El regreso del prófugo expresidente catalán depende de otros factores judiciales que se abrirán con la aprobación de la ley de amnistía
20 nov 2023 . Actualizado a las 05:00 h.La imagen de Carles Puigdemont regresando a Cataluña tendrá que esperar. Siete años después de su huida escondido en el maletero de un todoterreno para evitar su detención en la causa del procés, la vuelta del expresidente catalán no va a ser tan inmediata como se preveía. Incluso podría demorarse más de un año pese a verse favorecido por la ley de amnistía. Un margen temporal que le permitiría, incluso, revalidar su escaño en el Parlamento Europeo en los comicios de junio del 2024, aunque todavía no ha confirmado si volverá a presentarse como número uno en las listas de Junts. Estos son los cuatro condicionantes que le mantendrán por ahora en la mansión de Waterloo, el centro de operaciones ubicado a 15 kilómetros al sur de Bruselas, donde se ha madurado el apoyo de Junts a la investidura de Pedro Sánchez.
La tramitación de la ley de amnistía
Una carrera de obstáculos. El registro de la proposición de ley de amnistía en el Congreso por parte del Grupo Parlamentario Socialista, que supone el borrado penal de los implicados en la causa del procés y sus derivadas, unas 400 personas, afronta una carrera de obstáculos antes de que el texto se publique en el BOE. Pese a que cuenta con apoyos parlamentarios suficientes en la Cámara baja para salir adelante, la batalla se ha trasladado al Senado. El PP ha hecho uso de su mayoría en la Mesa de la Cámara alta para reformar el Reglamento con el objetivo de dilatar su tramitación urgente. Una «grave infracción que se aparta de la previsión constitucional», según denunció el PSOE, que ya ha anunciado un recurso ante el TC. A priori, el Senado no podrá vetar la amnistía y, según el procedimiento de urgencia parlamentario, tendría un plazo máximo de 20 días para pronunciarse sobre la ley que le remitirá el Congreso. Pero si transcurre por la vía ordinaria antes de que se pronuncie el Constitucional se iría a los dos meses. En cualquier caso, la tramitación de esta norma requeriría como mínimo un plazo de entre seis meses y, casi con toda seguridad, un año. Un periplo que, ateniéndose a los procedimientos de urgencia, el Congreso puede despachar en menos de dos meses como ocurrió con la derogación de la sedición.
Los jueces entran en acción
Forma de tramitación. Tras la publicación de la ley en el BOE comenzaría el plazo de dos meses que la norma da a los jueces para que hagan efectivas las exoneraciones para cada uno de los encausados, incluido Puigdemont. Está por ver si los togados que decidirán, caso por caso, sobre la situación del expresidente catalán y el resto de implicados, cumplirán con este margen. El pasado año, por ejemplo, el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) sobrepasó en tres meses la ley que le obligaba a renovar en tiempo su terna de magistrados para el TC por la posición de bloqueo del sector conservador, pero no tuvo consecuencias. Además, la ley de amnistía introduce la eliminación de los «efectos suspensivos» de su aplicación en el caso de que los magistrados eleven consultas al Tribunal Constitucional o al Tribunal de Justicia de la UE para demorar sus decisiones. Por lo que el plazo de dos meses para aplicar la amnistía, en principio, estaría muy tasado.
Tsunami y el delito de terrorismo
Posible cuestión prejudicial. La orden de detención nacional contra Puigdemont decaerá en cuanto el juez instructor del procés, Pablo Llarena, aplique la ley de amnistía. El expresidente, entonces, podría regresar a Cataluña sin riesgo a ser detenido porque sobre él no pesaría ninguna causa judicial. Ni su implicación en el proceso secesionista del 2017 ni, a priori, la última investigación abierta en el caso Tsunami por un delito de terrorismo, en contra de la opinión de la Fiscalía. No obstante, el juez instructor de la Audiencia Nacional Manuel García Castellón podría plantear una cuestión prejudicial al tribunal europeo dada la gravedad del delito investigado y el impacto que tendría la amnistía en esta causa. En su auto del 6 de noviembre pidió investigar el fallecimiento de un ciudadano francés de un infarto durante la protesta que tuvo lugar en el aeropuerto de El Prat en octubre del 2019.
Por lo tanto, dependiendo de la interpretación que haga el juez de la eliminación de los «efectos suspensivos» de la norma, podría pedir amparo a Luxemburgo para que la corte se pronuncie sobre este extremo. Es más, García Castellón ya anticipó en su auto que el Derecho de la UE ha tratado de armonizar y delimitar los conceptos relacionados con el terrorismo y que «existe un compromiso del Reino de España en la adopción de medidas efectivas para su persecución». Es decir, que los efectos de este delito trascenderían del derecho nacional. Un horizonte que, de consumarse, retrasaría la aplicación de la amnistía a Puigdemont y al resto de acusados tanto en la causa de Tsunami como en la de los CDR en la Audiencia Nacional.
La inmunidad del expresidente
Primer trimestre del 2024. Otro asunto colateral del que está pendiente Puigdemont para un posible regreso se dirime en el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE). El pasado septiembre la defensa del expresidente y de los otros dos eurodiputados de la Junts, Toni Comín y Clara Ponsatí, recurrieron la sentencia que en julio les retiró la inmunidad por razón de su cargo, dando así la razón a una decisión previa del Parlamento Europeo del 2021. En paralelo a la tramitación de la ley de amnistía, el TJUE tiene previsto pronunciarse en el primer trimestre del 2024 sobre los recursos. Mientras tanto, el juez Llarena mira de reojo esta resolución por si decide reactivar la orden europea de detención y entrega antes de que se apruebe el borrado penal a los encausados por el procés.