Erick, Jorge Enrique, Rosa, John, Tania: las trece vidas calcinadas en el incendio de Murcia
ESPAÑA
Muchos de los fallecidos eran inmigrantes que buscaban una nueva oportunidad para construirse una vida mejor en España
03 oct 2023 . Actualizado a las 19:40 h.El dramático incendio registrado el pasado domingo en Murcia ha acabado con la vida de trece personas, muchas de ellas inmigrantes que buscaban una oportunidad en España. Este es el perfil de las víctimas.
Repartidor en una empresa de refrescos
Erick Torres, un aficionado al deporte que celebraba su cumpleaños
El nicaragüense Erick Torres Hernández había logrado reunir a un numeroso grupo el pasado sábado para celebrar su cumpleaños. Quienes lo vieron aquella noche retratan a una persona radiante, feliz de haberse podido rodear de más de una veintena de los suyos, entre familiares y amigos, para pasar una larga jornada de festejos por su recién rebasada treintena.
Este joven, apasionado del fútbol, un deporte gracias al que había estrechado lazos con muchos de sus amigos, que trabajaba como repartidor de una empresa de refrescos y que antes se había dedicado a la construcción, comenzó la jornada acudiendo a la pedanía murciana de Puente Tocinos, donde el grupo pudo realizar los primeros brindis en una cena celebrada en el restaurante Fonda Milagros, un establecimiento especializado en comida latina que comparte nombre con la discoteca donde acudirían más tarde con la fatídica reserva del palco 18, pegado a la pared que separa el local de la sala Teatre, la discoteca de la que se había desgajado conformando un nuevo negocio que nunca obtuvo licencia para operar. El mismo lugar que quedaría horas después cercado por las llamas del incendio que acabó con la vida de al menos 13 personas, después de que se alcanzaran en el interior temperaturas equiparables a las de un horno industrial.
Él tractorista, ella buscaba trabajo
Jorge Enrique y Rosa, padres de tres menores
Jorge Enrique Batioja y Rosa María Rosero acudieron al cumpleaños de Erick junto a sus amigos Leidy y Kevin. Su desaparición sume en el dolor al pueblo de Caravaca, donde sus vecinos destacan su condición de padres de tres menores. Jorge trabajaba como tractorista para una empresa productora de uva, mientras que su esposa, Rosa, estaba haciendo un curso de empleo de limpieza y mantenimiento de jardines en el Ayuntamiento de Caravaca.
Hijos de Marta Hernández
Erick y Sergio, dos apasionados del fútbol
No era la primera vez que el grupo del cumpleaños acudía a la Fonda, destino habitual entre la comunidad latina. Omar Muriel conocía a muchos de los participantes en la fiesta, a la que él no pudo asistir debido a su trabajo en otro local de ocio nocturno de la ciudad de Murcia. Omar había hecho amistad con Sergio y Erick, los hijos de Marta, a quien también conocía desde hacía «muchos años». «Hemos hecho deporte juntos muchas veces y los conozco de hace mucho tiempo. Incluso hemos trabajado juntos en la construcción», relata. Los partidos que jugaban, alquilando algún campo en el estadio municipal de Murcia José Barnés o en el polideportivo del barrio de La Flota de la capital, habían dejado de celebrarse. «Hacíamos fútbol once, e incluso campeonatos, pero ahora que estamos un poco más mayores, ya hacía tiempo que no», señala. En esos partidos también participaba habitualmente John, al que todos conocían como El Muerto.
Habituales del local
John y Tania, una pareja muy querida
John era albañil. Era habitual verle compartiendo tiempo con sus hijos durante el fin de semana. A veces iba a tomar algo al local donde Omar trabaja. «Lo conocía desde hacía 15 años. Muy buen amigo», asegura este trabajador del ocio nocturno. «De vez en cuando venía con Tania, su pareja, no muy seguido, pero sí de vez en cuando». Tania, trabajadora doméstica, según comentan quienes la conocían, era amiga de la familia de Erick, y el enlace para acudir al cumpleaños.
Claudia Mejía y su marido Julio eran cercanos a ambos. «Ellos tenían amigos por todos lados, eran muy alegres y nunca estaban en problemas. Muy buena gente, no sé qué decir, muy buena gente», asegura Claudia. Julio también estuvo en el cumpleaños fatal. Cuando supo lo que había pasado se quedó paralizado. Claudia, que vive cerca del Hotel Nelva, a unos cientos de metros de la zona de ocio nocturno donde ocurrió la tragedia, vio el fuego desde la ventana. «Mi marido me dijo que incluso había estado en la puerta, con alguno de ellos, que había estado fumándose un tabaco con 'El Muerto'. Me decía: 'No puedo creerlo'. Él está ahora destrozado. No lo quiere demostrar, pero veo esa tristeza en él».
Una mujer «noble»
Lula, la camarera que enamoró al locutor de radio
Otra de las víctimas es la mujer a la que todos conocían como Lula, la pareja del animador y locutor de la emisora de radio Supermix, Ferney Lozano, un hombre muy popular entre la comunidad latina que participaba habitualmente en fiestas y eventos como animador, con el que mantenía una relación desde hacía años. Lozano, que la noche del incendio también estuvo en Fonda Milagros con Lula, perdió de vista a su acompañante en el desalojo. «Ella era la camarera del local», asegura Claudia Mejía. «El tiempo que ha estado abierta la Fonda, donde yo voy frecuentemente, siempre la he visto. Era una mujer muy tranquila, muy respetuosa, que siempre atendía a la gente educadamente. Era noble y siempre estaba sonriendo», recuerda.
En España desde febrero
Yosi, el chef colombiano que vino para ayudar a su madre
Dubis Rivero caminaba ayer derrumbada por las calles aledañas a la discoteca donde se perdió el rastro de su hijo Yosi el pasado domingo de madrugada. Con la mirada perdida y acompañada por su sobrino y una amiga, buscaba amargamente respuestas. «No he contado con la suerte de que mi hijo aparezca todavía. Estaba en la discoteca, en una fiesta. Era uno de los invitados al cumpleaños de Erick y desde esa noche no sé nada de él».
La mujer, de nacionalidad colombiana, llevaba ayer un cepillo de dientes de su hijo en el bolso por si necesitaban cotejar su ADN. «La policía me dijo que esperara, pero si tengo que ir a hacerme pruebas al Instituto de Medicina Legal, voy en este instante». Dubis afirma que no sabe a quién recurrir ni a quién preguntar para saber cómo transcurre la búsqueda. «Puse la denuncia en la policía el domingo y desde entonces nadie se ha puesto en contacto conmigo».
Su hijo Yosi, colombiano y de 34 años, llegó del país sudamericano a Murcia el pasado mes de febrero para ayudar y hacer compañía a su madre, quien se había establecido unos meses antes en el barrio del Progreso de la capital. «Dubis trabajaba en una residencia de la tercera edad, cuidando a personas mayores, y Yosi vino a Murcia para que no estuviera sola», explica Tulio Andrés, un empleado de un supermercado situado en la avenida del Progreso. Según sus vecinos, se integró rápidamente en la vida del barrio. Encontró trabajo como cocinero en un restaurante y en sus ratos libres iba al gimnasio y quedaba con amigos de la comunidad latina. «Era muy buen chico», añaden quienes lo conocen. Pero los peores presagios sobrevuelan entre los vecinos, ya que una chica del barrio, Carla, camarera de un bar de la misma céntrica avenida, asegura que vio a Yosi el domingo, minutos antes de las seis de la mañana.
«Había varias fiestas de cumpleaños en la planta de arriba, en los palcos de la Fonda, y a él lo vi en una de ellas. Luego me marché minutos antes del incendio. Al día siguiente vi su foto en el perfil de Facebook de una amiga con el mensaje de que lo estaban buscando. Hablé con ella y le dijo que lo había visto allí. Me dijo que no le dijera eso, porque su madre estaba desesperada, no sabía nada de él y… siento que puede estar entre la gente que no consiguió salir».
En coche desde Caravaca
Leidy Paola, Kevin Alejandro y un mensaje desde el horror
Lo último que se sabe de Leidy Paola y Kevin Alejandro es el terrible mensaje de audio que la primera envió a sus padres a las 6.06 horas de la madrugada alertándoles de que iba a morir. Desde entonces su padre, Jairo, no ha vuelto a Caravaca. Sigue alojado en Murcia para colaborar en la identificación de los cuerpos. Su hija había partido el sábado para pasar una noche de fiesta en Murcia. Muchos caravaqueños se han sumado al dolor de este hombre, que reside allí desde hace muchos años y que hizo todo lo posible por traerse a su hija a España.