La policía investiga una denuncia de maltrato parasicológico a una mujer en Valencia
ESPAÑA
La jueza abre diligencias por un delito de violencia machista e impone al hombre una orden de alejamiento tras ser acusado de pagar a un médium para asustar a la víctima
08 oct 2024 . Actualizado a las 13:37 h.Hay relatos y fenómenos que no tienen una explicación científica, pero muy pocas veces son investigados por la policía y un juzgado abre diligencias para esclarecer los hechos. Cuesta creer que un maltratador pueda ponerse en comunicación, supuestamente, con el espíritu de una persona muerta, que un vaso de cristal estalle sin que nadie lo toque o que se mueva una muñeca flamenca.
Según la denuncia de la víctima, los sucesos paranormales habrían ocurrido en diferentes días del pasado verano en una vivienda de la ciudad de Valencia. La mujer de 41 años cree que su expareja pagaba dinero a un médium para que moviera objetos y muebles con la intención de infundirle miedo.
Declaró ante la policía que estaba muy asustada y que había tenido que cambiar sus hábitos, porque temía que él le pudiera hacer algún daño. También manifestó que su expareja le había dicho en varias ocasiones que se iba a suicidar y «que se llevaría a alguien por delante» si ella lo dejaba.
Tras este chantaje emocional, la víctima decidió romper la relación, pero hizo todo lo posible para que él no se enfadara, continuaron la amistad e incluso hicieron un viaje juntos en caravana que habían planeado meses antes, porque él le pidió que lo hicieran como amigos. Ella accedió con dudas y temores hasta que se sintió otra vez agobiada cuando el hombre le regaló un anillo.
Después del desencuentro, la mujer pasó unos días en su pueblo durante las fiestas patronales, y el individuo comenzó a acosarla por teléfono con tres y cuatro llamadas diarias. La situación era cada vez más preocupante, pero la víctima no quería presentar denuncia contra su expareja.
El episodio más violento que relata la denuncia tuvo lugar la noche del 29 de agosto después de una fuerte discusión porque él había hablado con una conocida de la víctima en redes sociales. El hombre se mostró muy agresivo y le propinó un puñetazo en un brazo tras empujarla. Ella le pidió entonces que se marchara y él le contestó: «No puedo salir de tu casa, no puedo perderte, no he terminado mi misión».
El padre del presunto maltratador y dos patrullas de la policía acudieron al domicilio de la mujer tras este incidente violento, pero ella no denunció en ese momento la agresión y el individuo no fue detenido. Dos días después, su expareja le mandó un mensaje a través de WhatsApp donde decía que estaba a punto de matar a su familia y que luego iba a suicidarse.
Una visión fantasmagórica
Con respecto a los sucesos paranormales, la mujer declaró que vio cómo un cuadro «se elevaba sobre la mesa donde estaba apoyado y caía al suelo poco después». Y en otro episodio referido en la denuncia afirma que escuchó pasos acelerados detrás de una pared, y pasados unos minutos, su expareja se presentó en su casa y le dijo que había «tenido una visión» fantasmagórica del padre de la víctima, que hacía poco tiempo que había muerto.
Durante el supuesto contacto sobrenatural, el hombre fallecido le habría manifestado que si no estaban juntos (su hija y el presunto maltratador) «ocurrirían cosas malas y ella moriría un día antes que él». Después, el extraño individuo entró en otra estancia de la vivienda, y acto seguido «explotó un vaso en la estantería y se movió un busto» donde había una foto de la víctima con su padre fallecido, según el relato de la denuncia.
Tras estos hechos sin aparente explicación y otras supuestas visiones que decía tener el hombre, su expareja tenía miedo de entrar sola en su casa, y llamaba por teléfono a su madre antes de abrir la puerta de su domicilio. La víctima se sentía más segura de esta forma y hablaba por el móvil hasta que consideraba que ya no corría ningún peligro en la vivienda.
El 11 de septiembre de este año, la víctima llamó a la policía tras encontrar su casa revuelta: el televisor y un jarrón estaban en el suelo, y «una muñeca flamenca se había desplazado desde un mueble hasta la entrada de su dormitorio». La mujer se asustó mucho, pero no presentó denuncia ese día porque no echó en falta ningún objeto de valor. La puerta no estaba forzada, no le habían robado nada, y la Policía Científica tampoco halló indicios criminales ni huellas de un presunto ladrón.
¿Quién había movido los objetos? La víctima no tenía respuesta para esta pregunta, y por ello decidió denunciar los hechos y solicitar en el juzgado una orden de protección. Temía por su vida cada vez que recordaba las palabras de su expareja: «ocurrirían cosas malas y ella moriría un día antes que él» si no volvía a reanudar la relación con el hombre que le atormentaba.
Dos días después del supuesto fenómeno paranormal, la mujer acudió a una comisaría de la Policía Nacional y contó los extraños sucesos y sus miedos con todo lujo de detalles. Además, la víctima facilitó los datos de una testigo que había presenciado gran parte de los hechos que relataba en su denuncia.
Pocas horas después, el presunto maltratador daba con sus huesos en un calabozo tras ser detenido por la Policía Nacional como presunto autor de un delito de violencia machista. El hombre quedó libre al día siguiente tras acogerse a su derecho a no declarar por consejo de su abogado, pero sigue investigado por maltratar, presuntamente, a su expareja.
Como consecuencia de la orden de alejamiento, el individuo tiene prohibido acercarse al domicilio de la víctima o cualquier lugar donde se encuentre, y tampoco puede establecer contacto escrito, verbal o visual con su expareja por cualquier medio de comunicación, informático o telemático.
Un machista en los camerinos
La víctima y el hombre detenido fueron pareja sentimental durante dos años, y ambos tienen recuerdos maravillosos de los primeros meses. Él se comportaba «de forma encantadora tanto con ella como con su familia», según los hechos relatados en la denuncia.
Cuando la mujer encontró trabajo como bailarina y coreógrafa, él cambió su actitud y empezaron los celos y las conductas machistas con frases como «vais vestidas como putas». Además, al individuo le molestaba que bailara con chicos y hasta la obligó a dejarle entrar en los camerinos «para ver cómo era la vida en ese ambiente». Y tampoco quería que ella interactuara con nadie en las redes sociales.