La nueva investidura de la dirigente socialista se producirá, previsiblemente, a finales de esta misma semana
07 ago 2023 . Actualizado a las 23:25 h.María Chivite reeditará el tripartito con el que gobernó Navarra los últimos cuatro años tras cerrar el acuerdo con Geroa Bai. El pacto con la coalición de la que forma parte el PNV llegó tras una maratoniana jornada que terminó por solventar los desencuentros surgidos las últimas semanas. La tercera pata del Ejecutivo foral es Contigo Zurekin, la marca de la que forma parte Podemos. La sesión de investidura, previsiblemente, se celebrará a finales de esta misma semana.
Lo ocurrido este lunes ha vuelto a demostrar la tensión que se ha generado entre tres socios que insistían en su voluntad de repetir la misma fórmula que ha estado vigente los últimos cuatro años, pero que no acababan de concretar. Al final, el acuerdo llegó tras una reunión que se prolongó más de cinco horas, que incluyó contraofertas y recesos, y que puso punto final a una negociación enrarecida. También ha estirado las costuras de Geroa Bai, porque el PNV y la otra formación con peso interno, Geroa Socialverdes, han escenificado sus diferencias. Unas discrepancias que no han ido a mayores, pero que han evidenciado el nerviosismo que se había adueñado de las conversaciones. Lo que en un principio daba la sensación de que sería un proceso sencillo, con una hoja de ruta muy similar a la de 2019, se había convertido en una sucesión de reproches que ha embarrado todo el proceso. Chivite, en todo caso, sigue necesitando la abstención de EH Bildu, algo que se da por seguro.
El primer punto de inflexión se produjo el martes de la semana pasada, cuando Geroa Bai puso pie en pared y cargó con dureza contra la primera propuesta que les había presentado el PSN. Básicamente, los socialistas planteaban que Geroa Bai contase en el futuro Ejecutivo con tres consejerías en lugar de las cuatro que tuvo en la pasada legislatura.
Ante el malestar de la formación liderada por Uxue Barkos, el PSN hizo una contraoferta y aceptó que su socio tuviese los próximos cuatro años la misma representación en el Gobierno que la que se pactó en 2109. Lo que para los socialistas era una oferta «realista», Geroa Bai la acogió sin embargo con una enorme frialdad en un primer momento. Eso fue el viernes. Entre medias se produjo un movimiento político de calado porque EH Bildu se mostró dispuesta a votar sí a Chivite para desbloquear la situación. La coalición soberanista también fue clave hace cuatro años, pero entonces valió con su abstención.
Su apoyo explícito quitaba protagonismo a Geroa Bai porque prácticamente aseguraba la investidura de Chivite. Pero al mismo tiempo también generaba un problema al PSN, incómodo con una fotografía que podría escenificar de forma clara su dependencia de la izquierda abertzale.
Medidas de control
La fumata blanca, en todo caso, tampoco ha sido sencilla. A lo largo de la mañana de ayer, los miembros de Geroa Bai solventaron sus propias diferencias internas. Una vez logrado un punto en común, la propia Barkos se trasladó hasta el Parlamento foral al frente de una delegación de su partido para celebrar una reunión a tres bandas con el PSN y Contigo Zurekin. A media tarde, Geroa Bai presentó una contraoferta que hacía referencia a cuestiones relativas al acuerdo programático, los desacuerdos entre los socios y las medidas de control. El anuncio definitivo no se hizo oficial hasta pasadas las diez de la noche.
A partir de ahora, la investidura de la líder de los socialistas navarro es cuestión de días. La idea de la dirección del PSN es que el pleno se celebre el viernes. De esta manera, Chivite reeditaría el tripartito de la pasada legislatura con un reparto de poder muy similar: siete consejerías para los socialistas, cuatro para Geroa Bai y una para Contigo Zurekin.