Quedamos a pré

Guillermo Ferrández

FERROL

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11 abr 2011 . Actualizado a las 19:31 h.

Es esta una expresión difícil. Quizás de las expresiones más ferrolanas que tenemos y sin embargo cuesta encontrar su origen o al menos razonar sobre ella dándole un poco de coherencia al discurso. Si les digo la verdad, no aparece en El Ferrolano porque no sabía de dónde venía y apenas tenía nada que decir de ella, tan solo que se decía muchísimo en Ferrol para significar que no nos debíamos nada. Estábamos a pré o quedábamos a pré, esa era la forma de presentarse, siempre con esos verbos. Lo mismo valía para el dinero, que para los bolinches, que para las palizas, que para los insultos, el caso era siempre quedar a pré.

Le debo a José M. Otero López el que me volviera a interesar por esta expresión y ahora, creo que con mejor suerte, ya que ha sucedido algo muy importante entre la publicación de la primera edición de mi libro El Ferrolano allá por el 2002 y este 2011, y es ni más ni menos que la proliferación y masificación de Internet. Así es, y buscando y buscando encontré en el María Moliner la siguiente expresión: prest del francés prêt, que significaba préstamo.

En España, pre: paga que se daba diariamente a los soldados. Y en Internet encontré la siguiente carta de Cosme Damián Churruca a su hermano poco antes de entrar en combate en Trafalgar. «Querido hermano: desde que salimos de Ferrol no pagan a nadie, ni aun las asignaciones, a pesar de estar declaradas en la clase de prest del soldado, de manera que se les debe ya cuatro meses y no tienen manera de ver un real en mucho tiempo?».

La carta termina con la famosa frase de Churruca: «Si llegas a saber que mi navío ha sido hecho prisionero di que he muerto». Pero aquí nos interesa resaltar cómo nuestra expresión «quedar a pré» tiene su origen en liquidar la paga de los soldados o marinos que en aquel tiempo estaban sometidos a continuos retrasos derivados de la falta de dinero de la corona. Ignoro si esta expresión se dice en Cádiz o Cartagena, ciudades que participaron como la nuestra de la locura borbónica y de la fiebre del oro de la construcción naval.

Otra palabra rescatada del olvido, muy agradecido a Otero López y os animo a seguir colaborando. Muchas gracias.