Illa gestionará un escenario endiablado

Francisco Espiñeira Fandiño
Francisco Espiñeira SIN COBERTURA

ESPAÑA

Illa, en la noche electoral.
Illa, en la noche electoral. Lorena Sopêna | EUROPAPRESS

13 may 2024 . Actualizado a las 10:11 h.

Gran victoria de Salvador Illa en Cataluña. El exministro de Sanidad ya venía de ser primero en el 2021, pero sube ocho diputados y valida parcialmente la apuesta de Pedro Sánchez por neutralizar a los separatistas a base de concesiones: indultos, reforma del Código Penal para perdonar las malversaciones y hasta la amnistía. Illa ni siquiera sabe si podrá gobernar. Le podría preguntar a Feijoo que ser primero no siempre te garantiza el poder. De momento, este lunes empezará el juego de las negociaciones y el PSOE no tiene mucho margen para moverse en cuanto a nuevas prebendas a los separatistas sin agravar su debilidad en el resto de España.

El futuro del hombre de Sánchez en Cataluña dependerá, sobre todo, de lo que decida el gran perdedor de las elecciones. Esquerra ha sufrido la maldición del aliado del PSOE. Le pasó a Podemos, al PNV y ahora a Aragonés. Los socialistas crecen, sobre todo, gracias a la caída de sus dos principales aliados por la izquierda, ERC y los comunes. Pere Aragonès ha perdido su órdago de adelantar elecciones para frenar el empuje de Junts tras lograr la amnistía. Pero, además, su pésima gestión le ha pasado factura frente al partido cuyas políticas valida en Madrid y se le ha escapado voto hacia el independentismo pata negra y hacia el socialismo posibilista de Illa.

La derrota de los republicanos es doble. Pierde 13 diputados y su eterno rival, Carles Puigdemont, les ha barrido entre la parroquia separatista sacando no solo más diputados (36) y votos, sin sufrir además grandes pérdidas por la ultraderecha de Aliança Catalana.

Puigdemont prometió dejar la política si no gobernaba. Y si Illa lo tiene difícil, lo suyo tampoco pinta demasiado bien. Su mesiánica campaña no basta para tapar lo evidente: los apoyos a la independencia catalana pasan del 52 % hace tres años a poco más del 41. Diez puntos menos que dejan otra lectura adicional: el procés ha fracasado en las urnas, roza su mínimo histórico y está más fragmentado que nunca. La mayoría quiere pasar página del unilateralismo, pero a Puigdemont la receta le funciona y le servirá para presionar a Esquerra para que le devuelva el favor de hace tres años y le apoye a él en vez de a Illa.

En la Moncloa pueden celebrar su primera gran victoria en los últimos cinco años. Pero a Pedro Sánchez se le complica la legislatura por la debilidad de los republicanos y la demostración de que a Puigdemont le renta electoralmente tensar la cuerda con el PSOE. Será el propio Sánchez el que tendrá que resolver el órdago del huido tras el 1-O, que amenazó con reventar la legislatura si los socialistas no le facilitan su investidura.

La clave radica en una Esquerra condenada a abrir una crisis interna a corto plazo. Aragonés ya forzó su designación como candidato ante las dudas de Oriol Junqueras. Pero el batacazo le deja contra las cuerdas,

Crece mucho también la derecha. El PP quintuplica sus escaños y adelanta a Vox también en votos. Ciudadanos confirma su desaparición. Y Aliança Catalana amplía el abanico de extremismos en España