La ciudad sirvió de horizonte para lo más brillante de las culturas hispánicas

R. Loureiro

FERROL

Los mejores creadores españoles recogieron los premios nacionales

30 mar 2008 . Actualizado a las 03:00 h.

Ferrol sirvió ayer de horizonte a lo más brillante de cuanto han dado de si, a lo largo del pasado año, las culturas hispánicas. Entre ellas, naturalmente, la gallega. Por decisión expresa de César Antonio Molina, muy unido a Ferrolterra desde su infancia, el teatro Jofre acogió ayer la entrega de los premios nacionales del Ministerio de Cultura. Unos galardones que se entregaron, en presencia del propio ministro, en un acto que congregó, entre otras autoridades, al presidente de la Xunta, al delegado del Gobierno en Galicia, a la presidenta del Parlamento, al alcalde de Ferrol (que además fue el encargado, al pronunciar el primer discurso de la ceremonia oficial, de dar la bienvenida al Jofre a todos los presentes) y a la conselleira de Cultura.

Entre quienes ayer recogieron un galardón se encontraba el gallego Manuel Vilariño, premio nacional de Fotografía, que residió en Ferrol durante los años en los que ejerció la docencia en el instituto Concepción Arenal. Y también el dramaturgo Rubén Ruibal, muy querido, desde siempre, por el público ferrolano. Quien no pudo estar, finalmente, fue Ana María Matute, que apenas un par de días antes expresa su deseo de acudir a Ferrol para recoger el premio nacional de las Letras Españolas, pero cuyo estado de salud le impidió finalmente viajar. Estuvo representándola, eso sí, su hijo, Juan Pablo Goicoechea Matute, que leyó unas palabras escritas por su madre. Las mismas palabras que la escritora pensaba pronunciar en el Jofre... y que al final no pudo decir: «No soy otra cosa que mis libros», leyó, prestándole la voz a su madre, el hijo de la autor de Olvidado rey Gudú .

Pero el acto en el que el Ministerio de Cultura entregó en la tarde-noche de ayer sus premios nacionales, no fue el único que acogió el Jofre, que por la mañana había albergado -ya se contó- el homenaje a las Pepitas y a los rondallistas y la renovación del hermanamiento que une a las dos capitales de la diócesis, Ferrol y Mondoñedo. Dos ciudades, por cierto, que ayer, durante toda la jornada, reivindicaron insistentemente el legado de dos escritores, Gonzalo Torrente Ballester y Álvaro Cunqueiro. Autores, ambos, el ferrolano y el mindoniense, a los que el propio César Antonio Molina estuvo muy unido desde su juventud, y en cuya obra -especialmente en la presencia de ambos en la prensa- es el ministro de Cultura, además, uno de los mayores expertos.