Lleva casi treinta años viviendo en esta comarca, pero, al escucharle, una todavía puede intuir esa música suave y dulce del portugués. Es la que flota en torno a sus palabras cuando me explica en qué consiste Os olhos abertos , su nueva exposición, que desde ayer se puede ver en la galería Sargadelos . Manuel Patinha (Póvoa de Santa Iria, 1949) andaba muy atareado por la mañana, pocas horas antes de la inauguración, pero -entre martillos, clavos y cuadros esperando a ser colgados-, este artista polifacético, tan amable como siempre, consiguió hacer un hueco para atenderme en la galería. Lo primero que me cuenta Patinha es que la exposición está divida en dos partes: una dedicada a la pintura y otra a la escultura. La primera está integrada por una serie de cuadros que irradian alegría, porque están llenos de luz y color. Y no sólo porque eso es lo que una ve cuando se coloca frente a ellos, sino también por el significado que encierran. Todos los beneficios que obtenga Patinha de su venta los destinará a la oenegé Acción contra el hambre . «Las hemos puesto a unos precios asequibles para que la gente se anime y porque es por una buena causa», dice el artista con una sonrisa. La otra cara de la exposición son las esculturas. Con ellas el artista luso ha querido rendir homenaje a los bodegones del impresionismo, pero a su manera, es decir, desde la vanguardia y el arte actual. Patinha ha sacado al bodegón del cuadro y le ha dado forma física a través de la escultura. «Aún siendo una obra con una actitud muy clásica, estas piezas tiene la frescura y la actualidad del arte contemporáneo», me explica mientras posa en mis manos una naranja de acero galvanizado. En ese bodegón metalizado -una instalación de arte, como dirían más correctamente los entendidos- también hay plátanos, melones y otras frutas con el sello inconfundible de Patinha. Y aunque aquí podría contarles otras muchas cosas que me explicó el artista, creo que, en estos casos, las palabras siempre saben a poco. Por eso lo mejor para entender su nueva obra es acercarse a Sargadelos. Y hacerlo cos olhos abertos .
Y adonde también hay que acudir con los ojos bien abiertos estos días es el Ateneo Ferrolán. Eso, si se quiere disfrutar al máximo de las fotografías que integran la nueva exposición que el local de la sociedad ferrolana acoge desde ayer. Se trata de una muestra formada por 15 imágenes en blanco y negro salidas de la cámara de Alberte Couto (Cedeira, 1976), un joven aficionado a la fotografía desde hace casi un lustro y que ya ha expuesto en varias ciudades gallegas y en México. En esta ocasión, el cedeirés -que nombra como referentes a Robert Doisneau y Frank Kappa - acerca al espectador una selección de algunos de sus paisajes fotográficos, con escenarios que van desde un Santiago nocturno hasta el puente del Milenio de Ourense, pasando por una imagen del faro de Valdoviño tomada al borde de sus acantilados. Al preguntarle por su estilo, Alberte Couto responde de manera sencilla, pero clara: «Gústame a fotografía de corte realista: o que intento é mostrar a realidade tal e como a vexo e sen artificios». Claro y sencillo, pero, como ya escribí antes, nada mejor que pararse ante la obra de un artista para entenderla. Así que ya saben, las fotografías de Alberte Couto les esperan en el Ateneo. Izquierdo Perrín escribe un libro sobre la iglesia de Sobrado. Y nuestro último protagonista es el catedrático Ramón Izquierdo Perrín , profesor en la Facultad de Humanidades del campus de Ferrol. Tal vez hayan visto por la televisión o hayan leído en el periódico que el pueblo de Sobrado , en Pobra de Trives, va a ser declarado Bien de Interés Cultural (BIC) dentro de un mes para garantizar la protección de su iglesia románica y de su entorno. Pues bien, resulta que Yzquierdo Perrín está escribiendo actualmente un libro sobre esa iglesia de origen monacal que pasó a tener un uso parroquial tras el abandono del cenobio en el siglo XVI. Recalca que el profesor que se trata de un «edificio muy singular y bien conservado por el pueblo», lo que ha hecho del templo «una de las mejores iglesias románicas de Galicia». Estaremos atentos a ese nuevo libro. Y ahora, sintiéndolo mucho, toca retirada. La Mirilla cierra compuertas hasta mañana.