Razones privadas me hicieron testigo de la aventura del grupo de niños de Narón que quedaron atrapados en Dublín con la crisis aérea del volcán islandés. En estos tiempos en que los padres nos ponemos impertinentes con los profesores, uno se sorprende gratamente al ver la actuación impecable, como la de aquellos maestros republicanos de los que hablan los viejos, de la directora del colegio público de O Feal. Lo mismo, las dos profesoras que estuvieron a cargo de la expedición. Día y noche preocupadas por el asunto, información puntual a las familias, sin grandes alardes. Lo justo para que no cundiese el pánico y un interés sin alardes que me hizo comprender por qué, siendo un centro que escolariza a gitanos, no salta a la luz por esas noticias (generalmente negativas) que suelen surgir. Con docente así, por eso no hay conflictos. No fue lo mismo con el sector político. Porque resulta chocante que a una reunión del colegio y los padres se sume toda una troupé de cargos, comenzando por un puesto parecido a aquel jefe político de territorio que existía en el XIX. ¿No es suficiente con que el/la inspector/a de zona, a lo sumo el delegado, acompañen a la directora en el encuentro? Por supuesto, sí el alcalde. Además, los de la troupé aparecieron cuando el trabajo estaba hecho (por las tres profesoras) y solo quedaba encargar a una agencia de viajes el periplo de regreso. Es decir, pagar y que trabajasen otros. Tal interés repentino por la escuela, de ser sincero, quedaría demostrado ocupándose más de los comedores, de los profesores de apoyo, del estado de los centros... o de la alarmante falta de plazas en las escuelas infantiles que nos colocan en el siglo XIX. Ayer leíamos en estas mismas páginas la situación que vivirán pronto muchas familias ferrolanas sin plaza. Si cumpliesen con todo ello, tendrían la misma autoridad moral que las tres profesoras. La inversión pública en educación es a largo plazo (Mayor Zaragoza), por eso, quizás, no es rentable políticamente.