Cadáveres a 1.200 euros: desmantelan en Valencia una red de venta de cuerpos a universidades
ESPAÑA
Los fallecidos solo pueden ser donados para la ciencia por el propio interesado, sus familiares o la administración y siempre de forma gratuita
29 ene 2024 . Actualizado a las 16:59 h.Cadáveres a 1.200 euros. La denominada operación Thanathos de la Policía Nacional ha sacado a la luz una gran trama de venta clandestina de cadáveres en Valencia que se dedicaba a proveer de cuerpos a las facultades de medicina para prácticas de los estudiantes. En España, en principio, los cuerpos que se usan en los centros de enseñanza solo puede ser donados para la ciencia por el propio interesado, sus familiares o la administración y siempre de forma gratuita. La mayoría de los expertos interpretan que el uso de cadáveres se regiría por Ley 30/1979 sobre extracción y trasplante de órganos, que garantiza el altruismo en las donaciones tras la muerte, por lo que toda donación debe ser voluntaria y gratuita, por lo que es ilegal comerciar con órganos donados.
No obstante, existe un importante vacío legal en la materia y, la falta de cadáveres disponibles para las prácticas, es un acicate para mafias como la desmantelada ahora. Este grupo basaba su negocio en falsificar documentación para poder retirar los cuerpos de hospitales y residencias de personas con un perfil muy determinado: ancianos sin familiares, personas sin techo o extranjeros. Posteriormente vendían esos cuerpos que había sido retirados para darles sepulturas a las universidades por una cantidad que siempre rondaba esos 1.200 euros.
Pero ahí no acababa el macabro negocio. Esta organización criminal además llegó facturar 5.040 euros a una universidad por realizar once incineraciones ilegales de cuerpos (que ya había sido diseccionados), las cuales no aparecían reflejadas en las facturas emitidas por ninguna de las incineradoras que operan en la ciudad.
La investigación comenzó a principios del 2023 tras tener conocimiento los agentes que se habría retirado el cadáver de un fallecido de la morgue de un hospital de manera irregular por parte de una funeraria, para lo que se habrían realizado falsificaciones en el libro registro del mismo, así como también en la documentación facilitada al Registro Civil.
Tras numerosas pesquisas, los investigadores comprobaron como dos trabajadores de una funeraria, tras falsificar documentos, se habrían apoderado de un cuerpo que se encontraba en la morgue del hospital y lo habrían trasladado a una universidad para su estudio en vez de haberle dado sepultura. El fallecido debería de haber sido enterrado en su localidad de residencia en un sepelio de beneficencia abonado por el ayuntamiento de dicha localidad valenciana, sin embargo fue vendido para su estudio por casi 1.200 euros, sin que ningún familiar o amigo hubiera dado consentimiento.
Continuando con la investigación, los agentes localizaron otro caso con el mismo modus operandi, esta vez el difunto se encontraba ingresado en una residencia geriátrica y al parecer, habría sido el propio hombre, tres días antes de fallecer quien habría supuestamente autorizado la donación de su cuerpo.
En este caso los investigadores pudieron constatar que el hombre poco antes de fallecer tenía menoscabadas sus capacidades mentales ya que sufría un deterioro cognitivo severo, lo que no le hubiera permitido entender lo que suponía la donación. Además dicha donación fue firmada para que el cadáver fuera remitido a una determinada facultad de medicina, siendo finalmente llevado a otra, la cual pagaba más dinero por el mismo, para ello, consiguieron mediante engaño que personal sanitario firmara el cambio de destino del cuerpo.
Los investigados buscaban fallecidos que no tuvieran familiares, preferiblemente extranjeros o que en vida hubieran tenido condiciones de vida precarias para realizar las irregularidades, ya que así se aseguraban que no se hiciera ningún seguimiento sobre dichas donaciones por parte de algún familiar, buscando así una mayor impunidad.
Más irregularidades
Por otro lado, y continuando con las pesquisas, los agentes averiguaron que también se habrían producido irregularidades en las incineraciones de los cuerpos que habían sido supuestamente donados a la ciencia. Al parecer, una vez las universidades hubieran finalizado los estudios con los mismos, estas tenían que costear las incineraciones, haciéndose cargo de ellas la misma funeraria.
Tras varias gestiones, los agentes averiguaron que la empresa funeraria habría facturado a una universidad 5.040 euros por 11 incineraciones, las cuales no aparecían reflejadas en las facturas emitidas por ninguna de las incineradoras que operan en Valencia.
Parece ser que los investigados aprovechaban la disección y desmembramiento de los cuerpos para introducirlos en los féretros de otros difuntos, realizando en una sola incineración la cremación de varios cadáveres, ahorrándose pagar por ellas y a la vez facturándolas a la universidad, sacando notables beneficios con esta práctica.