Rajoy y los demás dirigentes populares golpean una y otra vez en la herida y Zapatero se limita a echar la culpa a Aznar
08 may 2011 . Actualizado a las 06:00 h.Cinco millones de desempleados con Zapatero; cinco millones de puestos creados con Aznar. Este el mensaje central de la campaña no solo de Mariano Rajoy, sino de los principales dirigentes nacionales y regionales del PP, ya sean Javier Arenas, Esperanza Aguirre o María Dolores de Cospedal. ¿Tiene algún Gobierno armas efectivas para contrarrestar una cifra inadmisible de paro, que dobla la media europea? Según las encuestas, la respuesta es no, ya que amenaza con llevarse por delante feudos socialistas de toda la democracia, como Castilla-La Mancha y Barcelona, e incluso Extremadura y Sevilla.
Al inicio de la campaña la impresión que da es que la estrategia del PSOE de llevar las elecciones al terreno autonómico y local está fracasando. El PP golpea una y otra vez en el flanco más indefendible del Gobierno. A estos ataques continuados Zapatero está respondiendo de una forma que llama mucho la atención y dudosamente eficaz, incluso entre sus potenciales votantes.
Estrategia
La idea es remontarse al período 1996-2004 para encontrar las causas del «inasumible» (según el propio Gobierno) desempleo actual. Es decir, de echar la culpa a Aznar siete años después de que dejara el poder. Eso sí, está obligado a reconocer que él mantuvo el mismo patrón de crecimiento, basado en la construcción, que la crisis ha hecho derrumbarse como un castillo de naipes.
Más operativo puede ser decir que Rajoy no tiene las recetas necesarias para revertir la situación y que se limita a dejar pasar el tiempo, sin ofrecer alternativas, consciente de que los 4.910.210 parados lo llevaron en volandas a la Moncloa.
A menos de un año de abandonarla, Zapatero va a utilizar la decena de mítines de la campaña para reivindicar sus siete años de Gobierno y, por encima de todo, para presumir de sus políticas sociales, que por ejemplo dan cobertura al 75% de los parados.
Pero la contrarréplica popular es demoledora, ya que argumenta que no hay peor política social que no evitar que el paro se siga disparando.
En estas circunstancias, a los socialistas solo les queda un arma: presentar a Rajoy como un líder sin ideas, que no ha ayudado a luchar contra la crisis ni siquiera en los peores momentos y que está «secuestrado» por Aznar y la derecha extrema de su partido, a los que deja hacer, lo que le convierte en cómplice. Una estrategia que con casi cinco millones de parados no parece suficiente para movilizar a esa parte de su electorado que está desmotivada y muy enfadada con el giro de la política económica del Gobierno.
Mientras, los Barreda, Fernández Vara, Tomás Gómez y compañía tratan de luchar en la arena regional, pero sus adversarios les hacen corresponsables de la losa que supone ese brutal récord de parados.