1 Consulta con un médico antes de realizar deporte y después ponte en manos de un profesional acreditado para las valoraciones previas. Además te ayudará a confeccionar un plan personalizado y a realizar su seguimiento.
2 Recuerda que nada es imposible y que el cambio depende de ti. Lo primero que debes hacer es creer que sí puedes cambiar esa sensación de rechazo. Nada sucederá si no cambias primero tu actitud. Busca el tipo de ejercicio o deporte que más se ajuste a tus necesidades.
3 Busca la fuerza en la motivación. Para mantenerla viva es muy importante que no te aburras haciendo ejercicio físico. Prueba distintos tipos, incluso un deporte que nunca hayas practicado, hasta que encuentres el que te motive y te proporcione más bienestar y alegría.
4 Otra excusa muy común es la escasez de tiempo. Si ese es tu problema, elige el momento del día más apropiado para ejercitarte. Se constante y tómatelo como una obligación. Genera hábito antes que realizar inversiones en equipamiento.
5 Lleva ropa y calzado adecuado para practicar deporte y no olvides hidratarte durante el ejercicio. Acompáñalo de la dieta adecuada si fuese necesario.
6 Intenta modificar tus costumbres. Puedes aprovechar cada momento de la vida cotidiana para moverte más: subir por las escaleras en vez de tomar el ascensor, caminar a lugares cercanos?
7 Antes de empezar es muy importante calentar para evitar lesiones musculares. Eleva de forma progresiva la intensidad de tus sesiones de entrenamiento. Una vez finalizado debes estirar los músculos trabajados durante la sesión.
8 Aprovecha las herramientas tecnológicas para medir tus sesiones. Lleve un diario y fije metas a corto, medio y largo plazo para mantener la motivación.
9 Si lo que necesitas es compañía, busca un amigo o familiar que te acompañe. También puedes acudir a clases colectivas o actividades en equipo.
10 Por último, recuerda ser paciente, constante y no pierdas el lado lúdico.