Tirar de la manta, el negocio final del conseguidor Víctor de Aldama

M. Sáiz-Pardo / L. Pérez MADRID / COLPISA

ESPAÑA

El empresario Víctor de Aldama, presunto comisionista del caso Koldo.
El empresario Víctor de Aldama, presunto comisionista del caso Koldo. SERGIO PEREZ | EFE

El «nexo corruptor» se encomienda a la Fiscalía con su suerte en el aire

23 nov 2024 . Actualizado a las 20:23 h.

Un día, en la segunda mitad de 2018, el destino de Víctor de Aldama se cruzó con el de Koldo García. Rubén, el hermano de Aldama, policía de profesión y escolta hasta el cambio de Gobierno del exministro del PP Íñigo de la Serna, le presentó al hombretón que hacía de todo para Ábalos y este quedó en llamarlo. Lo hizo. Conectaron. Pocos meses después, el 4 de febrero de 2019, Víctor se desplazó en visita «oficial» con el ministro a Oaxaca —él era agregado comercial allí con tratos con el todopoderoso PRI mexicano— para encauzar hacia España el contrato de la línea verde de Riviera Maya. «El viaje, básicamente, lo organizo yo», se lo describió Aldama el jueves a Ismael Moreno, el juez del caso Ábalos-Koldo. Y «fue un éxito», remató. La víspera de aquel vuelo, Koldo inmortalizó al empresario en la incómoda fotografía junto al presidente del Gobierno en un acto electoral.

El relato —el suyo ante Moreno— de cómo se ganó a Koldo; de cómo se prevalió de las debilidades de Ábalos para supuestamente corromperlo; y de cómo llegó a fotografiarse con Sánchez aquilatan el perfil más robusto del hoy delincuente confeso. Mienta o no, el sumario evidencia ya que Aldama no operaba como otro pequeño Nicolás.

La fortuna en el extranjero de Aldama es el «nexo corruptor», señala la UCO, en el caso Ábalos y de este con el del fraude de más de 182 millones en el IVA de los hidrocarburos. Es el conseguidor total que galvanizó otros 53 hacia la empresa instrumental Soluciones de Gestión con la venta de mascarillas a administraciones socialistas en lo más crítico de la pandemia; que se mensajeaba con camaradería, como muestran los textos incautados, con la vicepresidenta venezolana Delcy Rodríguez; y al que fichó Air Europa para su rescate.

Es el hombre que acaba de sellar el negocio final de su azarosa vida —este legal— con la Fiscalía Anticorrupción para eludir la cárcel tirando de la manta.

Cuentan en su entorno que «perro», «pitbull», «búfalo» y «guau guau» —como se le motejaba en la trama— está «obsesionado» con la suerte que pueda correr su ya exmujer, Patricia Ramos García. Ella también lo tiene difícil, porque figura como administradora, socia o apoderada en cuatro sociedades de Aldama y recibió 730.000 euros del pelotazo con las mascarillas.