Un rape inédito con récord de peso

FERROL

El caladero de A Selva, a ochenta millas de la costa del Ortegal, esconde bajo sus profundidades de más de 500 metros, especies poco habituales para el ojo humano

12 mar 2009 . Actualizado a las 12:20 h.

El rape capturado esta semana en el caladero de A Selva, a ochenta millas de la costa del Ortegal, lleva trazas de convertirse en el ejemplar de esta especie más grande, al menos, de la costa norte española. Ni los pescadores, ni los trabajadores de la lonja ni los científicos de la Casa de los Peces recuerdan un animal de tales dimensiones en los últimos años.

Este macrorrape, que llegó al puerto de Cedeira a bordo del rasquero Nuevo Richard, pesó 70 kilos en total y 53 kilos en la subasta, una vez le quitaron las tripas. Solo se le asemeja en cifras otro ejemplar capturado en Santoña (Cantabria) por el barco Salvador Padre, que midió 1,69 metros de largo y pesó 45 kilos.

En ambos casos, el precio que se pagó por ellos no fue proporcional a las dimensiones de los animales. El coste medio habitual del rape se sitúa en los siete euros por kilo. Sin embargo, por el cedeirés solo se pagó dos euros y por el cántabro 3,39 kilos.

La razón que explica la depreciación de tales ejemplares tiene que ver con la edad. Antonio Pérez Cribeiro, biólogo de la Casa de los Peces, comenta que para alcanzar estas dimensiones el rape tiene que llevar vividos muchos años. Su longevidad implica que «dedica parte de la energía a la producción de gónadas y empieza a perder musculatura». De esta forma, la carne pierde calidad.

El lugar donde fue encontrado este macrorrape, el caladero de A Selva, en el borde de la plataforma continental, con más de 500 metros de profundidad, se caracteriza, explica Pérez Cribeiro, por un fondo irregular, «un sitio impresionante en el que de vez en cuando salen cosas poco habituales para el ojo humano».

Antonio López, patrón del Nuevo Richard, recuerda que hace unos tres o cuatro años entre los aparejos de pesca se topó con otro rape gigante, que pesó unos cuarenta kilos.

Muchos de estos ejemplares, impresionantes a la vista, son adquiridos por grandes superficies comerciales para ser exhibidos, ya que la calidad de la carne no es tan buena como para destinarlo al consumo.