Del «Luis, sé fuerte» al ciudadano reinsertado

ANDER AZPIROZ MADRID / COLPISA

ESPAÑA

El extesorero del PP Luis Bárcenas, saliendo de la Audiencia Nacional en una imagen de archivo.
El extesorero del PP Luis Bárcenas, saliendo de la Audiencia Nacional en una imagen de archivo. Óscar Cañas | Europa Press

Los 16 años de periplo judicial del extesorero del PP acabaron con una condena a 29 años, que no cumplirá íntegramente

30 dic 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Casi 16 años después de que se iniciase su periplo judicial y fuese condenado a 29 años de cárcel por su implicación en el caso Gürtel, Luis Bárcenas, el extesorero del PP encargado de manejar la caja B del partido, es oficialmente un ciudadano reinsertado, aunque permanezca aún en régimen de libertad condicional. Según el Juzgado de Vigilancia de la Audiencia Nacional, nada queda ya en él de Luis, el cabrón, apodo que le puso Francisco Correa, o del destinatario que recibió un mensaje SMS de Mariano Rajoy con el famoso «Luis, sé fuerte».

Desde el 2009 hasta este final del 2024, la vida de Bárcenas ha dado suficientes argumentos para filmar una película en la que se suceden traiciones, venganzas, martillazos a ordenadores para destruir pruebas, un asalto con rehenes por parte de un falso cura y la primera moción de censura que triunfó en democracia. Después de destaparse sus primeros chanchullos, Bárcenas se mantuvo fuerte tal y como le había pedido Rajoy y permaneció fiel al PP, pese a verse obligado a abandonar su escaño en el Senado por Cantabria que ocupaba a modo de candidato paracaidista desde seis años atrás.

En el 2010, la entonces secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, reconoció que la defensa de su ya extesorero estaba pagada por el partido porque, se justificó, se trataba de un trabajador con más de 30 años de antigüedad en la formación. Poco tiempo después, la propia Cospedal lo despedía en «diferido» y se convertía en su más acérrima enemiga.

En el 2013, la investigación fue un paso más allá cuando El País publicó los papeles en los que el extesorero apuntaba el dinero que entregaba a los principales dirigentes del partido. Eran sobres con cantidades de entre 5.000 y 15.000 euros mensuales, y junto a esas cifras escritos nombres como el de «M. Rajoy». Bárcenas todavía negó que aquella fuera su letra, hasta el punto de que en la prueba caligráfica trató de disimular escribiendo con su mano izquierda. Pero hubo un punto de inflexión en esta historia. La lealtad que mantuvo hacia el PP saltó por los aires cuando la justicia puso en su punto de mira a Rosalía Iglesias, su segunda esposa. A partir de entonces, Bárcenas comenzó a tirar de la manta en un desesperado intento de salvar a su mujer de la cárcel.

El PP se defendió. Primero se destruyó a martillazos el ordenador portátil que Bárcenas usaba en su día a día como tesorero. En paralelo, desde el Ministerio del Interior que dirigía Jorge Fernández Díaz se orquestó un supuesto espionaje policial para sustraer toda la información en manos de Bárcenas que pudiera implicar al PP, una misión para la que se reclutó al chófer del extesorero. El suceso más dramático, a la vez que el más esperpéntico, sucedió en octubre del 2013, cuando un hombre disfrazado de cura entró a la fuerza en su domicilio y maniató a su esposa Rosalía, a su hijo Willy y a la empleada del hogar. El captor exigió a los rehenes los documentos del extesorero que comprometían a la cúpula del PP para «salvar a España de la crisis y de su Gobierno», antes de que Willy lograra desatarse y lo redujera. Sobre el asalto sobrevoló la sombra del comisario José Villarejo como posible cerebro de la operación. El falso sacerdote fue condenado a 22 años y murió mientras cumplía su pena en régimen de tercer grado.

La estancia en prisión

Ya cumpliendo condena en firme en Soto del Real, Bárcenas no perdió el tiempo. Además de los cursos para reinsertarse, se convirtió en el contable de Taburete, la banda musical que lideran su hijo Willy y el nieto del que fuera presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán. Durante su estancia en prisión coincidió con Rodrigo Rato y el exconsejero madrileño Alberto López Viejo, con los que pasaba buena parte de su tiempo libre. Por su módulo también pasaron Oriol Junqueras y el resto de condenados por el procés.

La Audiencia Nacional destaca que Bárcenas ha pagado 4,5 millones de responsabilidad civil, que ha completado los cursos anticorrupción y que ha cumplido las dos terceras partes de su condena, ya que, pese a los 29 años impuestos, solo doce eran de prisión. No obstante, persisten las sospechas sobre si el extesorero ha logrado ocultar parte de su fortuna, que las autoridades suizas cifraron en 22 millones de euros.