Luis Eduardo Aute se presentó ayer con un «boas noites» a los más de seiscientos espectadores que ocuparon buena parte de las butacas del Pazo da Cultura. Y él mismo se fustigó después con un «juro que la próxima vez aprenderé más gallego». Y es que el cantautor madrileño (en realidad, nacido en Manila allá por el año 1943) no deja ver sus canas muy a menudo por la zona. La última vez que pisó la comarca fue en las fiestas de verano de Ferrol en el 2001, y vaya si convenció.
Con los años y demasiados conciertos a sus espaldas, tampoco recordaba si había estado antes en Narón. Pero no engañó a su público: «Si estuve alguna vez -dijo-, debió de ser hace cuatro o cinco siglos».
Y es que Aute peina canas, sí, pero a pesar de apelar a la melancolía de muchas generaciones con temas que para los jóvenes acumulan moho, ayer demostró que su trayectoria musical sigue siendo una fruta madura a la que aún no le ha llegado la fecha de caducidad.
Se encargaron de recordárselo los aplausos del respetable, que agradeció la templanza de una voz que aún da las horas como un antiguo reloj suizo.
El artista salió juguetón al escenario, con la «alevosía» de su tema Invisible. Sobre un fondo negro, destacaban tres columnas de luz para iluminar a sus músicos, que hicieron dos cortos ensayos antes de encontrar el sonido adecuado para el Pazo da Cultura. Su voz, como en off, acompañaba los acordes desde algún lugar perdido entre los más de mil metros cuadrados del escenario naronés. Al final, dio la cara para los últimos compases antes de esconderse nuevamente tras el guitarrista.
Como si le fuera la vida en ello, arrancó con la primera canción de su último disco, el recopilatorio Autorretratos Volumen 3, publicado en el 2008. Entonces se contempló el gusto escénico de combinar la técnica luminosa con el humo pero sin grandes fastos, con simplicidad, como sus letras. Y en el conjunto, se le perdonaban alguna que otra nota enlatada para completar el trabajo de los tres músicos que le acompañaron.
Salió al escenario con fuerza y avisó de que entre sus tres últimos recopilatorios «son cien canciones y no pienso cantarlas todas; pero sí 68 o 69». Esta última, una cantidad reservada por «si se portan bien». Aute arrancó sonrisas y De paso, continuó con el recital hasta cerrar el Pazo da Cultura.