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El futuro hotel del monasterio de Monfero permitirá las visitas turísticas

R.?P.?P. / A.?D.?L.

FERROL

01 abr 2009 . Actualizado a las 12:26 h.

La rehabilitación del monasterio de Monfero y su conversión en hotel de lujo y centro termal respetará su condición de monumento con un recorrido interno público independiente de la zona reservada para los clientes del establecimiento hotelero. Enrique Blanco, arquitecto responsable del proyecto de rehabilitación del cenobio, junto a su compañera de estudio Patricia Sabín, lo confirmaba ayer en el espacio Voces de Ferrol de Radio Voz. Su proyecto garantiza que al menos los tres claustros del recinto eclesiástico serán de acceso público. El procesional, aquel que los monjes del Císter empleaban en su día para reflexionar y también como camino de entrada a la iglesia, mantendrá su acceso por el templo, que permitirá subir hasta la primera planta y obtener una vista privilegiada del interior del complejo. También se podrá recorrer el claustro de la hospedería, donde se recibía a los visitantes, y el de dormitorios. Este es el que peor estado de conservación presenta, totalmente colonizados por la vegetación y en el que podría dar mayores sorpresas.

Sobre él se encuentra la zona del scriptorium, la sala donde los monjes copiaban y estudiaban escritos, códices y libros, una sala tapiada hace años y de la que realmente se desconoce qué puede ocultar en su interior. Más sorpresas, aunque quizá más desagradables, podrían encontrarse en este claustro, en el que se cree que podía producirse el enterramiento de los monjes fallecidos. «Vamos a redescubrir el edificio conforme van avanzando los trabajos», aseguró el arquitecto, vecino del municipio de Miño que recuerda el monasterio desde su infancia.

Mantener el romanticismo

Historias no faltan en un monasterio que remonta sus orígenes al siglo X, aunque reconstruido doscientos años más tarde tras ser objeto de los ataques de las invasiones normandas. El arquitecto no quiere que con las obras desaparezca esa «idea romántica de ruina, de lugar inacabado», que cree que también hace atractivo este espacio.

Pero por el momento, lo que sí debe desaparecer es la vegetación que con el abandono y el paso del tiempo se ha incrustado en los deteriorados muros del cenobio. La primera fase de los trabajos, iniciados hace unas semanas y que ejecuta la empresa Teconsa, consistirá en la consolidación de los muros y la eliminación de la vegetación, una tarea más complicada de lo que parece. «Aquello es un organismo vivo», bromea Enrique Blanco. Por ello, el primer paso es secar las plantas que nacen y trepan de las seculares piedras. Se minimizará así el riesgo de que con su retirada se venga abajo alguna de las piezas. Especialmente delicado es el estado de la bóveda del refectorio, un elemento singular de gran valor que los arquitectos estudian cómo colocar las cimbras para desarmarla y volver a colocarla después. Está previsto que la primera fase culmine hacia el mes de junio.

Por delante quedará la segunda, la que convertirá el monasterio en un complejo de lujo, y que tiene un horizonte más amplio: según las últimas previsiones, 2011 con suerte, pero probablemente 2012. El tiempo corre en contra y Monfero aguarda a que la Xunta contrate esas obras. «La mejor manera de conservar el monasterio es dándole un uso», dijo Enrique Blanco.