Aislado el asesino de los tres hermanos de Morata de Tajuña que mató a golpes a su compañero de celda

Mateo Balín MADRID / COLPISA

ESPAÑA

El autor confeso del triple crimen en Morata de Tajuña. custodiado por agentes para el registro de su vivienda en Arganda del Rey el 22 de enero
El autor confeso del triple crimen en Morata de Tajuña. custodiado por agentes para el registro de su vivienda en Arganda del Rey el 22 de enero Mariscal | EFE

El pakistaní acabó con la vida del búlgaro Ángel A. V., entre rejas en la cárcel de Estremera por asesinar a su mujer en el 2012, con una mancuerna de fabricación casera

19 feb 2024 . Actualizado a las 13:30 h.

Dilawar Hussain Fazal Chouhdary, el asesino confeso de los hermanos Francisca Amelia, Ángeles y Pepe Gutiérrez Ayuso, cuyos cadáveres aparecieron el 18 de enero semicalcinados en su casa de Morata de Tajuña (Madrid), vuelve a acaparar titulares. El ciudadano pakistaní de 42 años, en prisión preventiva desde el 24 de enero, mató sobre la medianoche del miércoles a su compañero de celda en la prisión de Estremera, un ciudadano búlgaro de 40 años que en su día fue encarcelado por asesinar a su pareja en el 2012.

La Policía Judicial de la Guardia Civil se ha hecho cargo de la investigación, bajo la tutela del Juzgado de Instrucción número 8 de Arganda del Rey, de guardia de detenidos. Las primeras hipótesis apuntan a que Dilawar Hussain mató a golpes «con un objeto contundente» -se trataría de una especie de mancuerna de elaboración casera, prohibida expresamente en el interior de las celdas- a su compañero, Ángel A. V. El fallecido, en todo caso, no ejercía las funciones de un preso-sombra, es decir, un interno de confianza que de forma voluntaria están las 24 horas con el recluso afectado para prestarle seguimiento, apoyo y atención, más si cabe cuando estos presentan signos depresivos.

Tras cometer el crimen después del cierre de celdas, que es sobre las 21.30 horas, fuentes penitenciarias informaron de que sobre las 2.30 de la madrugada el  agresor avisó a un funcionario. Entonces, se puso en marcha el protocolo sobre fallecimientos, se avisó al juzgado de guardia y agentes de la Policía Judicial se desplazaron hasta el penal, acompañados de forenses, para realizar una inspección ocular y entrevistarse con posibles testigos.

De forma paralela, el centro penitenciario de Estremera abrió una investigación interna para conocer qué ocurrió y si se produjo algún fallo de seguridad, como por ejemplo saber cómo llegó el objeto contundente a la celda. Del mismo modo, Chouhdary fue llevado a aislamiento desde el módulo 12, uno de los más conflictivos de la cárcel. Fuentes penitenciarias señalaron que en estas semanas en prisión preventiva «no había protagonizado ningún altercado, pero mantenía una actitud altiva».

No era la primera vez que estaba en esta cárcel, en la que estuvo recluido hasta el pasado septiembre, cuando fue juzgado y condenado por un delito de lesiones a dos años de prisión por golpear en la cabeza con un martillo a Francisca Amelia. Una sentencia que al ser dictada de conformidad permitió a su defensa solicitar el beneficio de la suspensión de la ejecución de la pena privativa de libertad. Después, ya en libertad provisional, llegó el triple crimen de los hermanos Gutiérrez Ayuso en Morata de Tajuña.

Doble estafa

Dilawar Hussain fue detenido el 22 de enero y confesó haber acabado con la vida de los tres hermanos un mes antes de que se descubriera el triple crimen. El pakistaní mató a sus víctimas a golpes con una «barra» que aún no se ha encontrado. Chouhdary, tras su primera confesión nada más ser detenido, dejó de colaborar con los investigadores por consejo de su abogada, llegando incluso a desdecirse para no autoinculparse formalmente por el crimen. Sin embargo, ante el instructor sí que volvió a reconocer la autoría de los hechos y se ratificó en lo declarado ante la Guardia Civil en un principio. El asesino confeso fue enviado a la cárcel madrileña de Estremera, donde  acabó con la vida de su compañero de celda tras una discusión cuyo origen aún está por esclarecer.

El triple crimen de los hermanos de Morata de Tajuña encierra una doble estafa basada en la codicia, según los investigadores del Grupo de Homicidio de la Guardia Civil. Por un lado el engaño amoroso a las hermanas Gutiérrez Ayuso que enviaron hasta 400.000 euros en unos siete años a dos falsos novios militares norteamericanos con el fin de cobrar una supuesta herencia de siete millones de euros.

Por otro lado, el probable engaño en el que cayó el asesino confeso de Francisca Amalia, Ángeles y Pepe, quien llegó a vender el próspero locutorio informático y de transferencias que regentaba en la cercana localidad de Arganda del Rey para poder prestar dinero a los hermanos y entrar en el negocio de la herencia de los militares norteamericanos por el que esperaba obtener un beneficio cercano a los 50.000 euros en solo unos meses.

 El módulo 12 del criminal confeso de los Gutiérrez Ayuso

La mayoría de los centros penitenciarios en España cuentan con módulos de aislamiento construidos exprofeso para internos peligrosos, presos FIES (Fichero de Internos de Especial Seguimiento) o aquellos que han cometido faltas graves en módulos normales y se les envía durante días o semanas a uno más restrictivo.

En el caso del ciudadano pakuistaní Dilawar Hussain Fazal Chouhdary, autor confeso del triple crimen de los hermanos Gutiérrez Ayuso en Morata de Tajuña (Madrid), se encontraba este miércoles en el módulo 12 de Estremera cuando mató a golpes con una mancuerna de elaboración casera a su compañero, el ciudadano búlgaro Ángel A. V., de 40 años. Ambos se encontraban en un ala penitenciaria en la que conviven presos preventivos (en su mayoría) de carácter conflictivo. Un camino intermedio entre el módulo de aislamiento y el de respeto.

La diferencia con el módulo de aislamiento, donde ha acabado el homicida tras el nuevo crimen, es que la vida carcelaria es en cierto modo más flexible. Primero porque comparten dos internos un habitáculo más espacioso que en aislamiento, donde los presos viven solos en sus celdas, salen una o dos horas al día a un patio de reducido tamaño de manera individualizada y no tienen contacto con casi nadie. Tampoco es fácil la relación con los funcionarios, dado que en los módulos automatizados como los que existen en Estremera (un centro más moderno puesto en marcha en el 2008) todas las compuertas se abren electrónicamente y las órdenes se articulan por megafonía interna.

Entonces, ¿qué hacía Dilawar Hussain en esa celda del módulo 12 que compartían con su nueva víctima, Ángel A. V., nacido en julio de 1983 en Bulgaria y que llevaba encarcelado desde 2012 por homicidio? Es una de las preguntas que deberá responder la investigación interna abierta por el centro. Se sabe, además, que el fallecido no ejercía de preso-sombra del ciudadano pakistaní, ya que no tenía aplicado el artículo 75.2 del Régimen Penitenciario, por lo que en ese habitáculo carcelario se encontraban dos internos conflictivos con las manos manchadas de sangre.