«Gracias por venir a Ortigueira»

La Voz F.?F. | ORTIGUEIRA

FERROL

CÉSAR TOIMIL

En directo | Pedro Almodóvar rodó en Santa Marta «La mala educación» El laureado director manchego grabó las últimas escenas de su nueva película dentro y fuera del hostal La Perla, convertido en un escenario de lo más «kitsch» y psicodélico

18 sep 2003 . Actualizado a las 07:00 h.

Es amable y accesible, besuquea con cariño a su equipo y a las fans que se le acercan, pero Pedro Almodóvar no se anda con chiquitas. Dos segundos después de bajar de su Mercedes oscuro, el director toma el visor y empieza a pasear nerviosamente en busca del encuadre genial. A su alrededor, sus colaboradores de la productora El Deseo, le siguen a paso ligero. Es el último día de rodaje y el creador parece de mal humor. Se alborota el pelo continuamente y no deja de dar instrucciones. Al fin parece que ha encontrado lo que buscaba. Todos parecen suspirar de puro alivio. Empieza la acción. El ambiente se relaja. Aparece Fele Martínez, con un hortera traje marrón combinado con una llamativa camisa color butano, y se monta en un Citröen GS de un intenso tono rojo. Es una escena que el año próximo aparecerá en las pantallas de cine de España y de medio mundo en la decimoquinta película de Almodóvar. La mala educación se titula. Ayer acabó su rodaje. Y lo hizo en Ortigueira. Dentro y fuera del Hostal La Perla. Dentro Botellines de mirinda, tocadiscos de madera, elepés de vinilo, una máquina de petacos a 25 pesetas la partida... Este es el aspecto que lucía el interior de la cafetería del Perla, donde se rodaron escenas ayer por la tarde. Secreto total sobre su contenido. Exteriores Pasada la una del mediodía, comenzó la grabación de exteriores en el hostal y en la carretera que conduce a la playa de Morouzos. Allí estaban Gaspar Pérez con su Volkswagen escarabajo de color verde, recién llegado de Ribadeo; y Antonio Álvarez, dueño de un Renault 12 amarillo limón, natural de Coirós. Estos son algunos de los coches matriculados en los años 70 y 80 que Almodóvar utilizará en la película. A medida que discurría el rodaje, la zona se iba llenando de curiosos. Pedro, accesible, atendía con amabilidad a los que querían un saludo y una firma, aunque les dejaba claro que estaba trabajando. Algunos, arrobados por la emoción, le decían: «Gracias Pedro por venir a Ortigueira, espero que hables en Madrid de lo bonito que es esto». Él asentía y sonreía con gratitud.