Arreón final a por 2,3 millones de indecisos en las elecciones catalanas

Xosé Vázquez Gago
Xosé Gago BARCELONA / E. LA VOZ

ESPAÑA

Pedro Sánchez, con una camisita con la silueta de Salvador Illa en el mitin de cierre de campaña en Barcelona
Pedro Sánchez, con una camisita con la silueta de Salvador Illa en el mitin de cierre de campaña en Barcelona David Zorrakino | EUROPAPRESS

Sánchez y Feijoo se vuelcan en el cierre de una campaña que deja el futuro Gobierno en el aire

11 may 2024 . Actualizado a las 09:45 h.

Llamadas y más llamadas a los indecisos. Así empezó y así terminó la campaña de las elecciones catalanas. Unos comicios marcados por el hartazgo de los ciudadanos de esa comunidad, que han tenido que votar seis veces en 15 años marcados por el fracaso de la intentona independentista y sus consecuencias. Según las encuestas, de los 5,7 millones de catalanes llamados a las urnas, el 40 %, 2,3 millones, no tenían decidido su voto hace una semana, y en ellos se han centrado todos los partidos. La campaña, según las encuestas que se publican en medios del extranjero, no han servido para que se visualice un gobierno. Sí colocan al PSC como favorito, a Junts a poca distancia y a ERC como tercera fuerza, aunque con fuerte desgaste. Por detrás, PP y Vox pelean por el cuarto puesto y más abajo se sitúan la CUP, los Comunes y la ultranacionalista Aliança Catalana.

De cumplirse las previsiones, harán falta pactos a varias bandas y no es descartable una repetición electoral. En ese contexto, los presidentes del PSOE y el PP, Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijoo, se han volcado en el esprint final, mientras los independentistas endurecen su discurso. 

«A gusto en Cataluña»

Los socialistas llenaron el pabellón del Valle de Hebrón, en Barcelona, con capacidad para 1.670 espectadores, aunque se superaron los 3.000 al sumar los sentados en la pista y los que siguieron el mitin desde la calle.

Números aparte, el ambiente fue entusiasta. Lo reflejó, dijo Salvador Illa, hasta el rostro de Pedro Sánchez. «Te conozco bien, se nota que te sientes a gusto en Cataluña», afirmó el candidato.

El líder del PSOE volvió a insinuar una conspiración de «bulos» desde la «máquina del fango» contra él, pero no concretó quiénes la dirigen. Solo habló de «intereses». Reivindicó a los fallecidos Carme Chacón y a Alfredo Pérez Rubalcaba, que acuñó el término de «Gobierno Frankenstein» para criticar sus alianzas. E invitó dos veces a las mujeres catalanas a «votar masivamente al PSC, como han hecho siempre».

Illa le agradeció que «en materia de defensa de los valores europeos» no haga «cálculos electorales». Reivindicó su labor para lograr la vuelta del «diálogo y la convivencia» a Cataluña y se comprometió a seguir en esa línea para «unir» a los catalanes, los españoles y los europeos.

Feijoo acompañó en Hospitalet al candidato popular, Alejandro Fernández, que reivindicó la voluntad de gobierno de su partido: «No somos un voto pataleta». Por su parte, el presidente del PP apeló a los votantes de Ciudadanos para agrupar el voto constitucionalista y advirtió que Salvador Illa, aunque gane, hará presidente a Carles Puigdemont si Sánchez lo manda: «El PSOE volverá a engañar a los catalanes».

Puigdemont, el candidato de Junts que hace campaña en Francia tras huir de la Justicia, se acercó por la mañana a Colliure, a seis kilómetros de la frontera, pero por la tarde retrocedió hasta Elna, que está a más de 40. No forzó su detención, pero ante más de 3.500 simpatizantes llegados de Cataluña dijo que «volveremos» con la victoria y comparó a Illa con un gobernador civil.

El candidato de ERC, Pere Aragonés, también cargó contra el socialista y pidió concentrar el voto en su partido porque, si gobierna Illa, el rey Felipe VI «se paseará por el Palau de la Generalitat».

Las cercanías, con retrasos por robos de cobre, son un arma arrojadiza para los partidos 

En Galicia, que carece de servicio de cercanías ferroviarias, las quejas de los catalanes por el mal funcionamiento de Rodalies pueden parecer lo que a veces se conoce de forma burlona como «problemas del primer mundo», pero para los más de 3,3 millones de vecinos del área metropolitana de Barcelona son una grave dificultad. El uso del coche está cada vez más limitado en la capital. Hay pocas plazas para aparcar y los precios son elevados, y pese a ello es posible perder más de dos horas para recorrer 40 kilómetros en los atascos de hora punta.

Pero Rodalies, al contrario que el metro o los menos extensos Ferrocarriles de la Generalitat, tienen problemas a diario. Ayer mismo, uno de los trenes de la línea 1, que une Hospitalet con Blanes, y debía parar a las a las 9.16 en la céntrica estación de Sants —su primera parada— llegó con media hora de retraso. En los paneles no se dio ninguna explicación a los pasajeros, y en la aplicación web de Renfe no figuraba la incidencia. «Es todos los días igual, estamos muy enfadados, pero resignados», dijo una de las pasajeras.

Una de las causas de los retrasos son los robos de cobre de las catenarias, explica la misma viajera. Puede parecer una leyenda urbana, pero no lo es. La web oficial de Rodalies publicó el 3 de mayo: «Nuevamente, un robo de cobre ha vuelto a afectar al servicio». Dos líneas se vieron perjudicadas. A los retrasos se suman problemas menores, pero molestos. El más llamativo es que las máquinas de control de acceso a los andenes tienen frecuentes problemas para leer los abonos. En Sants, parte del personal se dedica a explicar a los usuarios qué dispositivos funcionan bien.

Las deficiencias sirven de arma arrojadiza a los partidos en campaña, sobre todo a los nacionalistas. ERC distribuye en las estaciones unos folletos que comparan las incidencias con las de los ferrocarriles de la Generalitat. Su mensaje principal dice: «Rodalies es el único servicio que gestiona el PSC en Cataluña y... ¡Es un desastre!».