Marta Martínez, voluntaria: «Llegas y es cien veces peor de lo que ves en vídeos o en la tele»

Antía Díaz Leal
Antía Díaz leal REDACCIÓN / LA VOZ

ESPAÑA

La gallega Marta Martínez Portabales, una de las voluntarias en Masanasa
La gallega Marta Martínez Portabales, una de las voluntarias en Masanasa

La joven gallega colaboró en las labores de limpieza de Masanasa

04 nov 2024 . Actualizado a las 19:28 h.

La gallega Marta Martínez Portabales relató en el programa «Despierta Galicia», de Radio Voz, por qué se ofreció como voluntaria para ayudar y cómo está siendo esa odisea en la zona cero. «Nos ofrecimos voluntarios para ir a la localidad de Masanasa, más que nada porque hay una amiga nuestra. Queríamos colaborar con su pueblo, su casa, su calle, sus vecinos». El sábado fue su primer día, el cuarto tras la tragedia.

Dado que las comunicaciones están cortadas, acceder implica caminatas de más de una hora. «Tú llegas y es cien veces peor de lo que ves en vídeos, en la tele o en cualquier parte», enfatiza. «Te hundías en fango hasta la rodilla, era imposible andar. Todas las casas con muebles fuera, todo a la basura, todo contaminado y estropeado... Y nada más entrar, te golpea un olor súper fuerte. Al final te acostumbras, pero hay que tener mucho cuidado con la contaminación», dice., para explicar que por eso «todos llevábamos mascarillas, botas y guantes, porque es súper peligroso».

El sábado fue también el primer día en el que pudieron acceder a las calles algunos tractores, algo que hasta entonces la altura del fango hacía imposible.

Tras pisar las calles que arrasó la riada, Marta tiene claro que ahora lo importante es que no se olvide: «Queda mucho trabajo aquí, semanas y semanas y meses, hasta que la gente vuelva a la normalidad. Las casas, las calles están destrozadas; la gente lo ha perdido todo o casi y necesitan mucha ayuda, Por eso es muy importante seguir colaborando con todo lo que se pueda».

Marta y quienes la acompañaron llevaron de todo. Desde escobas, palas y rastrillos para limpiar, hasta productos de primera necesidad y de higiene personal, pañales y alimentos. «Al final son pequeñas localidades y los supermercados están desabastecidos o están inundados, o no se puede llegar de ninguna forma», subraya.

«Es impresionante estar ahí. No te esperas lo que vas a ver hasta que llegas. Los coches amontonados, la gente llorando con razón, personas que siguen desaparecidas, lugares donde se sabe que hay muertos. Es catastrófico, la verdad», rememora esta voluntaria que, pese al impacto, continua prestando ayuda.