Pescadores y barqueros, los ojos de la Guardia Civil para buscar cuerpos en la Albufera de Valencia

José Antonio Guerrero AGENCIAS / COLPISA

ESPAÑA

Los GEAS saliendo del embarcadero de El Palmar, en busca de desaparecidos en la Albufera
Los GEAS saliendo del embarcadero de El Palmar, en busca de desaparecidos en la Albufera Biel Alino | EFE

Estos profesionales conocen como la palma de su mano una zona a la que pueden haber ido a parar restos de personas desaparecidas tras el paso de la dana por la comunidad

05 nov 2024 . Actualizado a las 17:55 h.

Barqueros y pescadores de la Albufera se han erigido en los mejores cicerones de la Guardia Civil para rastrear la gran laguna en busca de desaparecidos. Allí desemboca el barranco del Poyo, ese monstruo que se ha llevado vidas y haciendas del área metropolitana de Valencia, y los dispositivos de búsqueda confían en hallar tarde o temprano bajo sus aguas o flotando sobre ellas los cuerpos de algunas de las cientos de personas desaparecidas.

En esas labores está participando la Armada, con un despliegue de militares, zodiacs y drones, y varios equipos del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil, algunos llegados desde Madrid, así como unidades de su Servicio Marítimo, apoyados por perros de la Unidad Cinológica, adiestrados para detectar restos humanos en catástrofes.

La Albufera es un mar de agua dulce que ocupa unas tres mil hectáreas de superficie y quienes mejor la conocen son los pescadores y barqueros que la recorren a diario ganándose la vida en sus aguas. Los unos con la pesca de la muy apreciada anguila en las nasas, y los otros ofreciendo paseos a los visitantes en sus barquetas.

A ellos ha recurrido la Guardia Civil para que les ayude a buscar desaparecidos en las aguas de este parque natural y la respuesta ha sido inmediata. «Nos llamaron el domingo para ver si podíamos acompañarles en el dispositivo de búsqueda y aquí estamos, encantados de ayudar», cuenta Vicente, uno de los pescadores más veteranos de El Palmar.

Vicente acompañó en su propia embarcación a los agentes en una intensa jornada de rastreo que se prolongó desde las nueve de la mañana hasta las seis de la tarde, cuando ya la luz escaseaba y no se podía continuar con la batida. Junto a Vicente, también salieron otro colega pescador, Manolín, y dos jóvenes barqueros de recreo, Rubén y José Antonio. «Conocemos la laguna como la palma de la mano, sabemos dónde puede producirse algún hallazgo».

Y bajo esa premisa pusieron rumbo hacia la zona de la Albufera más próxima a la desembocadura del barranco del Poyo, donde confiaban en encontrar restos de la riada. Precisamente allí avistaron la rueda de un coche. «Pensábamos que era una rueda suelta que flotaba a la deriva, pero al acercarnos hemos visto que era un neumático que sobresalía de un coche hundido y que se había dado la vuelta», apunta Rubén.

Labores de búsqueda de desaparecidos este martes en la Albufera
Labores de búsqueda de desaparecidos este martes en la Albufera Biel Alino | EFE

Enfundados en sus neoprenos, dos agentes de los GEAS se lanzaron al agua para inspeccionar el vehículo. Según relataron después, estaba cubierto de una capa de casi un metro de fango. No veían absolutamente nada, pero lograron palpar a ciegas con las manos el interior del coche, confirmando que estaba vacío. La misma operación se repitió poco después con un segundo vehículo que hallaron semihundido y más tarde con otros dos coches más, con idénticos resultados.

Nivel del agua

A los agentes les ha extrañado que tras casi ocho horas de batida no hubiera aparecido ningún vehículo más. «Es raro porque en este tipo de catástrofes vemos decenas de animales muertos y esta vez solo hemos visto dos perros». Creen que una vez descienda el nivel del agua (que subió casi un metro) podrían aparecer restos de vehículos y que quizás con el paso de los días también afloren cuerpos que ahora permanecen sumergidos. «De momento no hemos encontrado nada, aunque hoy es la primera vez que hemos salido junto a los pescadores», dice uno de los agentes mientras devora extenuado un bocadillo de lomo y queso que le ha traído una vecina de El Palmar, pedanía que se está volcando con la Benemérita.

Los pescadores -la cofradía la integran unos 60 profesionales- se han brindado a continuar prestando sus embarcaciones y a guiar a los buceadores por la laguna y sus cañaverales.

Tras la dana la actividad pesquera se ha paralizado a la espera de que la Generalitat analice las aguas de la laguna y autorice nuevas capturas de anguila, lisa y perca. Así que están todos disponibles. «Con la cantidad de lodo y maleza que ha arrastrado el barranco hasta la laguna es posible que haya coches y cuerpos enredados en el fondo. Aún es pronto, pero cuando baje el agua se verá», indica el barquero José Antonio.

«Ahora toca ayudar en lo que sea. Estamos jodidos porque esto ha sido la hostia», añade Vicente, que tiene amigos en la cercana Catarroja, en la otra orilla de la laguna, que lo han perdido todo. «No nos lo hemos pensado. Tenemos que ayudar con nuestras barcas, y con lo que haga falta y tirar para adelante. Y si nos dicen que mañana también nos necesitan, aquí estaremos. Ahora no podemos salir a pescar, pero tampoco tenemos ganas. La pesca no es importante, lo primero ahora es ayudar y recuperar el cuerpo de algún desaparecido y entregárselo a su familia. No quiero pensar en la angustia que deben de estar pasando».