son los disparates que contiene la ley actual, fundamentalmente lo que afecta a menores. Estamos viendo en países de la Unión Europea como están modificando la legislación de la que fueron vanguardia porque está generando un impacto extraordinariamente negativo en niños y niñas, y eso es algo muy serio porque no tiene retorno. No hay posibilidad de dar marcha atrás cuando hay una cirugía. Por lo tanto, tenemos un compromiso inequívoco en mantener los derechos que merece cualquier persona y desde luego también las personas trans, y esto es absolutamente compatible con que se reconozcan en una ley que no sea chapucera y que no tenga los riesgos que tiene la actual. Esto es lo que buscamos y además lo vamos a hacer con las asociaciones feministas con colectivos de médicos, psiquiatras y otros.
—¿Qué plazos manejan?
—La instrucción que nos dio el presidente es crear grupos de trabajo para que en los primeros meses de su Gobierno podamos modificar esta ley. Hay gente que insiste en si la vamos a derogar o no, veremos cuál es el resultado de los grupos. Pero no importa el mecanismo, lo que importa es garantizar que los niños y niñas españoles, igual que están haciendo otros países de nuestro entorno, puedan verse seguros y amparados también por la legislación.
—Es un terreno muy complicado, ¿no cree? No es lo mismo un menor con 12 años que con 16.
—Muy complicado. Todos somos conscientes. Es un tema que afecta a seres humanos que muchas veces tienen circunstancias muy delicadas. Pero pongámonos en el supuesto de un chico o chica de 15 años. Todos sabemos que la adolescencia y preadolescencia son años convulsos, en muchas ocasiones complicados, en los que hay muchas dudas y en los que por elementos propios de la evolución del ser humano puede haber desorientaciones. Bueno, garanticemos que esos menores que emprenden ese camino lo hacen bien, porque no hacerlo bien a quien perjudica es a esos chicos y chicas, no a un partido o a un gobierno.
«El concierto económico es fundamental porque es un reflejo de la españolidad de Euskadi (...) El cálculo del cupo es la madre del cordero»
—Otro de los cambios legales que se ha discutido es el de la malversación, que es un delito propio de políticos. ¿No surgirá la tentación de dejarlo estar?
—(Sonríe) Entiendo estas preguntas, y son razonables porque la experiencia de estos últimos cuatro años nos demuestra que hay políticos que actúan así. El caso de la reforma de la malversación es un caso especialmente sangrante en los que se hace política para alguien. Se modifica una ley para personas concretas, además esas personas concretas da la casualidad de que son independentistas y por si fuera esto poco da la casualidad de que esos votos independentistas son fundamentales para el presidente del Gobierno. Es decir, se modifica el Código Penal no porque sea lo mejor para España, sino porque el presidente del Gobierno necesita el apoyo de los que cometieron el delito. Es extraordinariamente grave, y y no sé si en los cien primeros días, pero seguro que los 50 primeros días modificamos ese aspecto del Código Penal.
—¿Lo ocurrido con el exministro Jorge Fernández Díaz amenaza la imagen de renovación del PP?
—No. Lo que queremos es que la Justicia funcione y se depuren todas las responsabilidades. Somos igual de exigentes con los nuestros que con nuestros adversarios, y somos conscientes de que lo que ocurre en torno a la figura de Jorge Fernández Díaz corresponde a hechos del pasado, y no es que los ignoremos, pero nos preocupa más la corrupción del presente y el futuro. Tenemos a diputados socialistas en Canarias que encabezan tramas para modificar leyes en beneficio de particulares con prostitución y drogas por medio. Convendría que el mismo rasero y la misma contundencia que se utilizó en su día para señalar y exigir responsabilidades a quienes utilizaron su posición en el PP para beneficiarse, fuera utilizada ahora para exigir responsabilidades por la corrupción del presente. La corrupción que afectó al PP es algo del pasado. El partido ha tomado buena nota, pero me gustaría que fuésemos extraordinariamente exigentes con la corrupción del presente.
—¿El partido cree en la inocencia de Jorge Fernández Díaz? En el pasado, a Rita Barberá se la apartó, y todos sabemos lo que pasó después.
—Creo que de todo lo que sucedió en España en los últimos años tenemos que sacar una conclusión, y es que la presunción de inocencia no es un mero hecho declarativo, es algo fundamental que debemos recuperar. Pasa por exigir responsabilidades políticas a quien supuestamente ha cometido hechos irregulares, pero necesariamente debe pasar también por preservar a la persona, por no machacarlas y destruirlas con nombres y apellidos porque después de ese proceso judicial se puede demostrar que son inocentes y eso es difícil de reparar.
—¿Y la postura del partido en el caso de Fernández Díaz?
—No puede ser otra que la de exigir transparencia y que la acción de la justicia sea eficaz. No puede ni debe ser otra.
—El PP habla de españoles libres e iguales, ¿cómo encaja ahí el cupo vasco?
—Sabes que desde Madrid se mira muchas veces con cierta incomprensión a lugares como Galicia o el País Vasco, que no se entiende muy bien la pluralidad y las particularidades de España. Los gallegos saben perfectamente que las particularidades no nos hacen diferentes, no nos dan privilegios, sino que nos ayudan a contribuir a esa España plural y variada. Para nosotros no es ningún problema esa singularidad y es síntoma de la riqueza de España. El concierto económico es una figura constitucional reconocida y amparada por nuestro ordenamiento constitucional. Lo que sucede es que el cálculo del cupo es la madre del cordero, como para engañarnos. Las inversiones que realiza el Estado en el País Vasco, como se cuantifican y como se pagan por parte de la comunidad autónoma, esta es la madre del cordero y no un sistema fiscal en sí, amparado por la Constitución y con una tradición inequívoca y arraigada en el País Vasco. El concierto económico es fundamental porque es un reflejo de la españolidad de Euskadi, lo importante es el cálculo del cupo.
—¿Y ese cálculo cómo se puede arreglar?
—Bueno, lo que nos gustaría mucho es que el cálculo respondiera fundamentalmente a los criterios técnicos de cálculo del cupo, y no a criterios políticos.
—La propuesta de que gobierne la lista más votada... ¿No sería más práctico y valiente plantear una reforma de la ley electoral?
—Nuestro planteamiento primero es a escala municipal, donde el voto puede tener un reflejo mas fidedigno. Ayer [por el viernes] estuve en Teo, donde ganamos, pero formaciones minoritarias acordaron un pacto de perdedores para que no gobernásemos. La pregunta es, esto es legal obviamente y es legítimo, pero ¿refleja de manera fidedigna lo que quieren los vecinos? Creo que no, porque al final de lo que estamos hablando es de una especie de puzle mal encajado que conforman formaciones políticas con recetas muy diferentes y que acaba siendo un fracaso. Esto no funciona. Igual sí para alguna formación política minoritaria a la que le da el poder, pero a quien no se lo da es a los ciudadanos. Modificar la ley electoral en España es otro de los grandes debates que siempre está sobrevolando. La ley, en términos generales, no es mala, aunque no podemos cerrarnos a su posible reforma. Pero convendría que también se asentase en España que no todo tiene que regularse por ley. Puede haber pactos políticos, ya no digo pactos entre caballeros, que eso queda como muy antiguo, pero sí puede haber pactos entre partidos que sin necesidad de emprender un proceso de reformas legales de incierto recorrido puedan adaptar la política a los nuevos tiempos.
«Los proyectos políticos se pueden agotar, pero la renovación constante de cargos y de discurso te sigue haciendo útil y necesario. Eso es lo que representa el PPdeG»
—Ustedes pactaron con el PSOE en el País Vasco.
— Yo voté a Patxi López para lendakari.
—Por eso, y por qué aquel acuerdo no ha tenido continuidad en otros escenarios como el nacional.
—No por nuestra falta de voluntad. Creo que en momentos extraordinarios hay que tomar decisiones también extraordinarias, y en un momento determinado nosotros en el País Vasco identificamos que el cambio era necesario. Se podía demostrar que seguía habiendo luz eléctrica y agua potable, y que salía sabiendo el sol todos los días, incluso aunque no gobernara el PNV. Había personas que lo dudaban, pensaban que si el lendakari no era del PNV quizá iba a dejar de salir el sol todas las mañanas. Ese clima de polarización extrema y de ruptura de la sociedad necesitaba un cambio, y el Partido Popular hizo un ejercicio de generosidad para convertir a Patxi López en lendakari a cambio de nada . Hoy, salvando las distancias con el País Vasco, vivimos un momento extraordinario de cambios a nivel global y de necesidad de estabilidad, y por eso creemos que no debemos renunciar a que un gobierno de Feijoo sea capaz de llegar a pactos de Estado en política exterior o en reformas del sistema educativo o sanitario. Nosotros ofrecemos esos pactos, y estaría bien que el Partido Socialista entendiera que ese momento extraordinario necesita también de su concurso.

—El PPdeG ha gobernado casi siempre en Galicia, ¿no cree que eso de que salga el sol también puede pasar aquí?
—Llama mucho la atención la fortaleza del Partido Popular de Galicia. No le votan solo los que son de centroderecha, sino que los ciudadanos de forma transversal lo identifican como una solución a los problemas de Galicia. Los proyectos políticos se pueden agotar, pero la renovación constante de cargos y de discurso te siguen haciendo útil y necesario. Eso es lo que representa el PPdeG y espero que mucha gente en Galicia siga pensando que el PP representa la solución a sus problemas.
—¿Y ese es el modelo que debe seguir el PP nacional?
—Ese proyecto del PPdeG es el que nos gustaría implantar en España y es lo que quiere hacer Feijoo. Un proyecto que conserve a los que te han votado, que recupere la confianza y haga volver a los que se alejaron y también que atraiga a aquellos que, más allá de siglas y otras consideraciones, aparquen sus diferencias con el PP porque entiendan que lo que se defiende está por encima de ellas.