En el municipio de Ferrol perduran fosas comunes de asesinados durante la Guerra Civil, aunque en la mayoría de los casos sus familiares han decidido que permanezcan. Las matanzas y ejecuciones sumarias que siguieron a la toma de la ciudad por los alzados se llevaban a cabo en la Punta del Martillo, en el interior del Arsenal Militar; en la tapia del cementerio de Canido, entonces el principal camposanto de la ciudad; en el castillo de San Felipe, y en otros cementerios de la comarca, como el de O Val, donde fue masacrada parte de la tripulación republicana del acorazado España . En Canido, donde desapareció el cementerio y en cuyo solar se levantó el instituto del barrio, perdura una fosa en la que se cree se encuentran los restos del alcalde republicano Jaime Quintanilla. Cuando se procedió al cierre del camposanto, en los años 60 del pasado siglo, los familiares podían retirar las cenizas de sus allegados, pero se carecía de los adelantos de hoy en día, como el ADN, por lo que muchos esqueletos permanecen allí. Lo mismo ocurre en Serantes, en cuya fosa fueron enterrados más de un centenar de cadáveres. Se conocen los nombres de más de la mitad, pero otros siguen sin identificar. La fosa está en el centro del cementerio.