Una fuga mal ejecutada permitió las detenciones del caso Vidal Quadras

M. S. Pardo, J. Cano MADRID, MÁLAGA / COLPISA

ESPAÑA

Agentes de la Policía Nacional en el momento que detienen en Lanjarón al presunto cabecilla de la trama que intentó matar a Vidal Quadras
Agentes de la Policía Nacional en el momento que detienen en Lanjarón al presunto cabecilla de la trama que intentó matar a Vidal Quadras Alba Feixas | EFE

La policía cree que simpatizantes del régimen iraní están detrás del atentado

23 nov 2023 . Actualizado a las 15:32 h.

Los expertos de la Comisaría General de Información están convencidos de que el intento de asesinato de Alejo Vidal Quadras el pasado 9 de noviembre fue obra de un «grupo de radicales diletantes chiíes» con simpatías por Irán pero no auspiciado por el régimen de los Ayatolás. Es más, a estas alturas de la investigación descartan ya casi por completo que detrás del atentado puedan estar las estructuras del Gobierno de Teherán y, en particular, sus eficaces agentes secretos del Ministerio de Inteligencia y Seguridad Nacional, el temido Vevak.

La manifiesta falta de profesionalidad de la operación para tratar de acabar con la vida del fundador de Vox y que ha acabado con tres detenidos en tan solo trece días de investigación y con la policía pisando los talones al sicario magrebí tiene su máximo exponente, apuntan mandos del caso, en el cúmulo de errores e indiscreciones cometidas por el supuesto cerebro y organizador del asesinato frustrado, el chií español detenido en la localidad granadina de Lanjarón la madrugada del martes.

Hay una pista clave para explicar el acelerón que en los últimos días ha dado la investigación: el coche alquilado en Málaga y usado por el cerebro de la trama. Este vehículo, azul metalizado, ya fue localizado, a través de las cámaras de seguridad, en los días previos al atentado deambulando por las inmediaciones del domicilio del fundador de Vox, en el barrio de Salamanca en Madrid, en los alrededores de la calle Núñez de Balboa. El análisis de esas grabaciones igualmente desveló el rostro de la persona que conducía ese vehículo sospechoso, que posteriormente se ha comprobado que es el chií atrapado en Lanjarón.

Un flagrante fallo de este individuo fue el que condujo hasta su captura en Granada. El tipo, tras el atentado, usó el coche para huir a toda prisa a Andalucía. El vehículo fue captado por un radar camino de Granada a 180 kilómetros por hora. Esa infracción hizo que los agentes centraran desde casi el principio la búsqueda de los autores del atentado en Andalucía, pues las alarmas saltaron en la Comisaría General de Información, que ya había puesto en busca y captura este coche al que habían visto de manera repetida en las cámaras de seguridad del barrio de Salamanca.

Segundo error

Otro error del cerebro del atentado, ya conocido, fue el de no percatarse de que en Lanjarón había dejado el coche aparcado en la calle Eras del Salado, en una zona en la que no estaba permitido estacionar porque se iban a talar los árboles cercanos y en la que era previsible que la Policía Municipal comprobara la titularidad del vehículo para tratar de localizar a su propietario para que lo retirara, activando de paso de nuevo las alarmas en las numerosas bases de datos que el Ministerio del Interior tiene sobre coches robado o de interés policial.

El coordinador del atentado, además, contrató a un sicario bastante poco profesional, según han constatado los servicios antiterrorista y no solo por el hecho de que no acabó de cumplir su trabajo. El pistolero, un ciudadano de origen tunecino, tiene múltiples antecedentes policiales y una orden de búsqueda y captura por un asesinato de encargo. Dados sus antecedentes y otras pistas su nombre estuvo desde el principio de la investigación encima de la mesa, alejando casi desde la primera hora la teoría de un atentado de los profesionales del temido Vevak.