Las obras en las carreteras de Catabois y Castilla obligan a la autorregulación del tráfico en vías con una alta densidad
31 ene 2011 . Actualizado a las 12:51 h.Las principales arterias circulatorias de acceso a Ferrol funcionan desde hace meses sin semáforos. Las obras en las carreteras de Castilla y Catabois han anulado la práctica totalidad de la regulación semafórica en dos vías con una alta densidad de tráfico por las que, según los últimos datos oficiales del Concello, transitan unos 17.000 vehículos diarios. Con el inicio de los trabajos, en diciembre del 2009 en la primera de las vías y en enero del pasado año, en la segunda, el apagado de las luces ha sido progresivo. Desde el puente de las Cabras hasta O Inferniño los ocho conjuntos de semáforos que controlan las intersecciones con las calles perpendiculares han dejado de existir. Algunos, literalmente, ya que solo sobrevive el báculo desde el que hasta el inicio de las obras pendía el trío luminoso.
El cruce de la carretera de Catabois con Virxe da Cabeza y la carretera de Joane es especialmente significativo. Ninguno de los cuatro grupos de semáforos funciona, pese a la proximidad de un centro escolar, el Juan de Lángara, del núcleo urbano y de ser la vía de escape a zonas periféricas como A Malata o Serantes. A la altura de Porta de Neira un semáforo funciona con normalidad, pero un poco más adelante, los dos enfrentados existentes se encuentran permanentemente en ámbar.
La situación no preocupa al concejal de Tráfico, Gerardo López Castrillón. Explica que conforme avanza la obra hay que soterrar canalizaciones nuevas y se eliminan los semáforos para instalarlos de nuevo, tras la urbanización de la vía, o se apagan.
El Concello niega problemas
«De momento, no está funcionando nada mal», declara. Argumenta que «en zona de obras hay mucho menos tráfico de lo normal» y que eso contribuye a que no se registren especiales incidencias. Además, recuerda que cuando la regulación por semáforos falla, existen normas de tráfico, como la restante señalización vertical y las marcas viales sobre el asfalto, que los conductores deben observar. Y que, según sus datos, así lo hacen.
Aunque sigue habiendo embotellamientos en hora punta, fuentes policiales negaron que se produjesen incidentes de importancia a causa de las obras y sus efectos colaterales. «Incluso con semáforos había atascos a primera hora. Ahora solo los hay en situaciones puntuales», asegura López Castrillón.
Desde el pasado lunes, son los obreros de la empresa Bascuas los que se encargan de canalizar el flujo de tráfico en la intersección con la carretera de Santa Marina. El tramo está siendo invadido por las máquinas excavadoras para la introducción de las redes de saneamiento y abastecimiento. Pero hasta tres operarios de forma simultánea, señales en mano, evitan el caos en el acceso y salida al casco histórico de la ciudad.
La situación se prolongará al menos durante alrededor de un año, el tiempo que resta para que se cumpla el plazo de ejecución de las obras en ambas vías: la de reposición de redes básicas, que ejecuta el Concello con cargo al Plan E, y las de reurbanización de estas carreteras, que competen a la Xunta. En total, se invierten en estas unos 7,5 millones de euros.