Ana Aneiros es novata en el gremio comercial instalado en el entorno de la plaza de España. Ha vivido buena parte del proceso de obras desde la barrera, pero los dos años que lleva con su tienda de estética T-Cuida han sido suficientes para ver caer otros establecimientos. Contempla un día tras otro como en la plaza «no se mueve nada». Y lo más que llega a presenciar es que «un día llega un obrero y al día siguiente no hay nadie».
Sentencia que «son siete años ya con la misma dinámica». Y sentencia que «esto, si fuera en otra ciudad no pasaba», sentencia Aneiros, que también asume su parte de culpa en que «tenemos lo que nos merecemos» por no levantar su voz para protestar.
También recuerda el último episodio, el vallado de anteayer. «Tuvimos que salir a decirles que nos tenían que dejar algún lugar para entrar en el párking» porque, al parecer, el objetivo era el de cerrar toda la plaza.