«Sueños de paz» en un navío tan alto como la torre de Hércules

B. Antón FERROL/LA VOZ.

FERROL

Carme Chacón puso la nota emotiva a un acto marcado por la solemnidad

01 oct 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Por el altavoz se anunció la llegada de Su Majestad justo a las diez de la mañana, pero media hora antes, en el dique número 5 del Arsenal, todo el mundo estaba ya en su puesto. La dotación del barco y las unidades de honor, perfectamente formadas a los pies del Juan Carlos I . Los periodistas, fotógrafos y cámaras, a un lado. Y los políticos, autoridades y familiares, en dos tribunas situadas justo enfrente del navío.

Hacía fresco a esa hora en el Arsenal -donde el día amaneció envuelto en niebla-, pero la voz del locutor se encargó de aligerar la espera aportando algunos detalles del buque. Contó, por ejemplo, que el Juan Carlos I es el séptimo barco de la Armada española que lleva el nombre de un monarca. Y detalló, también, cuáles fueron los seis que le precedieron. El primero fue el Real Felipe , botado en Guarnizo en 1732, y tras él, otros cinco navíos con nombre real surcaron los mares: el Real Carlos , el Fernando VII , el Isabel II , el crucero Alfonso XII y el acorazado Alfonso XIII .

La misma voz también aportó algunos detalles del diseño y funciones del buque, pero, justo cuando la gente empezaba a impacientarse, las cornetas comenzaron a sonar para anunciar la llegada de las autoridades. Tras el alcalde de Ferrol, Vicente Irisarri, fueron desembarcando de los coches oficiales la presidenta del Parlamento gallego, Pilar Rojo; la ministra de Defensa, Carme Chacón; el presidente de la Xunta; Núñez Feijoo; y, por fin, pocos minutos después de las diez y ataviado con el uniforme de capitán general de la Armada, el rey don Juan Carlos, que fue recibido por más de veinte salvas y la música del himno nacional.

A partir de ese momento, el acto siguió al dictado un guión protocolario que se escenificó en unos treinta minutos, mientras en las tribunas no dejaban de dispararse los flashes. Después de que el Rey pasase revista, el capitán de navío Pérez Olivares inspeccionó el buque, y una vez hecho esto, el almirante del Arsenal, Santiago Bolívar, y el director de Navantia, Esteban García Vilasánchez, firmaron la entrega del buque en presencia del general interventor de la Armada.

Recordando a Conrad

Después le llegó el turno a Carme Chacón, quien resaltó la grandiosidad del barco al comparar su altura con la de la torre de Hércules y recurrió a una célebre cita de Joseph Conrad para poner la nota emotiva del acto. La ministra de Defensa recordó que el novelista británico escribió que «el mar siempre es cómplice de nuestras inquietudes», y agregó que, en el Juan Carlos I , a partir de ahora, «muchos hombres y mujeres serán cómplices de los sueños de paz de cada español».

Tras sus palabras, don Juan Carlos entregó la bandera al comandante del buque, Cristóbal González-Aller, quien tomó posesión del mando jurando lealtad al Rey y a la Constitución. Poco después, a las diez y media de la mañana, justo cuando los primeros rayos de sol empezaron a asomar entre la espesa niebla, el acto llegó a su fin con el izado de la bandera de España a lo alto del navío.

Poco después, ya sobre la cubierta del barco, la rigidez del protocolo se desinfló. Allí se pudo ver a don Juan Carlos repartiendo abrazos a viejos conocidos, posando para la cámara (con y sin gorra) junto a la tripulación y compartiendo sonoras carcajadas con Carme Chacón.