Tras los pasos de Peter O'Toole

La Voz

FERROL

22 nov 2007 . Actualizado a las 02:00 h.

El actor de sólida reputación teatral Manuel Tejada lleva ya varios meses viviendo como un rey. Para más datos, como el Enrique II de Un león en invierno , la obra de James Goldman estrenada en Broadway en 1967 y que, un año más tarde, en 1968, alcanzaría fama mundial gracias a su adaptación al cine.

La historia que le valió una nominación a los Oscar a Peter O'Toole y su tercera estatuilla a Katherine Hepburn ha revivido este año en los escenarios españoles de la mano de la compañía de Juan Carlos Pérez de la Fuente. El director teatral -que hace ya cuatro años inició una nueva etapa con su propia compañía tras dejar el Centro Dramático Nacional-, recupera el clásico de Goldman para volver a hablar sobre la desmesura del poder y la corrupción humana.

Tomando el testigo de O'Toole, Tejada se mete en la piel de un monarca ya envejecido que se enfrenta al reto de elegir al mejor candidato para sucederle en el trono de Inglaterra.

La historia se puede resumir rápidamente de esta manera: corre el año 1183 y Enrique II reúne a toda su familia en el castillo de Chinon, en Francia, para pasar las Navidades. Allí le acompañan su esposa, la inteligente Leonor de Aquitania -a la que mantiene prisionera desde hace varios años- y sus hijos Ricardo, Godofredo y Juan. De la elección de Enrique dependerá el equilibrio de fuerzas entre Inglaterra y Francia. Y, en ese delicado momento, las ansias de poder y la desmedida ambición de unos y otros provoca que aflore lo peorcito de la condición humana: conspiraciones, celos, traiciones, maldad... «Lo que más me interesaba era mostrar que el ser humano es capaz de cualquier cosa por alcanzar el poder», aseguró Pérez de la Fuente en el estreno de la obra en Madrid, donde recogió importantes elogios.

Trabajos soberbios

Para la crítica, el trabajo de Manuel Tejada -al que mucho recordarán por sus papeles en películas como La Comunidad o o Tiovivo y en series como Verano Azul (en la que hacía de Agustín, el padre de Tito y Bea)- no sólo resulta soberbio, sino que es la «piedra angular» en torno a la cual gira toda la función. Sobre el escenario, transformada ya en Leonor de Aquitania, se encarga de arroparlo una estupenda Alicia Sánchez. Al final, un mano a mano entre dos grandes de la escena.

Para no perdérsela.