Los productos «bonitos» y «baratos» hacen crecer cada vez más la demanda de artículos de negocios orientales
12 ago 2007 . Actualizado a las 02:00 h.ferrol | Ferrol tiene en torno a cinco, en la carretera de Castilla también destaca su presencia y Ares, Mugardos, Fene o Pontedeume, entre otros, tampoco se han resistido a las posibilidades que ofrecen los bazares chinos, esa suerte de establecimientos en los que te encuentras desde una potentísima linterna hasta coloristas adornos pasando por sartenes y cacerolas tiradas de precio.
Lo cierto es que al margen de la discutible calidad de los productos o de las habituales leyendas urbanas sobre las tiendas chinas, en Ferrol y comarca tienen cada vez más éxito.
Una mujer busca un fular, una chica se coloca unos zapatos, un turista se prueba unas gafas de sol - «¿me quedan bien?», pregunta el cliente a un dependiente que sostiene un espejo de mano con cara de póquer-. Todos procuran encontrar aquello que han ido a comprar al mejor precio. «Es el mismo material que en un comercio, pero muchísimo más barato», comenta Juan Pablo Sánchez. A su juicio la calidad es igual que en cualquier otro establecimiento. En desacuerdo con esto se muestra, por propia experiencia, Rocío Rodríguez: «Los productos no son de calidad, las cosas no suelen durar mucho».
La respuesta a esta afirmación no tarda en llegar de la boca de Eva Soto, que asegura que si uno quiere cosas de mayor calidad «tiene que ir a otro sitio. La mayoría de los que venimos aquí, sabemos lo que venimos a comprar».
Luisa Cajigao y Gloria García echan un vistazo en un Yuhao Chino cercano a la plaza de España. «Venimos de un bazar que hay en la carretera de Castilla que tiene maravillas. Hay de todo: bolsos, zapatos, ropa de invierno...», cuentan. Puede que no tengan la misma calidad, pero estas clientas le encuentran una rápida solución a este tema: «La moda pasa enseguida y compras otras cosas nuevas».
Algunos ferrolanos comentan que llegará el día en que Ferrol y toda la zona esté saturada de este tipo de negocios, pero por el momento destacan «la cantidad de cosas originales que tienen y aquí no hay». Precisamente por esa originalidad en sus productos muchos explican que se acercan por curiosidad. «Vengo a mirar, si veo algo lo compro y si no me marcho», asegura una joven.
Una realidad
Pocos se confiesan compradores habituales de los comercios chinos, pero la realidad apunta a que la proliferación de estos negocios es el reflejo de su indiscutible éxito. Otra prueba de este evidente asentamiento es el hecho de que en lo que va de año se han empadronado en el Concello de Ferrol un total de diez chinos.