Sánchez se desvincula de las «prácticas faltas de ejemplaridad» de Ábalos y defiende la «contundencia» del PSOE

Paula de las Heras MADRID / COLPISA

ESPAÑA

Atlas

El presidente afirma que la visita de la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, fue privada

11 oct 2024 . Actualizado a las 12:26 h.

Pedro Sánchez ha hablado hoy por primera vez desde Roma de la situación procesal en la que se encuentra su exministro de Transportes y exnúmero tres en el PSOE, José Luis Ábalos, desde que ayer se conociera que el juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno ha dado ya el primer paso para su imputación. El presidente del Gobierno se ha desvinculado de las «prácticas faltas de ejemplaridad y rayanas en la corrupción» que se atribuyen en el informe de la Unidad Central Operativa que ha impulsado la decisión del magistrado al que fuera uno de sus hombres de mayor confianza y ha asegurado que con él en el Ejecutivo «no habrá impunidad».

«El Gobierno de España, y yo en particular, tiene un compromiso con la regeneración democrática desde que impulsamos la moción de censura en el 2018. Y en esta cuestión, dejando de lado lo asuntos personales, lo que quiero trasladar a la ciudadanía española es la absoluta confianza en las instituciones públicas y en el Gobierno de España», ha argumentado tras ser cuestionado por el asunto en una comparecencia en la Real Academia de España, tras una audiencia en el Vaticano con el Papa Francisco.

Sánchez ha tratado de poner en valor la «contundencia, determinación e inmediatez» con la que, ha defendido, actuó el PSOE cuando en febrero de este año la Guardia Civil detuvo a la mano derecha de Ábalos, Koldo García Izaguirre, por presuntamente pertenecer a una trama de que aprovechó la pandemia para hacer negocios, entre otras cosas, con la venta de mascarillas a instituciones públicas. Entonces, al exministro -que había sido destituido de manera fulminante y sin explicación alguna de todos sus cargo en el Gobierno y en el partido en julio del 2021 sin que nunca se diera una explicación del porqué- se le exigió que entregara el acta de diputado socialista y, tras negarse, se le abrió un expediente de expulsión.

El presidente ha admitido que Ábalos le informó de la visita de la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, tal como ha desvelado la Guardia Civil, pero que esta visita se canceló una vez que el Gobierno se percató de que pesaban sanciones contra ella.

«Cero preocupación»

El PSOE asume «el daño» pero esgrime que la UCO solo «deja mal» a Ábalos. «Era cuestión de tiempo», apunta un miembro de la dirección federal del PSOE, valorando los datos conocidos. En Ferraz admiten que las cosas «no pintan bien» para Ábalos, pero también subrayan que nada de lo que contiene la investigación de la Guardia Civil permite deducir que ningún otro miembro del Ejecutivo o de la formación estuviera implicado o al tanto de las supuestas actividades ilícitas del hoy diputado raso en el Grupo Mixto.

«No hay nada en el informe que no tenga una explicación más que lógica», sostienen en alusión a las menciones al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al que, según se recoge, Ábalos informó del controvertido viaje de la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, a España en enero del 2020; a las conversaciones entre el asesor del exministro Koldo Garcia con la entonces presidenta de Baleares y hoy presidenta del Congreso, Francina Armengol; a que el conseguidor de la presunta trama corrupta, el empresario Víctor De Aldama, dijera que Víctor Ángel Torres, ahora ministro de Política Territorial y en esa época presidente de Canarias, le debía «una grandísima» o que intercediera a favor del rescate de Air Europa.

Fuentes gubernamentales aseguran tener «cero preocupación» de que Sánchez se vea salpicado. «Otra cosa es que el PP quiera hacer todo el ruido del mundo y alguien se quiera creer que el presidente del Gobierno hablaba con Koldo, cosa que parece de ciencia ficción. Pero realmente -insisten en Ferraz- el que sale mal es Ábalos». Siendo así, defienden que el daño está relativamente balizado e incluso, apuntan algunos, «amortizado».

El hecho de que el pasado febrero, poco después de que estallara el escándalo de las mascarillas, la dirección del partido le exigiera que entregara su acta de diputado -el único cargo institucional que ya ejercía tras haber sido cesado como ministro y responsable de Organización de manera fulminante y sin explicación en julio de 2021- y la decisión de abrirle después un expediente de expulsión (aún no resuelto) actúan, creen en la ejecutiva socialista, como una suerte de blindaje. También la expeditiva actuación del ministro Óscar Puente con las destituciones y la auditoría realizada en su departamento para enfado monumental de Ábalos, que se vengó rompiendo por primera vez la disciplina de voto en el Congreso hace unas semanas.

Pero eso no quita para que algunos miembros del Ejecutivo y el partido reconozcan su conmoción y su preocupación. No, aseguran, porque ahora Ábalos pueda tirar de una manta que, dicen, no existe; y tampoco porque teman que se revuelva contra el partido, aunque ya en sus primeras entrevistas hizo declaraciones que dejaban en una posición incómoda a su sucesor en el PSOE, Santos Cerdán. Pero sí porque Ábalos no era un dirigente cualquiera, sino uno que ocupó cargos muy relevantes. «Bastante es ya el daño que le hace al partido que alguien como él haya cometido ilegalidad, aunque haya que ser cautos porque a la UCO -matizan- le encanta novelar».