Manual sobre cómo tratar y entrevistar a las víctimas de la violencia machista
ESPAÑA
El Ministerio del Interior elabora un documento con pautas básicas sobre cómo la policía debe comunicarse con mujeres maltratadas
27 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Respetar sus silencios, escucharlas sin interrumpir, crear un clima de confianza, no revictimizarlas y no emitir juicios ni valoraciones. Son cinco pautas básicas para respetar y dar un buen trato a las víctimas de la violencia machista durante las entrevistas policiales, según recoge un manual del Ministerio del Interior al que ha tenido acceso Efe, tras los centenares de críticas al duro interrogatorio que el juez Adolfo Carretero hizo a la actriz Elisa Mouliaá, denunciante de un presunto delito de agresión sexual contra el exportavoz de Sumar, Íñigo Errejón. Este Protocolo para la valoración y gestión policial del nivel de riesgo de violencia de género y seguimiento de los casos a través del sistema VioGén 2, elaborado por la Secretaría de Estado de Seguridad, advierte de que las mujeres suelen estar «bloqueadas, confundidas e incluso que expresen comportamientos incongruentes con su situación [justificar al agresor, minimizar su daño e incluso culpabilizarse de la violencia que sufren]», y apunta que el objetivo más importante es garantizar su protección y bienestar.
entorno íntimo y cómodo
Una mujer policía. En la medida de lo posible, una mujer policía entrevistará a la víctima, que podrá estar acompañada por una persona de su elección, y será informada de su derecho a la asistencia jurídica gratuita y de ser asistida por un letrado incluso antes de presentar la denuncia. Se debe ofrecer un espacio seguro en el que la mujer se sienta cómoda para expresarse libremente y con intimidad, sin límite de tiempo.
acogida óptima
Clima cálido y de confianza. Los agentes deben saludar a la víctima, identificarse y acordar el trato mutuo. Para empezar, hablarán de temas neutros para romper el hielo y generar un clima de confianza que permita evaluar el estado emocional de la mujer y adaptar a él la intervención. Se le debe explicar a la víctima el proceso de la entrevista para reducir su incertidumbre. «El personal policial debe ser capaz de crear un clima cálido y de confianza que facilite la recogida de información, evite la revictimización y ayude a crear una relación adecuada entre la víctima y el sistema policial. Todo ello contribuirá a una intervención más eficaz», dice el manual.
entrevista respetuosa
Una comunicación empática. Hay que adoptar una comunicación empática adaptada a cada víctima, escuchar sin interrumpir, no emitir juicios ni valoraciones, mantener la mirada atenta, atender a las señales no verbales de la mujer y cuidar las propias, respetar los silencios de manera que no se presione a la víctima para que continúe su relato y hacer preguntas abiertas, después de escuchar a la víctima, para evitar respuestas concisas de «sí» o «no».
la despedida es «crucial»
Ofrecer recursos especializados. Los policías deben resumir con la víctima lo que ha expresado durante la entrevista para completar la información obtenida y poder aclarar posibles ambigüedades o inconsistencias; e informarla de todos los recursos especializados que tiene a su disposición para que «se inicie el acompañamiento en el complejo proceso de romper con la relación abusiva» y recuperarse. El momento de la despedida es «crucial» porque puede «influir significativamente en la decisión de denunciar y en su relación con el personal policial en el futuro», señala el manual de Interior. «Es fundamental reconocer y valorar su esfuerzo durante el proceso [...] e informarla de los próximos pasos a seguir en el procedimiento para ayudar a reducir su nivel de incertidumbre y brindarle una mayor sensación de seguridad», incide. Hay que explicarles a las mujeres de una manera comprensible el riesgo al que están expuestas, ya que es clave para asegurar tanto su protección como la de sus hijos e hijas, detalla el documento. Además, se deben tener en cuenta posibles problemas de adicciones y situaciones de migración, aislamiento extremo, vulnerabilidad económica o concurrencia de discapacidad para orientar a las víctimas a los recursos adecuados y abordar la comunicación con ellas de una forma efectiva, concluye el manual policial.