La síntesis del birrete y la boina que el PP siempre buscó

ELECCIONES GALLEGAS 2009

Licenciado en Derecho, de 47 años, el nuevo presidente de Galicia disfruta en familia, con los amigos y con el cine

02 mar 2009 . Actualizado a las 11:49 h.

Martes 10 de febrero. Santiago. El periodista espera al candidato a la presidencia de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, para hacerle una entrevista. Feijoo viene de mitinear en América. Faltan aún tres días para el inicio de la campaña oficial en Galicia. Feijoo saluda, jovial, al periodista y, cuando este le pide una quiniela, dice con una rotundidad tremenda: «Nosotros, 39 diputados». Lo demás no le importa. Al periodista le llama la atención la convicción con que lo dice.

Domingo por la noche. El recuento termina. Feijoo y el PP logran los 39 diputados que su líder pronosticó semanas antes. Este abogado, de 47 años, es el nuevo presidente de Galicia. El candidato pidió por la mañana al votar en Vigo, ciudad donde tiene un piso, que el pueblo gallego hablase claro. Y así lo hizo con récord de participación. Feijoo nació el 10 de septiembre del 1961 en Os Peares (Ourense). Es Virgo en el zodíaco, a él le gusta decir que le definen la austeridad y el rigor en el trabajo. Austeridad y solo diez consellerías ha prometido para gobernar Galicia sin gastar un euro de más. Y el rigor Feijoo se lo aclara al periodista de la siguiente forma: «Tengo una amplia experiencia en cargos en la Administración y cuando alguien me vino con propuestas no convenientes no tardé ni un segundo en decirle ''se ha equivocado usted de despacho, adiós muy buenas''».

Feijoo, que a los diez años se marchó interno a los Maristas de León, estudió Derecho y dejó la oposición a juez para sacar plaza como letrado en la Administración gallega. El motivo era que tenía que ayudar en casa económicamente. Sus familiares lo definen como un hombre muy responsable y aplicado. Su hermana dice que gastaba los codos. Y su padre, que se olvidaba de bajar a comer cuando se encerraba a preparar la oposición en un trastero que habían adecentado para que Alberto estudiase. «Teníamos que subir a llamarlo», cuenta el padre. La madre, Sira, dice que lloró cuando su hijo se fue a León interno, pero que entendió que era lo mejor para un chaval aplicado.

A Alberto le gusta el deporte. Es lo que más echa de menos cuando está demasiado ocupado. Le comenta al periodista que los Maristas de León eran «los mejores» en balonmano. Y le confiesa que ahora lo que más le gusta es correr, si la agenda se lo permite. Soltero, con 47 años, adora a su sobrina y una y otra vez repite en sus entrevistas una sorpresiva definición del matrimonio: «Es una institución muy poco democrática». Los cercanos a él dicen que a lo mejor cambia de opinión ahora que mantiene una relación con una joven de nacionalidad filipina, que hasta lo acompañó en algunos mítines. De momento, valen las palabras de su madre, quien dijo en vídeo electoral que «Alberto se ha casado con Galicia, y Galicia encima no me puede dar nietos».

Ese carácter teimudo y responsable es el que hace que Romay se fije en él para la secretaria xeral de la Consellería de Agricultura. Debuta así con 29 años en un cargo. De la mano de Romay irá a Sanidade y al ministerio, donde llega a ser presidente del Insalud. En Madrid otros ojos se fijan en él, los de Álvarez Cascos, que lo nombra presidente de Correos, donde moderniza la compañía postal.

La crisis del Prestige se cruza en su vida. Y ahora es Rajoy el que se lo recomienda a Fraga para sustituir al delfín eterno, Xosé Cuíña. Primero es conselleiro de Política Territorial y, más tarde, vicepresidente. Pero una de las hazañas de su publicidad en esta campaña es que ha dado la sensación de que jamás estuvo en los Gobiernos Fraga.

Semejante carrera hace pensar que podemos estar ante alguien centrado en su trabajo. No es así. Como aclara su hermana, la imagen puede ser de empollón, «pero mi hermano gana mucho en la distancia corta. Es muy agradable y muy bromista». El periodista comprueba en la campaña que, efectivamente, Feijoo es hombre de bromas habituales, a veces, desconcertantes, que él mismo aclara al segundo con el subrayado: «Es broma, hombre». Su libro favorito es Cien años de soledad , aunque es un amante del cine. Canturrea la canción de Aute para corroborarlo: «Cine, cine, más cine, por favor, que toda la vida es cine... y los sueños cine son». Y es que le gusta Aute, pero también Bruce Springsteen. Si quieren invitar a comer al quinto presidente de la democracia en Galicia: «Xoubas fritas o huevos fritos». Y para beber, es rotundo: «River Cero, Cero». Nueve, añadiríamos, por el guiño de su cartel y por los 39 escaños que él solo intuyó.