Pioneros contra uno de los residuos más peligrosos para el planeta: la ropa usada

G.V. REDACCIÓN / LA VOZ

FAI GALICIA VERDE

EDUARDO PEREZ

En Galicia no paran de surgir iniciativas contra el actual modelo de consumo textil. La ropa cada vez dura menos en los armarios lo que hace que se multiplique en los vertederos

01 dic 2019 . Actualizado a las 17:46 h.

Es la industria más contaminante después de la alimentaria, aunque la sociedad no siempre lo perciba de este modo. El más reciente modelo de la industria textil y el fast fashion han multiplicado la cantidad de residuos en el planeta. Mientras que gestos como el reciclaje de vidrio y papel se han incorporado a las acciones cotidianas, qué hacer con la ropa que ya no se usa sigue siendo una de las grandes asignaturas pendientes. 

Los datos de Ecoembes dicen que, de los residuos que se recogieron de forma selectiva para ser reciclados en el 2018, solo el 6% eran textiles frente al 37% de materia orgánica. Un dato muy inferior al 19% de envases comerciales reciclados o al 13% de restos de plásticos, papel o cartón no pertenecientes a envases.

El reto para el medioambiente por la forma de producir de la industria textil, pero también el comportamiento ciudadano, es uno de los más importantes a nivel planetario. Según datos de Ecoembes, la mitad de los residuos que se generan en España no cuentan con una recogida selectiva, pero sí deberían incorporarse a la senda del reciclaje para evitar así que acaben en el vertedero.

Un estudio de Greenpeace del 2016 asegura que cada año los ciudadanos compran un 60% más de prendas y se conservan la mitad de tiempo que hace 15 años.

Los datos de la Asociación Ibérica del Reciclaje Textil, Asirtex, apuntan a que cada español desecha 12 kilos de ropa al año.

En la Unión Europea, apenas se recicla el 25% de los más de 16 millones de toneladas de residuos textiles que se generan cada año

El reto a día de hoy es ciudadano y de las administraciones, pero no solo eso. La normativa europea obligará en los próximos años a recoger de forma selectiva ciertos tipos de residuos. Entre ellos, los textiles. El horizonte es el 2025. Ahora mismo en la Unión Europea apenas se recicla el 25% de los más de 16 millones de toneladas de residuos textiles que se generan cada año.

Experiencias con futuro

Entre estos impresionantes datos florecen iniciativas responsables que tienen puesta su mirada en una realidad que ya vive nuestro planeta.

Facua ha hecho incluso el cálculo de cuáles serían los beneficios para el medio ambiente si cada español adquiriera una prenda de lana recuperada al año. Solo con esa prenda se ahorrarían más de 1.100 millones de litros de agua, más de 300 toneladas de tintes químicos o 3.000 millones de días de consumo de electricidad. 

Una decena de personas trabajan en las instalaciones de Insertega. Otras 120 lo hacen en talleres ocupacionales preparando las prendas
Una decena de personas trabajan en las instalaciones de Insertega. Otras 120 lo hacen en talleres ocupacionales preparando las prendas EDUARDO PEREZ

En el camino para darle un nuevo uso a las prendas de consumo rápido, Galicia tiene un referente. La coruñesa Insertega arrancó su aventura en el 2013 y a día de hoy tiene una completa organización tanto en el entorno de la captación del producto como de su futuro uso.

Insertega tiene instalados más de 120 contenedores de recogida de ropa por toda Galicia. Tanto de marca propia, como de entidades sociales o incluso en convenio con empresas privadas. 

Una vez que reciben la ropa en sus instalaciones, el objetivo es la reutilización. «Primero se separan las prendas en calidades y familias: moda, ropa de hogar, etc. Después, se clasifican por estado y por la familia a la que pertenecen», explica Juan Meijide, principal impulsor de esta compañía única en Galicia.

¿Qué pasa después? «La ropa que se puede utilizar la llevamos a tiendas de segunda mano propias o se venden a otras tiendas de este tipo a nivel estatal. En este paso del proceso también atendemos a los servicios sociales de los ayuntamientos. Funcionamos como un banco de alimentos. Nos hacen un pedido para unos usuarios concretos y ellos se lo dan a la familia a la que va dirigido», relata Juan sobre una importante atención a los ciudadanos que representa un pequeño volumen de las más de 200 toneladas de ropa y textiles que mueven al año en sus instalaciones.

El resto de la ropa que se podría utilizar, pero de segundas calidades, se vende a exportadores. «Debido a nuestro nivel socioeconómico, la gente no está dispuesta a ponerse, por ejemplo, un pantalón con alguna parte gastada. Esas prendas sí valen para la exportación». Este segundo destino que se le está dando a los residuos textiles es uno de los retos a los que se enfrentará España. Según Asirtex, en el 2018 España exportó más de 59 millones de kilos de ropa. La incógnita es qué sucederá cuando se recojan selectivamente. En todo esto, Insertega va un paso por delante: trabajan los descartes.

«Los residuos que ya sabemos que no van a tener salida, nos los quedamos en Galicia y los procesamos»

«Los residuos que ya sabemos que no van a tener salida, nos los quedamos en Galicia y los procesamos. Es una nueva línea que pusimos en marcha hace seis meses. Las prendas que no valen están siendo procesadas en centros como Aspronaga. Recuperamos, por ejemplo las perneras, para hacer nuevas hilaturas. ¿Para qué sirven? Pues para después hacer bolsas o cortinas. En el caso del algodón, se vuelven a hacer prendas. Tenemos un partner en Barcelona que machaca, tritura y vuelve a hacer hilaturas. Es economía circular pura», sentencia.

Insertega tiene además en marcha un proyecto en pruebas con Inditex para recuperar tejidos procedentes de prendas con taras o cualquier incidencia. «Buscamos recuperar ese tejido para una nueva hilatura y poder hacer nuevas colecciones. Las primeras pruebas han salido bien».

No es la única colaboración: Mulleres Colleiteiras, con gran implicación en proyectos de economía circular, les compran trapos. Están inmersos además en campañas solidarias. En la más reciente, envían mantas a Barcelona. Con Insertega trabajan además compañías que les hacen llegar, por ejemplo, miles de uniformes.

Con todo este ciclo, Insertega ha conseguido además que unas 130 personas tengan empleo. Una decena en sus instalaciones de Culleredo, en A Coruña. El resto, en los talleres ocupacionales. «Creamos empleo en un sector de la sociedad que lo tiene difícil».

«No somos conscientes del volumen y los millones de prendas que se tiran y no se utilizan»

Un día a día en el que perciben que la sociedad y las empresas se están concienciando. «No somos conscientes del volumen y los millones de prendas que se tiran y no se utilizan. Pedimos la implicación de la administración. No pueden seguir viniendo empresas que se llevan este residuo que también puede generar riqueza».

Una de las labores más importantes es la de clasificación de toda la ropa que reciben
Una de las labores más importantes es la de clasificación de toda la ropa que reciben EDUARDO PEREZ

Colaboraciones

Ecoembes lleva años desarrollando acciones sociales para concienciar a la sociedad de la importancia de darle una nueva vida a los residuos textiles.

Desde trabajos con grandes marcas en las más importantes pasarelas, a uno de los proyectos punteros: Upcycling the Oceans. Ecoembes y Ecoalf se daban la mano en el año 2015 con un fin único, que tiene una doble vía. Por un lado, la necesidad acabar con el problema de los residuos marinos: cada año ocho millones de toneladas de basura terminan en el mar. Por otro: la posibilidad de convertir esos desechos en moda. 

En cuatro años, ambas organizaciones han conseguido recoger, con el apoyo de más de 2.500 pescadores y más de 500 barcos de arrastre en 37 puertos pesqueros de todo el país -entre ellos Galicia- un total de 280 toneladas de residuos. Con esta iniciativa se ha demostrado que materiales como el film, el acero o el aluminio se pueden transformar en todo tipo de materias primas.

Los pescadores encargan de recuperar los residuos del mar que, tras un meticuloso proceso, son convertidos en hilaturas con las que Ecoalf ha desarrollado innovadoras y atractivas prendas. Una doble vía que está librando a los océanos de la basura y que a su vez convierte lo que ya no usamos en prendas sostenibles. 

También la segunda mano

Natalia Seco es la creadora de Farrapos e Contos
Natalia Seco es la creadora de Farrapos e Contos

Si algo define a la firma de la coruñesa Natalia Seco eso es la sostenibilidad. Farrapos e Contos es su particular proyecto de moda responsable con poco más de un año de vida.

Su espíritu inicial fue diseñar y producir ropa ecológica que transmitiesen una historia, un cuento. El algodón que usa es orgánico, los tintes respetuosos con el medio ambiente, pero desde hace un tiempo percibe que sus clientes se están enganchando a otro movimiento: el del aprovechamiento de las prendas usadas.

«La idea es abrir una línea de ropa de segunda mano de nuestra marca. Sobre todo, dirigida a los peques. Al final, sus prendas son las que menos uso tienen por su rápido crecimiento», explica Natalia.

Antes ya se había topado con que la gente más allegada le hacía llegar su ropa usada. «Por ejemplo, cuando voy a los mercados, hago un descuento en ropa ecológica a la gente que me entrega ropa. Con vaqueros o tejidos de camisas y vestidos, que se pueden descoser, se pueden hacer nuevas creaciones, como mochilas o baberos. Les doy una nueva vida». Ese descuento es de dos euros. Incluso ofrece en su página web un servicio de recogida para todos aquellos que le quieran entregar su ropa.

«Ya he recogido más de cien kilos de prendas»

«Ya he recogido más de cien kilos de prendas. Le gente se anima mucho. La verdad es que el resultado les alucina», comenta Natalia.

Un proceso que compagina con la ayuda de talleres de proximidad y al que no le resta dificultad: «Es más complicado tratar estas prendas. Solo descoser un pantalón, hacer que coincida el patrón para aprovechar lo máximo posible de la tela, tiene lo suyo. Esto no es una cuestión de aprovechar unos retales para hacer un babero y lo demás lo tiro. La idea es que, de esa ropa de segunda mano, no sobre nada».