El exjefe de ETA asume su intervención en la muerte en 1976 del alcalde de Galdácano, sobreseído por la amnistía del 1977
24 ene 2024 . Actualizado a las 16:03 h.El exdirigente de ETA José Antonio Urrutikoetxea, Josu Ternera, se atribuye en el documental No me llame Ternera, dirigido por Jordi Évole, su participación en un asesinato por el que nunca fue procesado y que fue sobreseído por la Ley de Amnistía de 1977. El filme, que se estrenará la semana que viene en el Festival de Cine de San Sebastián, comienza con una entrevista al expolicía municipal de Galdácano Francisco Ruiz, quien fue tiroteado cuando intentaba proteger a Víctor Legorburu, alcalde de la localidad vizcaína asesinado en 1976. En la película, el propio Évole le muestra al antiguo agente las imágenes en las que Ternera reconoce su intervención en el crimen y Ruiz comenta lo que le sugieren las palabras del terrorista. Por esa muerte fueron procesados tres miembros de la banda, pero jamás Urrutikoetxea. No se produjo ninguna condena puesto que, a raíz de la aprobación de la amnistía, ese y otros crímenes recibieron un sobreseimiento libre.
El documental de Jordi Évole No me llame Ternera está generando una fuerte polémica antes de su estreno. El lunes, 514 personalidades entre las que se encuentran Fernando Savater, Fernando Aramburu, Ana Iríbar, Marimar Blanco, Andrés Trapiello o Félix de Azúa enviaron una carta al festival de cine de San Sebastián en la que piden que no se exhiba la película puesto que supone un blanqueamiento del terrorista y de ETA. El director del certamen, José Luis Rebordinos, ha negado esas acusaciones y les ha ofrecido un pase privado para que puedan ver el filme antes de juzgarlo. «Para mí ETA es una banda fascista y asesina, más claro no se puede ser. Obviamente si pensara que la película blanquea a ETA no la proyectaría», ha asegurado.
Asesinos huidos La productora de No me llames Ternera ha promocionado la obra asegurando que «la tensa y exhaustiva conversación con Urrutikoetxea permite a una víctima de ETA resolver incógnitas del atentado que sufrió hace casi 50 años». Se trata del asesinato de Víctor Legorburu, cometido el 9 de febrero de 1976. Un grupo de etarras le tiroteó a él y a su escolta en una calle de Galdácano. El alcalde fue rematado en el suelo mientras que al policía municipal Franciso Ruiz le ametrallaron las piernas cuando, malherido, había quedado tendido en la acera. Sufrió doce impactos de bala en total. Según narra en el documental, lo peor vino cuando salió del hospital y algunos vecinos comenzaron a insultarle por la calle. Finalmente, abandonó la localidad.
Por este atentado fueron procesados en 1977 Isidro Garayalde, Mamarru; Joaquín Villar Gurrutxaga, 'Fangio'; y José Miguel Retolaza Urbina, Exequi. En el auto judicial que se instruyó ese año se afirma que otras dos personas que participaron en la acción quedaron sin identificar. La investigación sobre tres de los asesinos no tuvo ninguna repercusión legal. Para empezar, los implicados habían huido a Francia, por lo que no fueron detenidos y no se pudo continuar con la causa. Pero, sobre todo, porque el caso fue sobreseído libremente.
En octubre de 1977 se había aprobado la Ley de Amnistía y un mes después la sección quinta de la Audiencia Provincial de Madrid dictó el archivo de la causa y la extinción de todas las causas abiertas por el atentado, así como de las órdenes de búsqueda y captura dictadas contra los tres etarras. Mamarru llegaría a ser uno de los miembros de la cúpula de ETA hasta que fue detenido en Francia en 1985. Cumplió condena en el país galo y regresó al País Vasco en 2013. Este etarra ha sido relacionado con uno de los crímenes más salvajes de ETA: el secuestro, tortura y desaparición de los jóvenes gallegos José Humberto Fouz Escobero, Jorge Juan García Carneiro, y Fernando Quiroga Veiga, tres asesinatos perpetrados hace 50 años en Biarritz.
Familiares de estas víctimas se han dirigido a Mamarru para que aclare el paradero de los cuerpos, ya que podría haber tenido contacto con los responsables de las muertes. Sin embargo, no ha colaborado con los allegados. A Josu Ternera también se le ha pedido que ayude a localizar los cuerpos, por su papel en ETA en los años en los que se produjo el secuestro, pero también ha guardado silencio.
Por su parte, José Miguel Retolaza, ya fallecido, se encontraba, antes de 1977, en el aparato internacional de ETA y llegó a servir de enlace con las Brigadas Rojas italianas. Tras la amnistía se integró en HB y llegó a formar parte de las listas en las elecciones autonómicas de 1980. Villar Gurrutxaga fue detenido en 1977 y expulsado a España.
Un asesinato por error
El comando que formaban estos tres terroristas y los dos desconocidos que aparecen en el informe judicial estuvo implicado en otros atentados. El 24 de noviembre de 1975 asesinó presuntamente a Antonio Echeverría Albisu, alcalde de Oiartzun. Tras este atentado, ETA dio un ultimátum a todos los cargos públicos que pervivían en las instituciones tras la muerte de Franco y les conminó a dimitir o ser asesinados. El grupo de 'Mamarru', 'Fangio' y 'Exequi' fue vinculado también con el asesinato de José Antonio Galarza, cometido el 10 de febrero de 1976. La propia banda reconocería que había matado a este joven mecánico por equivocación, ya que se parecía a su verdadero objetivo, el alcalde de Zizurkil, Antonio Vicuña.
La relación de Ternera con este comando era desconocida. Su nombre no aparece en los autos judiciales abiertos en su día ni fue citado por otros terroristas detenidos. Según los datos que se conocen, el exjefe de ETA accedió a la dirección militar de la banda en 1973, tras la muerte en un tiroteo con la policía de Eustaquio Mendizábal, Txikia. En esas fechas había participado en el robo de dinamita en un polvorín de Hernani, explosivo que sería utilizado en el atentado contra el presidente del Gobierno franquista, Luis Carrero Blanco. En cualquier caso, reconocer en el documental que formaba parte de la estructura del comando no tendrá consecuencias penales para el antiguo jefe de la banda ya que la Ley de Amnistía impide volver a juzgar este delito.
El protagonismo de Ternera en ETA se precipitó a partir de 1980, cuando se integró en la cúpula de la banda. La muerte en extrañas circunstancias de Txomin Iturbe en 1987, mientras se encontraba en Argelia, le elevó al 'número uno' de la banda. Mantuvo ese papel hasta su detención en 1989. Tras cumplir diez años de prisión en Francia fue entregado a España y quedó en libertad en el 2000. Con anterioridad, Euskal Herritarrok -el partido que sustituyó a HB- le había presentado a las elecciones autonómicas de 1998, momento en el que fue elegido parlamentario pese a que se encontraba en prisión. Cuando quedó en libertad se incorporó al Parlamento vasco y formó parte de la Comisión de Derechos Humanos, presidida en ese momento por el hoy lehendakari, Iñigo Urkullu.
Ternera se dio a la fuga en 2002, tras ser procesado por el atentado de la casa cuartel de Zaragoza cometido en 1987. En este ataque con coche bomba, perpetrado supuestamente por órdenes de Urrutikoetxea, fallecieron 11 personas, seis de ellas, niños. Tras su huida, el parlamentario se integró en la dirección de la banda. Su mandato al frente de la organización es el de la degeneración de ETA, cuyas estructuras eran cada vez más débiles y las capturas de etarras se sucedían con una velocidad inusitada. 'Ternera' aceptó las conversaciones con el Gobierno de Rodríguez Zapatero que se desarrollaron entre 2005 y 2006. Ese proceso fue anulado por la propia banda, que rompió su tregua sin avisar y mató a dos emigrantes en la explosión de la Terminal 4 del aeropuerto de Barajas.
Pidió ayuda a Cáritas
El acoso a los terroristas se multiplicó y las caídas de las cúpulas se aceleraron. En ese contexto, «Ternera» fue el líder que aceptó en 2011 la disolución de la organización que defendían varios sectores de ETA. Durante años fue uno de los terroristas más buscados de Europa, pero no fue hasta 2019 cuando una operación de la Guardia Civil permitió detenerle en el pueblo francés de Sallanches, en los Alpes galos. «Ternera» inició entonces un periplo judicial en París, donde se encuentra pendiente de la decisión de extraditarle a España para responder por el atentado contra la casa cuartel de Zaragoza.
Desde Francia, Ternera ha concedido entrevistas a medios nacionalistas, pero hasta el momento había mantenido un perfil bajo. El agente Francisco Ruiz escribió un libro —Doce balas en el alma— en el que cuenta cómo fue perseguido tras el atentado hasta que se marchó a su Valdepeñas natal. Para sobrevivir tuvo que pedir ayuda a Cáritas. El asesinato de Legorburu volvió a estar bajo los focos en abril de este año, cuando el Ayuntamiento de Galdakao, en manos de EH Bildu y con la asesoría de la la Asociación Aranzadi, hizo pública una página web sobre víctimas del pueblo en la que equiparaba al alcalde con etarras nacidos en el pueblo como José Javier García Gaztelu, Txapote.